La vida cotidiana en la Edad Media
Por María Esther Vázquez
El estudio de la Edad Media puede ser apasionante, casi obsesivo, para algunos expertos en la materia, sobre todo al advertir ciertas similitudes con el tempestuoso y crítico siglo XX y con el XXI que se inicia tan violento o más que el anterior y en el cual la inseguridad, el azar, los augures paganos y la globalización avasallan la intimidad y lo intrínsecamente humano. La ventaja de la Edad Media es haber desembocado en el Renacimiento.
Una fervorosa de la Edad Media es la historiadora santafecina Nilda Guglielmi. Contratada o invitada hasta hoy por trece universidades europeas a dictar cursos sobre medievalismo, dirige el Programa de investigaciones sobre el tema en el Conicet. Fundó una revista afín, publicó más de 80 artículos y 12 libros acerca de su especialidad y está traducida al italiano, al francés y al japonés. En los ratos libres es miembro de diferentes Academias nacionales y extranjeras y, ahora, acaba de aparecer su último libro, Aproximación a la vida cotidiana en la Edad Media .
-En mi pasión por la época -afirma Nilda-, como dice el refrán: "De raza le viene al galgo ser rabilargo", pesaron mis orígenes y por eso trabajo sobre todo la Edad Media italiana, tan abundante, además, en testimonios. Estas gentes fueron excelentes narradores y personas de grandes pasiones, no siempre carnales sino también pasiones frías, como puede ser la del poder. Epoca muy parecida, es cierto, a la nuestra, de descubrimiento y de crisis en el sentido griego: detenerse en el camino y preguntarse cuál es la mejor senda de las que se ofrecen. A mí me gusta mostrar la vida cotidiana, lo íntimo, pero no de los grandes sino de los que vivieron una vida común y corriente.
-¿Qué nos diferencia radicalmente de estas gentes de 600, 700 años atrás?
-La higiene y el quirófano e, intelectualmente, la libertad de cada hombre de sí mismo que ya aparece al final de la Edad Media. En cuanto a los apetitos de poder, se negocian de otra manera pero yo me pregunto si las grandes compañías no funcionan como los grandes señores feudales.
-¿Cómo está organizado el libro?
-Primero hay una introducción para dar al lector lo que entiendo como los diferentes períodos de la Edad Media, porque son diez siglos que no se pueden abarcar como un bloque. Por ejemplo, el siglo XIII es el momento de gran luminosidad, aunque ahora se discute el asunto.
-Pero es el siglo en que nacen las universidades.
-¡Ah!, sin duda. Luego están los siglos anteriores, siglos de búsqueda, y los conflictivos XIV y XV. Yo estudio la sociedad, sobre todo la urbanaü la vida hacia el exterior, es decir, la cotidianidad del que se topa con las catedrales, y luego hacia lo interior; cómo debe resolver sus problemas familiares.
-¿Existen biografías, autobiografías?
-No. Hay memorialistas, como ciertos florentinos que trazan la historia de su casa y, al elogiar o denostar a algunos familiares, vemos cuál es su posición. Luego quedan cartas como las de Alessandra Macinghi Strozzi, donde habla de los problemas que le provoca el hecho de que todos los varones de la casa estén exiliados por su oposición con los Medici. También habla de sí misma, de cómo envejece, de que no puede leer sin lentes, de su relación con el nieto. En mi libro he intentado dar distintas visiones: cómo se hacía una catedral y se resolvían los problemas técnicos y económicos de un edificio que tardaba a lo mejor un siglo en alzarse; la higiene y el ornamento de las ciudades y el orgullo de mostrarlas; la posición del extranjero, del que venía de afuera; cómo eran los exilios; las características de confort y adorno de la habitación familiar en la ciudad y en el campo; las vestimentas según los gustos y las posibilidades económicas; las formas matrimoniales; la posición de las mujeres; la actitud de la gente ante la muerte...
-Además, das estampas de la vida de la comunidad estupendas como el día de mercado en la plaza. Allí pasa toda clase de gentes y compran, venden, juegan. ¿Nilda, qué te ha interesado trabajar más en tu libro?
-La situación de la familia y de la mujer, que dentro de la casa es una matriarca. El volumen termina con una frase de León Battista Alberti, que expresa este interés: "No sabe amar quien no ama a los suyos".
-Si pudieras vivir dos días en una fecha, en una familia y en un lugar precisos de la Edad Media ¿qué eligirías?
-Y bueno, para qué voy a andar con chiquitas: Florencia, siglo XIV, y el seno de una familia burguesa-comerciante cuyos miembros conocían idiomas, escribían muy bien y trabajaban mucho. Pero no más de dos días.