La reencarnación de Cándido López: un artista pinta batallas al óleo en Manual de la Historia Argentina
Explosiones estrafalarias, cabezas que vuelan y el rigor del color de los uniformes en la mirada de Javier Velasco, un pintor que juega como un niño con playmobils sobre el lienzo
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A 181 años de su nacimiento, Cándido López revive en un homenaje en una galería de Palermo. Como una especie de reencarnación de “el manco de Curupaytí”, Javier Velasco pinta batallas al óleo en la muestra Manual de Historia Argentina de la galería Mar Dulce. Toma de fuente e inspiración las obra del genial pintor de campaña, cronista visual de la Guerra de la Triple Alianza, pero le suma a su paleta el comic, el humor, los recuerdos de escuela, sus juegos infantiles y su labor como ilustrador e historietista.
Es imposible no asociarlo con Panorama Cándido, la exposición de 32 cuadros que son la colección completa de pinturas de Cándido López (1840-1902), en el Museo Histórico Nacional (Defensa 1600). Sus obras son deslumbrantes y hermosas, crudas y tiernas, llenas de microrrelatos con los que traza un gran testimonio histórico.
Hay en la obra de Velasco un tributo a esos panoramas preciosistas, pero también un sello propio. Como en aquellas, vuelan cabezas, humean fogatas, disparan cañones y se empuñan espadas. El fragor de la lucha incluye escenas como un aborigen arrojando un cactus y gauchos en las alturas agitando boleadoras. Pero Velasco es un artista de hoy, y va a caballo entre la pintura de caballete y el dibujo. Su fuente no es el campo de batalla mismo, sino el imaginario de las campañas bélicas que se teje en la escuela. No se ciñe a un sólo período histórico ni a un lugar. Tiene una mirada de niño que juega, pero con una investigación detrás que le permite ajustar su juego al registro de la historia argentina. “Cuando no sé cómo representar algo, me imagino que estoy armando un acto escolar. Las escenas también me remiten a las que armaba de chico con soldaditos o playmobils. Pasaba más tiempo armando la escena que jugando”, explica.
En El Combate de San Lorenzo aparece al sargento Cabral, negro, que por décadas fue representado como caucásico en los manuales de estudio. “Esa es una clásica escena de acto de escuela. Me gusta contemplar las dos posibilidades, la parte mítica y la historia real”, dice el artista. Otras iconografías se mantienen en la leyenda: en La Guerra Gaucha se ve “el caballo blanco de San Martín”, una idealización que nadie quiere desmentir, que cruza heroico los dos picos de los Andes que aparecen planos como un afiche de decorado.
Difícilmente empieza un cuadro con el bastidor en blanco. “Armo el escenario. Primero pinto la escenografía y después como si fuera una obra de teatro empiezo a mover los personajes”, cuenta Velasco, que trabaja en óleo sobre tela. En los cielos descarga el excedente de sus espátulas, y por eso tienen una textura especial. La investigación histórica es otra parte de su labor: “No soy un gran conocedor, pero me gusta documentarme y leer partes de guerra”. En Batalla de Salta, Belgrano lleva en alto una bandera argentina por primera vez. “En el parte que escribe Belgrano después, cuenta que fue una victoria abrumadora. Por eso, en la pintura todos corren para el mismo lado, unos escapando y otros siguiéndolos”, señala. En Batalla de Tucumán, el prócer está de rodillas ante la Virgen, y hay una invasión de langostas, tal como leyó en el relato.
En su obra hace gala de conocimientos sobre los distintos uniformes militares. Es un tema que domina y que desarrolló en el libro Grandes Vestimentas (Galería Editorial, 2013), donde dibuja la ropa de gente conocida, como jugadores de fútbol, personajes del cine artistas, piratas, superhéroes y estrellas de todo tipo.
“Los doscientos años que median entre los sucesos y las pinturas de Javier permiten —currícula escolar mediante— la perspectiva y el revisionismo, además del estilo entre el juego de los soldaditos y el humor negro. La mezcla, la mezcolanza, campea en las imágenes de estas refriegas: explosiones estrafalarias, cabezas que vuelan, chijetes de sangre alternan con el rigor histórico del color de los uniformes realistas y patriotas”, detalla el artista Ral Veroni en el texto que acompaña la muestra.
Velasco nació en Buenos Aires en 1977 y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Trabaja en ilustración y da talleres de dibujo e historietas para niños y adultos. Es autor de otros dos libros de historieta, La Barranca de la Muerte y otras historias (Editorial Maten al Mensajero, 2018), una historia de amistad en los ochenta, y Chupetes de Luna (con guion de José Urriola, Thule Ediciones, 2012). En la galería hay también algunas obras de su serie anterior dedicada a recitales de rock memorables, como Bruce Springsteen & the E Street Band live, The Beatles Live at Shea Stadium o el nunca realizado concierto de Pink Floyd en el Valle de la Luna. “Son recitales a los que fui o a los que me habría gustado ir y vi en VHS”, dice. Para visitar la muestra en Mar Dulce, Uriarte 1490, Palermo, es preciso acordar cita previa por WhatsApp: 11 5319 3597. Cierra el 22 de mayo.
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