La unión hizo la fuerza en la Feria del Libro
Se multiplicaron en Buenos Aires durante los últimos diez años y, siguiendo el ejemplo de Los Siete Logos, que desde 2013 agrupa en un mismo stand a Beatriz Viterbo, Adriana Hidalgo, Caja Negra, Entropía, Eterna Cadencia, Katz y Mardulce, en esta edición debutaron Los Sólidos Platónicos
Agruparse para ganar fuerza: ésa es la premisa que, en la última Feria del Libro , reunió a varias de las editoriales medianas y pequeñas que se han multiplicado en Buenos Aires. Tal vez el ejemplo más elocuente sea el de Los Siete Logos, stand revelación 2013, que este año apostó a repetir la experiencia. Lo conforman Caja Negra, Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Beatriz Viterbo, Katz, Mardulce y Entropía. Un popurrí con algunas de las propuestas más innovadoras en lo que hace al terreno literario local. Caja Negra, por ejemplo, nació en 2006 con la publicación de El arte y la muerte, de Antonin Artaud; Nietszche, filósofo dionisíaco, de Ezequiel Martínez Estrada, y Acéphale, libro que compilaba los cinco números de una revista dirigida por Georges Bataille. El crecimiento más importante, sin embargo, se dio en los últimos dos años. Tanto, que hace sólo semanas se hicieron acreedores del premio "Editores del año", elegido por el jurado más incuestionable en termómetros de lectura: los libreros. Palabra desorden, de Arnaldo Antunes; Black Music, de LeRoi Jones, y El contexto de un jardín, de Alexander Kluge, son los últimos títulos editados. "Logramos establecer una frecuencia de novedades y reediciones mensuales más constante que la de los primeros años. Fuimos afianzando y expandiendo ese círculo de lectores: al multiplicar nuestro catálogo, la propuesta editorial de Caja Negra va sumando una mayor cantidad de temas y de registros, va expandiendo su alcance", explica Ezequiel Fanego, uno de sus creadores. En cuanto a la decisión de asociarse con otros colegas, Fanego asegura que tiene que ver con las instancias de diálogo y solidaridad, "muy comunes entre cierto tipo de editoriales". Así, en ese contexto de intercambio, surgió la idea de participar juntos "como un modo de absorber entre todos los costos y al mismo tiempo conformar una propuesta lo más rica y alternativa posible". Algo parecido sostiene Leonora Djament, al frente de Eterna Cadencia, una editorial que, desde su nacimiento en 2008, apuntó a un crecimiento lento y sostenido a partir de la publicación de literatura, poesía y ensayos. El mes pasado sacaron al mercado La descomposición, de Hernán Ronsino, y Sobre Kafka, de Walter Benjamin. "Es más fácil, divertido y rentable agruparnos con otras editoriales –asegura Djament–. La Feria del Libro es un espacio muy grande y costoso, y la mejor alternativa fue elaborar una estrategia asociativa donde potenciamos nuestros catálogos." Damián Tabarovsky, de Mardulce, afirma: "Publicamos libros arriesgados, y a la vez, lo hacemos de una manera profesional: los libros están bien editados, bien distribuidos, con buena prensa. Exportamos a América Latina y España". ¿Sus últimos títulos? Inclúyanme afuera, de María Sonia Cristoff, y Letras hilvanadas. ¿Cómo se visten los personajes de la literatura argentina?, de Victoria Lescano.
Planes para el futuro
Tanto éxito tuvieron Los Siete Logos, que ya han compartido varias ferias en el interior del país durante 2013, fueron juntos a la Feria del Libro de Chile y tienen planes para Guadalajara. Pioneros de la movida, los mentores de Entropía, que acaba de cumplir su primera década, miran el pasado con fuerza reivindicatoria: "Nacimos en 2004, cuando aún eran muy notables las secuelas de la mayor crisis socioeconómica de la historia argentina. Un contexto complejo, que presentó dos características que alentaron la formación de nuevas editoriales. Por un lado, una fuerte restricción del mercado importador de libros como consecuencia de la devaluación del peso. Por otra parte, el clima social había derivado en una gran efervescencia en la producción textual –recuerda Sebastián Martínez Daniell–. En estos años surgieron Interzona, Eterna Cadencia, Bajo la Luna, Mansalva, Tamarisco, Adriana Hidalgo, Beatriz Viterbo, Caja Negra, Entropía y algunas más. Editoriales que venían a reflejar esa enorme producción literaria que estaba siendo ignorada o desperdiciada."
Diez años más tarde e inspiradas en varios de estos antecesores, jóvenes apuestas editoriales se unieron bajo el nombre Los Sólidos Platónicos para debutar en la Feria 2014: Fiordo, Aquilina, Letranómada, Libraria, Criatura Editora, Gourmet Musical y Wolkowicz. "El ejemplo de Los Siete Logos nos pareció inteligente e interesante, así que convocamos a algunas editoriales más con las que sentimos afinidades y también complementariedad, y nos tiramos a la pileta", cuenta Julia Ariza, de Fiordo, que editó su primer título en 2012 (El diván victoriano, de Marghanita Laski). Lo interesante es que esta acción trasciende el marco de la Feria: por un lado, ya encaran ventas al exterior en forma conjunta, por el otro, varios de los integrantes del colectivo se agruparon para promocionar sus catálogos en las librerías a lo largo del año. "Y es probable que aprovechemos esta nueva red para pensar nuevas actividades que nos permitan llegar a más librerías, ferias y lectores", agrega Julia.
En el efervescente campo de la literatura infantil, por otra parte, la idea se replica. Bajo el nombre de Tejemos Historias, varias editoriales especializadas en este género (Ojoreja, de Lúdico, Gerbera y La Bohemia) apostaron al objetivo de ganar fuerza y visibilidad en el mismo movimiento. "En una primera instancia, esto ha tenido que ver con la presencia en la Feria del Libro, pero al poco de andar descubrimos que cada quien podía compartir su experiencia y sumar no sólo en el particular de los demás sino también en el colectivo. Así apareció la necesidad de buscar un nombre y empezar a desarrollar una identidad común", plantea Valeria Sorín, editora, junto con Laura Demidovich, de La Bohemia, un proyecto de donde han salido títulos como Una siesta antes de comer, de Sandra Comino y Yael Frankel, Alacrana para armar, de Graciela Bialet e Istvansch, y El Jorobadito, de Roberto Arlt, ilustrado por Luis Scafati.
Ricardo Romero, de Aquilina (parte de Los Sólidos Platónicos), repasa el parate de dos años que tuvo su editorial, nacida en 2008, ("problemas de distribución", aduce) y se alegra de haber podido resurgir en el último año. "Las editoriales chicas tenemos las mismas ventajas (capacidad de riesgo y apuestas personales, ausencia de burocracia que encarece la producción de cada libro), pero también los mismos problemas: distribución, proyección, llegada a los lectores –sostiene–. Estar en la Feria es un salto hacia adelante en todos estos aspectos, y el hecho de reunirnos teniendo catálogos tan distintos nos permite que los lectores se crucen." La ventaja, coinciden todos, es que entre ellos no compiten. Más bien, se complementan.
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