La utopía posible
El Museo de Bellas Artes de Houston suma a su programa curatorial el arte latinoamericano con una mirada estratégica
Desde mediados del mes pasado, y hasta el 12 de septiembre, en el Museo de Bellas Artes de Houston,se exhibe una extensa muestra de más de 200 obras de arte latinoamericano. Utopías invertidas, tal el título de la exposición, constituye el mayor esfuerzo de la institución desde que creara en su estructura el Centro Internacional de las Artes de las Américas (ICAA) y su posición de Curador de Arte Latinoamericano.
Independientemente del esfuerzo curatorial, realizado por Mari Carmen Ramírez y Héctor Olea, y de la calidad de las piezas e innumerables documentos reunidos, creo que lo más importante es mirar este hecho desde una perspectiva estratégica.
Es una excelente noticia que el Museo de Bellas Artes de Houston, reconocido como el caso más exitoso de crecimiento institucional museológico de los Estados Unidos, de la mano de su director, Peter C. Marzio, haya decidido posicionar al arte latinoamericano, insertarlo dentro del circuito del arte internacional y hacer de esto uno de los ejes estratégicos diferenciadores en la agenda del museo.
En este sentido, resulta oportuno recordar que en el momento de su fundación, en las primeras décadas del siglo XX, el MoMA de Nueva York incluía el arte latinoamericano en su programa curatorial, y este departamento estaba integrado al arte norteamericano y al europeo. No obstante, en la posguerra el arte latinoamericano quedó en el olvido, y con el tiempo prácticamente desapareció del circuito internacional antes mencionado.
Creo que estamos en presencia de un nuevo esfuerzo, sincero, inteligente, orgánico y de largo plazo, como el que corresponde a toda institución seria. La visión que orienta el programa del Museo de Bellas Artes de Houston es integral y consiste en actuar sobre distintos ángulos simultáneos:
a) Ser centro un de investigación y de opinión, y, al mismo tiempo, red de conexión para permitir el estudio del arte latinoamericano, haciendo accesible material de instrucción en inglés, que hoy es muy insuficiente en las universidades y en otras instituciones afines en los Estados Unidos.
b) Contar con un programa de adquisiciones sistemático, para formar una colección de arte latinoamericano de envergadura mundial, y que la misma sea parte de la exhibición permanente.
c) Ser originador de proyectos y, al mismo tiempo, partícipes de la articulación con otras instituciones con el objeto de exhibir y difundir el arte latinoamericano. Es significativo para nosotros saber que el Malba de Buenos Aires es una de las tres instituciones latinoamericanas escogidas para realizar proyectos conjuntos. Al mismo tiempo, resulta llamativo y muy reconfortante ver la amplia representación del arte argentino, como también la cantidad de artistas, de coleccionistas y curadores que concurrieron a los actos de apertura y al simposio de notables críticos de arte internacional y especialistas latinoamericanos.
Finalmente, siento que aquella utopía de pertenencia y reconocimiento puede comenzar a ser una realidad.
(El autor es fundador del Malba.)
Estrategia continental
Utopías invertidas agudiza la visión de Mari Carmen Ramírez en la muestra curada para el Reina Sofía un par de años atrás. La exposición de Houston saca ventaja de aquella, además de contar con el marco soberbio del edificio de Mies. La presencia argentina está en deuda con las colecciones Grüneisen, Helft, Costantini, Herlitzka, Mamba y otras, que prestaron las obras.