La sombra de una duda
Con anterioridad a El adversario, soberbia narración basada en un caso real, el escritor francés publicó una ficción inspirada en aquellos hechos, en la que dominan el miedo y sus obsesiones
En las primeras páginas de Una semana en la nieve, un padre se opone a que su hijo viaje en micro con sus compañeros hasta el campamento de esquí organizado por el colegio. Su miedo a los riesgos de la ruta es más fuerte que el temor a que su hijo no se integre en el grupo, como le advierte la maestra. Al hombre, las ranuras psicológicas no parecen importarle pero en cambio tiene a su familia presa de pavor hacia las fatalidades: accidentes, secuestro y asesinato de niños, abusos, robo de órganos. Por la sombra que pende todo el tiempo como un potencial peligro, viven en estado de paranoia.
Así comienza esta novela de Emmanuel Carrère (París, 1957), publicada en francés en 1995 y que ahora llega en español. Escritor, guionista y realizador, Carrère es uno de los autores más respetados de Francia por un estilo que condensa el periodismo, la biografía y la ficción, como sucede en Una novela rusa (2007) y De vidas ajenas (2009), su ensayo sobre el cineasta Werner Herzog (1982) y las biografías noveladas del escritor Philip Dick (1993) y del poeta ruso Limónov(2011).
Una semana en la nieve es una nouvelle de ambiente siniestro, que toca el tema de la pedofilia. Tiene por protagonista a Nicolas, un chico de entre 8 y 10 años. Asfixiado por la sobreprotección paterna, se comporta como alguien asustadizo, débil, al que le cuesta socializar; se hace pis en la cama y teme tener que soportar también las burlas de sus compañeros. El secreto, sin embargo, es que no son tan infundados los recelos del padre y del hijo, sino que algo esconden, su desconfianza ante el mundo tiene asidero.
Similar a un viaje en una montaña rusa, la historia es un recorrido espiralado a través de las fantasías infantiles, constantemente intervenidas por dramas o escenarios truculentos. Nicolas anticipa siempre lo peor, en un estado pesadillesco en el que confunde realidad con imaginación, agravado cuando se descubre que un chico fue robado y asesinado en el pueblo donde acampan. En contrapunto con la figura oscura del padre, entra en juego la relajada intervención de Patrick, el profesor que alivia el aislamiento del chico, si bien quedan dudas acerca de cuán sana es su cercanía.
Dudas y sombras minan la novela sin esclarecerse nunca. El tono sugestivo con que se van trenzando aprehensiones imaginarias y hechos reales, junto con una tensión muy lograda, le valieron el Premio Femina. Aun con todos sus aciertos, quizás más atrapante que la nouvelle resulta la historia real que la originó: la del falso médico francés Jean-Claude Romand, que fue lo que Carrère quiso escribir primero. Durante dieciocho años, Romand simuló llevar la vida plena de un exitoso médico y, al comprender que su familia estaba por develar el engaño, en 1993, mató a su mujer, sus dos hijos, sus padres, e intentó suicidarse y falló. Le dieron cadena perpetua. Carrère le mandó una carta a la cárcel en la que le decía que le interesaba relatar su caso y quería entrevistarse con él pero el preso se negó. Atormentado por la vida que imaginó de ese hombre, escribió Una semana en la nieve, donde el padre de Nicolas es la silueta difusa de Romand. Dos años después, el asesino aceptó ponerse en contacto y colaborar con el escritor. Así se gestó la novela de no ficción titulada El adversario (1999), en la línea de A sangre fría de Truman Capote.
Resulta interesante la experiencia de leer ambas obras del francés (de las que además existen adaptaciones cinematográficas) como parte de un mismo entramado, en el que la locura y el horror campean con maestría, al igual que en casi toda su producción.
Una semana en la nieve
Por Emmanuel Carrère
Anagrama
Trad.: Javier Albiñana
164 páginas
$ 145
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