La pérdida en el legado de Mujica Lainez, sin culpables
La causa judicial que investigaba el destino de los objetos del escritor argentino en su casa de Córdoba prescribió por el paso del tiempo; faltan 2500 libros y decenas de obras de arte
CÓRDOBA.- Dicen sus amigos que "Manucho" Mujica Lainez no hubiera escrito la historia sobre la pérdida del patrimonio de su casa en Cruz Chica (cerca de La Cumbre) porque le hubiera parecido "demasiado fantasiosa", y porque era policial. Sin embargo, el faltante de unos 2500 libros y de decenas de objetos de arte quedará finalmente sin sanción y su recuperación podría ser una historia novelesca.
La causa judicial que se inició en 2006 prescribió hace pocos meses por el simple paso del tiempo, no por ausencia de responsabilidad penal. La presentación la había hecho el entonces intendente de La Cumbre, Carlos Engels, cuando el librero Gotcha Chatirichvill reclamó una constancia por los $ 4500 que había pagado por 13 ediciones de la biblioteca de Manucho a la Fundación Mujica Lainez. Fue entonces cuando se descubrió el peor secreto: el vaciamiento de El Paraíso, la casa en la que Manucho vivió sus últimos 15 años. La Justicia imputó por administración infiel a Inés Allende de Goyanes, presidenta de la fundación entre 1994 y 2006, y a Eduardo Arnau, que la sucedió en el cargo.
El fiscal Martín Bertone, de Cosquín, donde está radicada la causa, confirmó a LA NACION la prescripción: "Hay responsabilidad penal, pero el abogado del imputado presentó tantos planteos recursivos que consiguió que pasaran los seis años previstos para el cierre. Es un tema terminado porque el sistema legal así lo determina".
El escándalo no sólo implicó que el museo cerrara cuatro meses. Lo peor fue la confirmación del patrimonio perdido. Tres de las piezas más valiosas son un niño de marfil del siglo XVII que pertenecía a Ana Mujica, hija del escritor, y que llegó a la casona a pedido de su madre; una ejecutoria de mediados del 1500 firmada por Carlos V y Juana La Loca, y un bando rubricado por Manuel Dorrego.
El niño de marfil y una escultura art nouveau de mármol (Diana) que fue robada en febrero del año pasado son buscados por la Interpol; Ana Mujica hizo la denuncia y proporcionó las fotos. Los ex administradores son también sospechosos de la desaparición de cuatro esculturas de dioses afrobrasileños en hierro forjado del siglo XX; de libros dedicados y de objetos regalados por Jorge Luis Borges y Victoria Ocampo (no quedó ninguno de los volúmenes que "Georgie" le obsequió); una escultura en porcelana de Sarah Bernhardt interpretando L'Aiglon (pieza basada en el único hijo de Napoleón), y un cristal etrusco celeste. Las guías Mónica Salomone y Felicitas Godoy agregan además la desaparición del primer manuscrito de Manucho (cuando tenía 13 años), dedicado a su padre, y uno del mago de Agripa en tinta violeta.
Ana Mujica señala que estas pérdidas fueron notándose "durante mucho tiempo". Declaró tres veces en la causa y se enteró de la prescripción por LA NACION: "Lo lamento, pero no me sorprende. Lo angustiante es que la maniobra quede impune". Los tomos comprados por el librero que hizo la denuncia nunca regresaron.
Un policial de enigma
Allende de Goyanes era la esposa del médico cordobés de Manucho; esa relación le permitió llegar a la fundación y al museo, y por intermedio de ella llegó también Arnau. En 2006 había dicho que las ventas estaban autorizadas por estatuto y que se necesitaban además para el mantenimiento de la casona. El estatuto permite operaciones, pero deben fundamentarse, figurar en las actas, entregarse facturas y detallar en qué se utilizó el dinero obtenido de la transacción. "Nada de eso se hizo -señala Ana-. No están previstas para provecho personal."
Lucía Pravia, la interventora del museo después del escándalo, se enfrentó con los denunciados y tuvo que dejar el cargo. Ella dice que en el medio año de intervención trató de poner en orden "los estados contables y rehacer el inventario". Para eso, reconstruyó una parte gracias a un trabajo anterior de Liliana Martín, una guía del museo. Pero el disco duro donde estaba el inventario original se "rompió" poco antes de la denuncia.
Pravia está convencida de que la mayor parte de lo perdido está en el mercado negro o en el exterior. Por lo menos los originales del escritor que se conservan son propiedad de los herederos y están en cajas fuertes de la casona, con acceso muy limitado.
El escultor Suhurt, que vivió dos años en la misma casa de Manucho y otros diez en otra vivienda del predio y participó en el intento familiar de determinar los faltantes, hace notar que de las piezas que él le regaló al escritor desaparecieron un unicornio en miniatura de una vitrina y una máscara del emperador romano Heliogábalo. "Manucho estaba por escribir una novela sobre el emperador y me pidió una máscara, incluso me dio documentación icónica. No la hizo, pero incluyó una mención al personaje en Cecil; la máscara no está más."
Lamenta "profundamente" lo ocurrido por su amistad con el escritor y su mujer, Ana de Alvear. Trabajaba en su taller a metros del escritorio de Manucho. Por el entusiasmo por los escudos nobiliarios con que regresó de un viaje de la región vasca, le realizó todos los que están en la casona.
Acompañado del pintor Miguel Ocampo, recorrió la casa: "Tres paredes de la biblioteca principal estaban completas y la cuarta, con los estantes vacíos. El impacto fue tremendo; me provocó un gran dolor porque amo el lugar, ayudé a armarlo". Martín apunta que de todos los tomos sobre genealogía "no quedó ninguno".
Una historia de robos y urgencias financieras
- Los ex administradores de la Fundación Mujica Lainez -según estiman los trabajadores de El Paraíso- habrían mezclado las ubicaciones de volúmenes en los estantes y así hicieron más difícil detectar los faltantes.
- La casa museo sigue necesitando aportes para mantenerse abierta. Nunca se cumplió la promesa de hace un año de la ministra de Cultura, Teresa Parodi, de subsidiarlo hasta diciembre próximo. Se gestiona una colaboración del Fondo Nacional de las Artes para instalar cámaras.
- En 2014 robaron una escultura. Cuatro meses después, la policía encontró una colección de tallas religiosas del siglo XVII y la escultura Fauno, de José Zorrilla de San Martín. La banda, liderada por un policía, fue detenida.