La plegaria desesperada de un padre, dedicada al niño sirio Aylan Kurdi
"Porque esta noche tan sólo puedo pensar en la profundidad de la mar, en su vastedad, en su indiferencia. Y en lo impotente que me veo para protegerte de ella. Tan sólo puedo rezar". Con una plegaria desesperada, un padre musulmán acuna a su hijo la noche previa a emprender una travesía riesgosa en busca de otra tierra para establecer un hogar mientras recuerda escenas de su infancia y de un tiempo de paz perdido. El hombre pasa la noche en vela, preocupado por lo que les espera como migrantes. "He oído decir que nadie nos ha invitado. Que no somos bien recibidos. Que deberíamos llevarnos nuestra desgracia a otra parte", dice el narrador de Súplica a la mar, del afgano Khaled Hosseini (Kabul, 1965). El autor del best seller Cometas en el cielo dedica su último libro al niño sirio Aylan Kurdi, que se ahogó en el Mediterráneo en 2015, a los tres años.
Aylan Kurdi murió al intentar llegar a Europa, junto con su familia, para escapar de la guerra en Siria. La imagen del niño en brazos de un policía en la orilla de una playa de Bodrum, Turquía, conmovió a todo el mundo. Cuando Hosseini vio esa fotografía, quedó muy impactado. "Sufrí un enorme mazazo. Soy padre, tengo dos hijos, e inmediatamente comencé a imaginar la angustia del padre de este niño, quien perdió además a su mujer y a otro hijo en ese mismo viaje", declaró el escritor a la agencia EFE.
En la página final de Súplica a la mar (Salamandra), Hosseini dice: "Durante el año siguiente a la muerte de Aylan, 4176 personas murieron o desaparecieron en esa misma travesía. Este libro está dedicado a los miles de refugiados que han perecido en el mar cuando huían de la guerra y la persecución". Embajador de Buena Voluntad de ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, desde 2006, el escritor creó una fundación (The Khaled Hosseini Foundation) que ofrece asistencia humanitaria en Afganistán. Conoce por experiencia propia lo que significa el exilio y el desarraigo, ya que su familia pidió asilo en Estados Unidos en 1979, cuando la ex Unión Soviética invadió Afganistán. Desde entonces, Hosseini es ciudadano estadounidense. Instalado en el norte de California, visitó su país natal en varias oportunidades en representación de ACNUR.
El autor donará las ganancias que le corresponden por la venta del libro a ACNUR. El gesto es más que generoso, ya que con sus tres títulos anteriores (Cometas en el cielo, Mil soles espléndidos, Y las montañas hablaron) lleva vendidos alrededor de 55 millones de ejemplares que fueron traducidos a cincuenta idiomas. Solo en español, vendió más de dos millones de copias de sus tres libros. La traducción del inglés al español de Súplica a la mar estuvo a cargo del escritor catalán Enrique de Hériz. Antes de publicarse como libro, Súplica a la mar fue un corto animado de realidad virtual, realizado por el diario inglés The Guardian en septiembre de 2017.
Publicado el 30 de agosto, Súplica a la mar fue presentado el 4 de septiembre en Londres en un acto en el que se rindió homenaje a Kurdi (el 2 de ese mes se cumplieron tres años de su muerte) y a los miles de refugiados que continúan huyendo hacia Europa, con frecuentes naufragios en el camino. La plegaria dirigida a Marwan, hijo del narrador de esta historia conmovedora, está estructurada con párrafos breves e ilustrada con acuarelas del artista Dan Williams que reflejan los paisajes y los climas del relato con tonos ocres y grises. "Surgió una historia que no es exactamente la historia de lo que sucedió entonces, sino algo más universal. Los personajes de este libro podrían ser afganos, somalíes o eritreos. Quería resaltar la desesperación que sufren miles de personas que se hallan en la misma situación, que han decidido emprender un viaje tan arriesgado y en ocasiones mortal para alcanzar algún tipo de seguridad, algo parecido a un santuario", dice Hosseini, que ya había abordado la situación afgana como escenario de historias de desarraigo, amistad y tradición en sus libros anteriores.
"Mis libros tratan sobre el desarraigo y sobre los refugiados, sí, pero también sobre la familia, los hermanos, el amor, la lealtad, la redención, la culpabilidad, la felicidad, el dolor. Todas esas son experiencias universales con las que el público conecta, sea cual sea su cultura o su nacionalidad", explica el escritor que en 2003, a los 38 años, decidió abandonar la medicina, la profesión que había elegido, para dedicarse por completo a los libros. "El desarraigo y la pérdida de las raíces han sido algo tectónico que ha afectado a mi propia familia. Y eso siempre influiré en mi escritura", asegura. "La migración es un asunto complicado. Y el debate surgido en Europa es complicado. Pero al final, también es algo muy simple. Se trata de vidas humanas. Estamos hablando, a veces, de mujeres embarazadas, de niños, de ancianos. Y en ese momento, cuando se hallan a merced del mar, nuestra principal preocupación no debería ser cuál es su nacionalidad, o cuáles los méritos que respaldan su solicitud de asilo, sino que son seres humanos".