La resistencia como tesoro, en las pinturas de Beby Figuerero
Inspiradas en fotografías de diversas culturas halladas en Internet, apelan a otras formas de vivir en comunidad; se exhibirán desde el viernes 29 en una galería de San Telmo
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“Una masa humana que se aproxima al espectador y lo mantiene expectante ante la posible inminencia de la acción: ¿estamos ante la celebración de la lucha o frente a la hostilidad manifiesta?” Eso se pregunta María Carolina Baulo en el texto que acompaña la muestra que lleva también un inquietante título: Como si la tierra temblara.
No son pueblos geográficamente localizables ni rituales reconocibles, destaca la historiadora del arte, los que irrumpen en estos escenarios fantásticos y oníricos creados por Beby Figuerero con una “mirada sensible frente a un estado de situación político-social universal”. Las seis pinturas en gran formato que se exhibirán desde el viernes 29 a las 18 hasta el 26 de octubre en Pasaje 865 (Humberto Primo 865) surgieron a partir de fotografías halladas en Internet. En todas ellas aparecen personas que utilizan máscaras en ceremonias o celebraciones, como una forma de expresar el inconsciente colectivo.
“Me interesa conectar con comunidades, lejanas o cercanas, con creencias alternativas a las dominantes. Hay algo distintivo de esta época y es que uno está expuesto a lo que ocurre en diversas culturas sin moverse de su casa”, dijo a LA NACION la artista, nacida en Buenos Aires en 1989, que además de ser abogada estudió diseño gráfico, yoga y filosofía oriental. “Empezamos a ver en esa resistencia un tesoro –agregó-, una verdad bajo la cual unirse y recuperar los lazos humanos tan deteriorados por una existencia cada vez más basada en la competencia y el individualismo. Otra forma de vivir. Otra forma de vincularse con la tierra. Con la comunidad”.
“Su obra refleja la idea de aguantar de lo que se pueda venir. Le interesa mucho la obra la obra Antonio Berni y principalmente Manifestación, que está en el Malba; esta es una manifestación desde otro lugar”, opinó en tanto Sergio Bazán, curador de la muestra y artista en cuyo taller Figuerero se forma desde 2009. “Tiene algo de cambiar o mover la historia –explica-; personas que acceden a un espacio con una actitud entre el desafío y la súplica. Y llegan de una manera encadenada, como una suerte de nueva ocupación, como la idea de hacer un cambio en el valor moral de cómo están plateadas las cosas. Todo se construye en un hecho pictórico más allá de lo ideológico porque cada imagen es leída desde lo que cada uno lleva dentro”.