La pelea interna en el Ministerio de Parodi, al desnudo
Empleados despedidos en las villas y 40 millones de pesos son ejes de la disputa
Mal momento político para transparentar la pelea interna en el Ministerio de Cultura de la Nación. Hace casi 15 meses que en un rincón del ring se sienta Teresa Parodi. En el otro rincón se sienta La Cámpora, cuyas caras visibles son el secretario de Políticas Socioculturales, Franco Vitali, y el subsecretario de Promoción de Derechos Culturales y Participación Popular de Cultura, Emiliano Gareca.
Parodi, la primera ministra de Cultura nacional de la historia, es candidata a legisladora del Parlasur y no quiere tener conflictos con la presidenta Cristina Kirchner. La Cámpora, desde que entró en esa cartera, ha intentado ocupar políticamente las villas porteñas. Desplazó de cargos y actividades a otros dirigentes políticos y sociales afines al Gobierno como Patria Grande, pero que miran con recelo a esa agrupación. Y, como sucede en otros ámbitos, también La Cámpora ocupa lugares en otras instituciones del ministerio, como empleos en museos nacionales.
Hace 15 meses que en el centro del ring se acumulan los problemas que enfrentan a cada rincón, pero que, hasta anteayer, se mantenía en una pelea por puntos y sin visibilidad pública. La protesta de los empleados despedidos de los centros culturales y talleres de las villas 21 y 31, que incluyó la ocupación por casi 24 horas del vestíbulo central del ministerio, ubicado en la avenida Alvear y Rodríguez Peña, dejó el combate al desnudo: despidos sin explicaciones y unos 40 millones de pesos sin destino concreto.
Un grupo de 40 manifestantes pasaron la noche entre el hall de entradas y las escalinatas del edificio en el corazón de la Recoleta. Parodi pernoctó en su despacho por temor a caminar unos pocos metros cerca del conflicto de camino al automóvil oficial. A través del teléfono de un comisario de la Policía Federal, Gareca intentó persuadir a los manifestantes de levantar la protesta; nadie sabe desde dónde llamaba el funcionario camporista.
La noche fue tensa para todos. La empresa privada de vigilancia Tech reforzó la guardia dentro del edificio y tuvo fricciones con algunos manifestantes. En la calle, un par de policías hicieron una custodia discreta.
La mañana del miércoles encontró el problema sin resolver, pero con la ministra dando un paso casi inesperado, sobre todo para La Cámpora: envió por escrito un compromiso de reunión con los manifestantes a cambio de levantar la protesta. A media tarde, ya se había fijado fecha para el encuentro: el 4 de agosto, a las 11.30. Ese día, Parodi escuchará los problemas de los dirigentes barriales y tendrá que contarles qué paso con los 40 millones de pesos que iban a usarse para la Casa de la Cultura de la villa 31, que administra la secretaría de Vitali.
"Parodi ha ido a visitar las villas con La Cámpora, pero no se hizo cargo ni de los despidos ni de las postergaciones de las obras que había prometido la Presidenta, junto con el entonces secretario de Cultura Jorge Coscia. Esperaba que fuera La Cámpora la que resolviera el tema", se sinceró ayer a LA NACION un dirigente de la villa 21, que pasó buena parte del verano esquivando calculadoras que desde distintas ventanas del ministerio les arrojaron como única respuesta a sus reiteradas protestas en la vereda.
"Ni desde el lado político ni desde el lado humano se entiende la actitud de La Cámpora. Rechazamos las políticas de Andrés Larroque y de Franco Vitali", advirtió Julio Zarza, otro dirigente barrial, que reclama la restitución de empleos y la revitalización de los talleres culturales y deportivos en las villas.
Es la primera vez, en 15 meses de reclamos, que ambos rincones del ring político no logran controlar públicamente la pelea por el poder y el control económico del Ministerio de Cultura.
"Franco Vitali había presupuestado 40 millones para la Casa de la Cultura de la villa 31. Después quería distribuir esa plata en ocho barrios. Lo concreto es que Cultura desapareció de la villa 31. Echaron a todos los compañeros. Y Parodi tampoco nos ha resuelto nada todavía", sostuvo Ruth Ledezma, ex empleada del ministerio y viuda del periodista Adams Ledezma, fundador de Mundo Villa, asesinado en la villa 31.