La UBA pagará derechos por las fotocopias que usen sus alumnos
La institución acordó abonar una suma por estudiante y licencias por las máquinas
En un hecho que marca un hito en la en la defensa de los derechos de autor, la UBA firmó con el Centro de Administración de Derechos Reprográficos (Cadra), un convenio para reproducir obras protegidas con licencia otorgada por esa entidad, que nuclea a editores y escritores. Vale decir, que se regulará la emisión indiscriminada de fotocopias en todas las sedes académicas de la UBA, lo que ha constituido históricamente una ilegalidad.
El presidente y la vicepresidenta de Cadra, Carlos Pazos y Ana María Cabanellas -ex presidenta de la Unión Internacional de Editores- puso de relieve la relevancia de este convenio, que por tratarse de la UBA se convierte en un acuerdo rector para otras universidades y organismos de estudio que, hasta hoy, habían limitado similares acuerdos a que la UBA suscribiera el propio.
SDi es muy importante con las dificultades que tiene para nosotros controlar de algun modo la venta de footcopias en las distintas sedes academicas de la UBA
En un hecho que pone fin a una situación de ilegalidad, la Universidad de Buenos Aires (UBA) firmó con el Centro de Administración de Derechos Reprográficos (Cadra) un convenio para regular la reproducción de obras protegidas en todas las sedes académicas de la Universidad. Vale decir que el uso indiscriminado de fotocopias será finalmente ajustado al respeto de la ley de protección de derechos intelectuales, la 11.723.
El convenio establece que la UBA pagará a Cadra -que reúne a escritores y editores- $ 12,72 anuales por cada alumno de sus 300.000 inscriptos. Y, a su vez, los centros de estudiantes con personería jurídica que tengan máquinas fotocopiadoras pagarán también una licencia anual otorgada por Cadra, única entidad que en el país representa además los derechos de reproducción de obras de más de 20 países. El monto es de $ 1700 anuales por fotocopiadora.
Del convenio en adelante se fija un límite a las fotocopias. Sólo podrá reproducirse hasta el 20% de un libro, o un capítulo completo. Y en el caso de las revistas, un artículo completo con fines educativos.
No obstante, el acuerdo sellado por cuatro años con la UBA contempla que -dada la situación presupuestaria y financiera de la casa de estudios- el pago por alumno sea una suma simbólica, que la Universidad ya comenzó a pagar en mensualidades, y que alcanza los $ 300.000 por año. Para Cadra, representa un punto de partida que consolidará otros acuerdos.
En respeto de la ley
Entre las universidades a las que Cadra ya otorga licencias para reproducir obras protegidas se encuentran Di Tella, UCA, San Andrés, Austral y Abierta Interamericana, entre las privadas. De las públicas, firmaron también acuerdos las de Tres de Febrero, Quilmes, UTN, Lanús y La Plata, en tanto La Matanza y la Universidad del Centro tienen sus licencias en trámite.
Además, hay tres bibliotecas incluidas. Son las de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el Congreso de la Nación y la Legislatura porteña.
El presidente y la vicepresidenta de Cadra, Carlos Pazos y Ana María Cabanellas -ex presidenta de la Unión Internacional de Editores-, respectivamente, pusieron de relieve que las fotocopias de obras académicas están controladas en otros países: "España y México, que tienen una gran producción intelectual, son los que más presionan para que se proteja el derecho de sus autores".
Algunos de los socios escritores de Cadra son Marcos Aguinis, Atilio Alterini, Elsa Bornemann, Pablo De Santis, Mempo Giardinelli, Aldo Ferrer, Martín Kohan, Adriana Puiggrós y Beatriz Sarlo.
El acuerdo constituye un hecho histórico por varias razones: primero, porque el uso indiscriminado de fotocopias viola el derecho de autor, protegido por la ley 11.723. Luego, porque varias entidades y universidades han condicionado la firma de otros tantos convenios a que la UBA lo hiciera primero. Finalmente, porque la gestión de Cadra con la UBA había comenzado en las postrimerías de "la era Shuberoff" y concluyó en la gestión del actual rector, Rubén Hallú. Todas las negociaciones con Cadra que llegaron a buen puerto fueron encaminadas por el secretario general, Carlos Más Vélez.
Para Más Vélez, la próxima etapa será conseguir para los estudiantes universitarios libros de estudio de calidad y a más bajo costo. "Esa es nuestra función como universidad pública", señaló a LA NACION.
El acuerdo alcanzado contempla también una negociación de más largo plazo: el acceso al libro con fines educativos, que muchos estudiantes no pueden comprar por el elevado precio de tapa. Según la encuesta de Cadra -de hace cuatro años-, "la práctica de las fotocopias de libros es un fenómeno muy habitual en nuestro país, con efectos nocivos para la industria editorial, los autores y los libreros".
Los libros científicos, técnicos y médicos son los que más sufren. Con datos de esa encuesta, en 2004 nueve de cada diez universitarios estudiaban con fotocopias. La tendencia supera el 42% en Ciencias Sociales, Derecho y Ciencias de la Salud.
Freud y Klimovsky, entre los perjudicados
- Para comprender el impacto que la fotocopia tiene sobre el libro, basta un ejemplo. En 1973, un sello de libros jurídicos vendía en la Feria del Libro de Buenos Aires 10.000 ejemplares. En 2009, entre 800 y 1000. La ecuación es: más fotocopias, menos libros y más caros. Sigmund Freud, Gregorio Klimovsky, Mario Bunge, Néstor García Canclini, Beatriz Sarlo, Eliseo Verón, Guillermo O’Donnell, Karl Marx, Anthony Giddens, Michel Foucault y Gilles Lipovetsky integran la lista de autores más perjudicados por el fotocopiado ilegal de libros en el país, según un relevamiento de la Cámara Argentina del Libro.
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