La película de Haynes
"God, I m glad I m not me." ("Gracias a Dios que no soy yo.")
(Bob Dylan, leyendo un artículo sobre sí mismo en 1965. Citado en el pressbook de I m Not There. )
En un fragmento del documental sobre Bob Dylan realizado por Martin Scorsese en 2005, No Direction Home , Izzy Young, propietario del Folklore Center de Greenwich Village, Nueva York, y uno de los primeros descubridores de Dylan, comenta: "...l hablaba de ideas contemporáneas, sus letras parecían escritas en tiempo presente, pero también sonaban como si las hubiera escrito hace doscientos años. Sonaba actual y antiguo al mismo tiempo". La afirmación podría aplicarse a la nueva película de Todd Haynes, I m Not There , una aproximación a la vida y obra de Dylan. El film de Haynes contiene una de las más audaces propuestas conceptuales que el cine haya contemplado: una aproximación al músico mediante la confección de seis álter ego de diferentes edades, razas y sexos que encarnan diversas aristas de la personalidad del artista. Markus Carl Franklin da vida a un niño negro de 10 años con alma de bluesman, que responde al nombre de Woody Guthrie ("mi último héroe" según Dylan); Christian Bale es Jack Rollins, el Dylan abocado a la cúspide del universo folk; Ben Whishaw interpreta al Dylan-poeta encarnado en Rimbaud; Heath Ledger es Jude Griffin, un actor que queda trastornado tras retratar a Dylan en una película; Cate Blanchett mimetiza al Dylan más inconformista de los 60 bajo el nombre de Jude Quinn; y Richard Gere es un "Billy" McCarty que evoca al "Billy" más dylaniano: The Kid.
Haynes renuncia a confeccionar una simple biografía, da la espalda a la hagiografía y evita caer en la simplificación del panfleto. El director aborda la compleja identidad del ser humano tras el artista. La lucha del hombre por dar forma al genio. Mucho se ha teorizado sobre la condición iluminada del artista cuando se encuentra en plena creación. Existe en ese proceso una suerte de posesión en la que el artista emerge de entre las sombras del hombre y, fuera de sí, se entrega al alumbramiento del arte. Puede que en ese momento, el hombre ya no esté allí, y puede que por eso el film de Haynes se titule I m Not There (No estoy allí). En ese caso, estaríamos ante una de las más lúcidas reflexiones sobre el ejercicio artístico jamás realizadas.
Haynes se empareja con la figura de Dylan por su capacidad para esbozar un discurso nuevo a partir de la apelación a obras pasadas. I m Not There puede verse como una excitante recreación del universo estético-fílmico de la década de los 60. No faltan en la cinta referencias explícitas a películas como Don t Look Back (1967), documental canónico sobre Dylan realizado por D. A. Pennebaker, a Masculin féminin (1966), de Jean-Luc Godard, a Fellini 8½ (1963), a A Hard Day s Night (1964), de Richard Lester y a la más tardía, aunque imprescindible, Pat Garret & Billy the Kid (1973), de Sam Peckimpah.
Además de la evocación de un mito forjado en el pasado I m Not There se instituye en lo que un crítico de The Village Voice , Nathan Lee, ha definido como "una película sobre la lucha por la conservación de la libertad, la creatividad y la integridad política en una cultura bombardeada por los medios de comunicación en tiempos de guerra". La lucha a la que hace referencia Lee es mostrada en el film a través de la batalla dialéctica entre Griffin-Dylan-Blanchet y un periodista encarnado por Bruce Greenwood. Un combate ético en el que Haynes pone en escena la resistencia del músico a someterse a una cultura del espectáculo poblada por una jauría mediática que aspira a vampirizar la identidad del artista.
Con un arrollador sentido de la ironía, Haynes pone en imágenes un sofisticado discurso sobre la condición camaleónica del artista y su tendencia a elaborar una representación del propio yo al borde de la egolatría. Y si la apuesta conceptual del director deviene un éxito es gracias a su brillante ejecución formal, en la que se entremezclan diferentes texturas fílmicas (color, blanco y negro, diferentes porosidades y saturaciones) y formatos audiovisuales (el falso documental-homenaje, el documento en vivo, el drama familiar, el western crepuscular...), todo integrado en un flujo cohesionado y libre en sus asociaciones temáticas.
En el documental de Scorsese, Allen Ginsberg expresaba la siguiente idea sobre el vigor lírico de los textos de Dylan: "La poesía son palabras con el poder de ponerte los pelos de punta, que reconocés al instante como una forma de verdad subjetiva que contiene una realidad objetiva". Cambien el término "palabras" por "imágenes" y tendrán la mejor definición del influjo poético de I m Not There , la gran película de Todd Haynes.
Más leídas de Cultura
“Enigma perpetuo”. A 30 años de la muerte de Liliana Maresca, nuevas miradas sobre su legado “provocador y desconcertante”
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Martín Caparrós. "Intenté ser todo lo impúdico que podía ser"