La secreta causa del deseo
En Las plantas del amor, volumen generosamente ilustrado, Christian Rätsch explora el mundo de los afrodisíacos, del cinturón mágico de Afrodita a la miel
El fascinante mundo de los afrodisíacos es encarado por Christian Rätsch en Las plantas del amor , desde los mitos y la historia hasta desembocar en su atractivo en la actualidad. Aunque hay afrodisíacos de origen animal y mineral, los provenientes de la flora son lo que se llevan la palma y los que primero fueron experimentados por las culturas primitivas. En el capítulo introductorio, "¿Qué son los afrodisíacos?", Rätsch pone en primer plano a Afrodita, provista de un cinturón mágico en el cual portaba las sustancias estimulantes del deseo erótico de los seres humanos. Desde el mundo griego y romano, el autor pasa a la India y el Lejano Oriente, donde los afrodisíacos cumplían funciones diversas: estimular el apetito sexual, facilitar la potencia masculina o favorecer la capacidad de las mujeres, con lo cual adquirían mayor poder sobre los hombres.
La imposibilidad de acceder al cinturón de Afrodita llevó a que quienes buscaban un afrodisíaco acudieran a las plantas, los animales y los minerales, en usos muy diversos, tanto ingiriendo sustancias que favorecerían el ansia sensorial o la potencia sexual como en usos externos, a través de ungüentos y otras sustancias "mágicas".
El autor aborda de manera sistemática esta verdadera enciclopedia de las sustancias naturales capaces de estimular. Después de pasar revista a los afrodisíacos de origen animal (considerados los menos importantes) y mineral pone el foco en lo principal: las plantas. Un amplio panorama y uso de los afrodisíacos desemboca en una enciclopedia de plantas, con su nombre común y científico y su lugar de origen, además de los usos para los que las clasifica.
Rätsch no se queda solamente en la descripción de los afrodisíacos; también describe las que considera las plantas sagradas más importantes, como la marihuana, la datura y la amapola, de enorme difusión y usos en Oriente. En otro capítulo, "El vino de Dionisios", se explaya sobre el vino, el matamoscas y la ambrosía. Y más adelante se adentra en los secretos de Afrodita: los moluscos y la planta de granada. El ginseng y la mandrágora, plantas de extensa difusión en tiempos medievales, son objeto de los capítulos siguientes, junto con el beleño negro, el agnocasto y la damiana. Un amplio espacio está dedicado a la coca, y cierran el libro la miel, la hidromiel y otros productos apícolas. Los textos de Rästch abren un mundo de generosa variedad respecto de las sustancias que, como dice el subtítulo de la obra, tuvieron su lugar en los mitos, la historia y el presente.
La obra, impresa en papel ilustración y con un rico despliegue de imágenes, se completa con un recetario de tés, bebidas, aceites, ungüentos, píldoras, inciensos y mezclas narcóticas. Tiene un capítulo sobre la composición química de los afrodisíacos, otro sobre las drogas sintéticas, un glosario de términos y una extensa bibliografía, índice de imágenes e índice analítico.
Las plantas del amor