La veda al visado de Trump deja a los artistas en el limbo
Desde el cineasta iraní Asghar Farhadi, que no asistirá a la entrega de los Oscar, hasta Shahpour Pouyan, que no se anima a salir de EE.UU., el arte queda en crisis, y los museos, paralizados
PARÍS.- El director iraní de El vendedor, nominada al Oscar como mejor película en idioma extranjero, no asistirá a la tradicional ceremonia de la Academia de fines de febrero. El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, conocido como "Met", teme que las exhibiciones, investigaciones arqueológicas y excavaciones que realiza en conjunto con instituciones de Medio Oriente deban ser canceladas o recortadas. Y el Programa de Teatro del Instituto Sundance tal vez deba achicar su intercambio con artistas de Medio Oriente y África del Norte. Mientras la orden ejecutiva del presidente Donald Trump destinada a impedir el ingreso de muchos extranjeros a los Estados Unidos sumía en la confusión a todo el sistema inmigratorio y a los aeropuertos en todo el mundo, los representantes e instituciones de la cultura calculaban los daños que las nuevas políticas le infligirán a la actividad artística.
"Los intercambios académicos y la colaboración a nivel internacional son cruciales para nuestro trabajo, y justo cuando el mundo necesita más, y no menos, intercambio y entendimiento mutuo, esos programas ahora están en riesgo", dice Thomas P. Campbell, director del Met.
La orden ejecutiva firmada por Trump el viernes veda el ingreso a Estados Unidos por un lapso de 90 días a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen. También suspende la entrada de todos los refugiados por 120 días y prohíbe de manera indefinida la de todos los refugiados sirios. Los artistas -y ciudadanos- de esos países que residen legalmente en Estados Unidos dicen que ya no osarán viajar al extranjero por temor a que al volver no los dejen reingresar al país.
El caso de más alto perfil es el de Asghar Farhadi, director de El vendedor, quien ya le adelantó a The New York Times que no asistirá a la ceremonia de los Oscar del 26 de febrero por más que le otorguen una visa especial. Hasta hace unos días, Farhadi tenía pensado asistir y aprovechar el efecto amplificador de la entrega de premios para alertar sobre una veda que consideraba "injusta". Pero por las nuevas restricciones anunciadas el viernes, el cineasta dijo: "Me resultan directamente inaceptables, por más que en mi caso hicieran una excepción", aseguró a través de un comunicado.
Farhadi, que ya ganó un Oscar a la mejor película en idioma extranjero en 2012 con La separación, también condenó "las injustas condiciones que se les imponen a mis compatriotas y los ciudadanos de otros seis países que intentan ingresar legalmente a Estados Unidos", y dijo que tiene la esperanza de que la actual situación "no profundice las divisiones entre los países".
Marcel Mettelsiefen, director de Watani, mi hogar, un documental nominado al Oscar, dice que la protagonista siria de su película, Hala Kamil, no podrá asistir a la entrega de premios porque tiene pasaporte sirio y pasaporte alemán de refugiada. Kamil es una visitante frecuente de Estados Unidos, donde incluso ha dado un discurso ante las Naciones Unidas sobre las penurias de los refugiados.
Philip Himberg, director artístico del Programa de Teatro del Instituto Sundance, teme que a causa de las nuevas restricciones deban cancelar un fructífero programa de intercambios con profesionales del teatro de Medio Oriente y África del Norte.
Los museos, al parecer, también sufrirán las consecuencias. Los curadores del Met dicen que el veto al ingreso de musulmanes puede interrumpir o acotar los préstamos de obras desde y hacia los países afectados, y que restringiría el viaje de colegas y artistas de Estados Unidos en áreas como educación, investigación, partenariados, talleres, conferencias y capacitación en general. También dicen que puede complicar sus anheladas investigaciones y excavaciones arqueológicas en sociedad con Irak e Irán, y un proyecto de publicación conjunta con Irán sobre Nishapur.
La movida de Trump es "particularmente irónica, si consideramos que la formulación más temprana de la historia de algo parecido al concepto actual de hábeas corpus aparece expresada en el Código de Hammurabi, un antiguo monumento iraquí sobre la justicia emplazado públicamente para que todos los ciudadanos pudieran conocer sus derechos", dice Kim Benzel, curadora a cargo del Departamento de Arte del Antiguo Cercano Oriente del Met. "Ése fue uno de los grandes aportes de Irak al mundo, y en este caso específico, a la democracia misma", agrega la curadora. "¿Cómo pudo arruinarse todo tanto?"
Una vocera del Museo del Condado de Los Ángeles dijo: "Todavía no tenemos idea de cómo nos afectará todo esto, pero tenemos programada al menos una importante muestra de arte mayormente iraní que podría verse dificultada por las restricciones a los viajes de trabajo e investigación con autores y artistas, como también podría haber problemas con los préstamos de obras procedentes de colecciones en Irán".
La orden del presidente Trump ya ha complicado la producción de Hamlet en el teatro sin fines de lucro Waterwell, de Nueva York. Uno de los actores, Mohammad Aghebatian, ciudadano iraní que estudió en Yale, está actualmente en Irán y no sabe si lo dejarán reingresar a Estados Unidos. "Esto es completa y flagrantemente no norteamericano", dijo Arian Moayed, actor, director artístico y fundador del Waterwell. "Mohammad no sabe qué hacer, y nosotros estamos tratando de conseguirle un abogado." Para colmo, a los abogados les cuesta entender el alcance de la medida de Trump. "Hay mucho librado a la interpretación", dice Jonathan Ginsburg, abogado de inmigración de Virginia especializado en visas para artistas y músicos. Ginsburg dice que el lenguaje de la orden presidencial "parece prohibir por 90 días el ingreso de ciudadanos de siete países, por más que hayan solicitado y recibido una visa de Estados Unidos".
Muchos artistas de los países afectados que residen legalmente en Estados Unidos dicen que por el momento no viajarán al exterior por miedo a que no se les permita reingresar. Shahpour Pouyan, un artista iraní que tiene permiso de residencia, vive en Nueva York y cuya obra está expuesta en el Met, dice que ahora no podrá asistir ni a una muestra colectiva programada en Toronto ni a su muestra individual en París en marzo. "Estoy varado acá. No puedo abandonar el país, y como artista eso implica que no puedo hacer muestras ni presentar mi obra a nivel internacional", relata Pouyan. "Esto es un desastre."
Una barrera cultural
Shahpour Pouyan
Artista
Sus obras se exhiben en el Met de Nueva York y no sabe si podrá asistir a una muestra colectiva en París
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