La venganza tardía de Vincent van Gogh
El pueblo donde se suicidó pide fondos para restaurar la iglesia y el cementerio
MADRID.- Vincent van Gogh buscó el norte para morir. Abandonó el sur de Francia y se estableció a 30 kilómetros de París, en un pequeño pueblo llamado Auvers-sur-Oise. Allí sufrió una fiebre creativa: 60 lienzos en 70 días. Hasta que se suicidó. Allí inmortalizó a sus gentes y sus esquinas; entre ellas, la iglesia del pueblo, hoy mundialmente conocida gracias a su pincel. El otoño pasado, una tormenta destruyó su techo y movió un pilar. La iglesia está en peligro y el pueblo ha lanzado un llamamiento para repararla. El templo le negó un funeral católico al suicida. Ahora, es el nombre de ese repudiado el que puede salvarla.
Una tormenta en octubre pasado dañó gravemente la iglesia. Con 600.000 euros se resolvería el problema, pero la alcaldesa, Isabelle Mézières, asegura que su pequeño municipio (6.800 habitantes) no dispone de tal suma. “Tenemos una responsabilidad financiera desmesurada. Por eso nos estamos dirigiendo al mundo entero”, explica.
Un año después de la tormenta el dinero no ha llegado todavía. Ni un peso de subvención oficial y una insuficiente respuesta ciudadana (13.100 euros) a la colecta pública abierta por la Fundación del Patrimonio. “No crea que es tan poco”, explican en este organismo.
La iglesia es un sencillo templo construido entre los siglos XII y XIII. La tormenta destruyó parte de la techumbre y movió peligrosamente uno de los pilares. Sigue abierta al público con zonas acotadas. La reparación es urgente, pero no es el único rincón del pueblo que hace aguas. El entorno de la iglesia necesita un repaso, el camino hasta el cementerio también y el propio camposanto, donde reposan los restos de Vincent van Gogh y su hermano Theo, sufre filtraciones y carece de seguridad alguna.La alcaldesa habla del triángulo de oro, compuesto por el albergue Ravoux, en cuya habitación número cinco, conservada tal cual, murió el pintor, la iglesia y el cementerio. Este último es el segundo más visitado de Francia, después del de Père-Lachaise, en París, según asegura Dominique Janssens, el presidente del Instituto Van Gogh,
El mes que viene empezará la campaña internacional. “Confiamos en el crowdfunding para conseguir los fondos”, explica Janssens. La lluvia sigue filtrándose desde el tejado de la iglesia de vez cuando. “Todo lo que viene del cielo es bueno”, ha dicho el párroco el pueblo, Pierre Machenaud, “pero esto…”.
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