La silla argentina que ganó “el Oscar del diseño” se ubica ahora entre las mejores del mundo
Con corte láser e impresión 3D, Eutopia ya es una pieza de museo; un recorrido de la mano del salteño Francisco Gómez Paz por la muestra “Take your seat”, en Milán, que repasa la evolución de este objeto icónico
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MILÁN.- Sillas para comer o trabajar. Sillas para descansar y estudiar, soportes en espacios públicos. La evolución de la silla como objeto icónico, el vínculo cotidiano que construimos durante la pandemia y sus lenguajes narrativos coparon la expo Take your seat (Tomá asiento), en el marco del Salón Internacional del Mueble de Milán que este año asumió el nombre de Supersalone. La propuesta, que repasa el valor cultural y simbólico de una pieza íntimamente relacionada con el comportamiento humano, traza un recorrido más conceptual que material entre los años 1954 hasta 2020. En la coreografía compuesta por las 130 piezas de la expo, Eutopia, proyectada por el argentino Francisco Gómez Paz en Milán y producida en Salta, brilló por su propia historia, la de la revolución industrial 4.0, la de un proyecto cuya semilla creció entre dos continentes.
El diseñador salteño, graduado en la Universidad de Córdoba, ofició de guía para LA NACION por la muestra más importante del Supersalone, que reunió en el predio ferial de Rho las sillas premiadas con el Compasso d’Oro, que equivale al “Oscar del diseño” que recibió Eutopia en 2020. Gómez Paz camina en círculos, rodea su criatura desde todos los ángulos. La levanta y juega a hacer equilibrio sosteniéndola apenas con los dedos. Es el tercer día de esta 59° edición y afuera el verano que aún no se quiere ir marca 29°. Bajo la cubierta vidriada miles de visitantes se disponen a disfrutar de la presencialidad en esta plataforma de tendencias y novedades que este año asumió el desafío de abrir las puertas. Dispuesto a recorrer “en vivo” texturas, respaldos, asientos y estructuras, Gómez Paz dispara: “No puedo más de la felicidad. Es un sueño que Eutopia comparta el mismo espacio con sillas de diseñadores emblemáticos, como Vico Magistretti, Ron Arad o Geo Ponti. Y es un milagro estar acá, circulando entre los pabellones”.
En versión natural, Eutopia (del griego “eu” -adecuado, bueno- y “topos” –lugar-) valida el galardón más codiciado del sector. Gómez Paz también se entusiasma con la ubicación especial de su criatura: una de las tarimas centrales dedicadas a las tipologías desarrolladas para comer, cocinar, compartir e intercambiar momentos. La evolución del espacio doméstico que reinterpreta nuevas dinámicas familiares asume con estas piezas un nuevo paradigma cultural. “La silla es un ícono que cumple con los rituales de comer, trabajar, producir o entretenerse. La problemática sigue siendo la misma, lo que se modifica son las soluciones. Por eso me da muchísimo orgullo estar aquí y ahora en esta expo, porque un producto de industria nacional forma parte de la transformación de una época”, dice el diseñador argentino. A partir del sueño que se materializó en madera de kiri con un peso de 1,8 kilos -que soportan más de 100-, la silla de Gómez Paz se transformó en el primer producto argentino reconocido con la distinción italiana que destaca el mejor diseño del mundo. Eutopia además, ya forma parte de la colección permanente del flamantes ADI Design Museum, el nuevo museo de diseño que desde mayo de este año alberga las tipologías históricas distinguidas por el Compasso d’Oro.
“¿Usted es el que hace volar esta silla con globos?”. La pregunta de un grupo de estudiantes universitarios lo descoloca, pero al mismo tiempo le da pie para contar detalles desconocidos de la producción fotográfica en Salinas Grandes, el escenario distópico del salar jujeño donde Eutopia levantó vuelo ante las cámaras. Una metáfora premonitoria, una señal de lo que vendría tres años después del proceso constructivo: “Eutopia es hija de su tiempo en un contexto industrial complejo que se sobrepone al desarrollo de un producto de calidad con proyección internacional. Corte láser, impresión 3D y control numérico forman parte de las tecnologías flexibles que hicieron posible esta revolución industrial 4.0. Son 13 mil kilómetros los que separan a Salta de Milán, la ciudad industrial por excelencia. Este proyecto pudo madurar y llegar a dónde llegó: muy lejos del circuito tradicional del mercado”, puntualiza Gómez Paz, máster de diseño de la Domus Academy de Milán, la ciudad que eligió a fines de los 90 y que dejó hace 4 años para volver a vivir a su Salta natal.
La silla argentina compartió isla expositiva junto a Laleggera de Ricardo Blumer (1998), la Kayak de Patrick Norguet (2016), la Muu, de Harry Koskinen (2004) y la Less, de Marco Ferreri (1994). El guion curatorial de la arquitecta Nina Bassoli contempló además, otros ejes temáticos. Trabajar, aprender y producir fue la sección que reunió joyitas destacadas, según los ojos de Gómez Paz: “Son auténticos tanques, están las sillas de escritorio Iuta, de Antonio Citterio, la Ypsilon, de Mario Bellini y la primera versión de la Ego, de Paolo Pininfarina”, dice en el corazón de la expo, uno de los atractivos del Salón que reunió a 425 expositores y más de 2 mil productos exhibidos en un formato menos espectacular que el de años anteriores, pero más sincero, sustentable y en línea con las primeras incursiones expositivas en los tiempos de pos pandemia.
“La silla es la mínima unidad habitable, te recibe, te contiene. Se relaciona con el propio cuerpo y habla de la transformación cultural”, sostiene el diseñador durante la recorrida. Favela, de los Hermanos Campana, es otra de las perlitas de origen latinoamericano. Construida con tacos de maderas de distintos tamaños, su espíritu artesanal se convirtió en un ícono brasileño. Selene, que el italiano Vico Magistretti lanzó en 1969, también se suma a la lista de inoxidables que armó Gómez Paz: “Se trata de una sola pieza de plástico moldeado, una idea innovadora”, afirma.
Entre reencuentros y alegrías compartidas por la recuperación de instancias culturales masivas y presenciales de nivel internacional, Gómez Paz hace cuentas y se emociona. En este mismo predio ferial, hace 20 años exactos, se presentaba por primera vez al Salón Satélite, la sección del Salón Internacional del Mueble que reúne a diseñadores emergentes, promesas sub-35 de todo el planeta. “Llegué con una luminaria y con mi hija Milagros recién nacida, la traje en brazos a recorrer los pabellones”, recuerda. Y le dedica un agradecimiento sentido a la mujer que le abrió las puertas en esa instancia. “Marva Griffin, la creadora y fundadora de la plataforma que democratiza el acceso de los jóvenes al mercado fue clave para lo que vendría después”, señala sobre una de las mujeres clave de este engranaje, que también recibió un Compasso d’Oro por su trayectoria y que acaba de ser reconocida por el Politécnico de Milán con el máximo título, el Laurea Magistrale (Master) en Diseño.
Entre poltronas, sillas apilables, piezas de plástico, metal y madera que marcaron la cultura del diseño italiano, el argentino desacelera el paso para reflexionar sobre el futuro: “Tengo una visión optimista. Las próximas generaciones tienen las herramientas necesarias para demostrar que a partir de la tecnología se puede competir con desarrollos de calidad desde cualquier lugar del planeta. Ojalá que el caso de Eutopia, que nació en un contexto no industrial, sirva como envión”, proclama.