La pedagogía Montessori, un mundo que se abre para el desarrollo infantil
Promuevela autonomía en el aprendizaje; los chicos hacen trabajos diferentes en la misma aula
Lo primero que llama la atención al entrar en el jardín de infantes Olivos Montessori School es el silencio que reina y la armonía que se percibe en las salas, a pesar de que cada uno de los 24 chiquitos está haciendo una actividad diferente con la maestra que los va guiando.
No hay peleas ni gritos ni una profesora que hable fuerte. Federico, de dos años, desenrolla una alfombrita azul y la despliega en un costado de la sala; toma de los estantes unos bloques de madera celestes de diferentes tamaños y se dispone a trabajar sobre su alfombra, ubicando de mayor a menor la serie de bloques. Al cabo de minutos se levanta, guarda el material prolijamente en un estante, enrolla la alfombra y toma un rompecabezas de madera, que en rigor es un mapa del continente africano.
En otros rincones se suceden distintas actividades. Los chicos conversan y se ríen. "En nuestro colegio los chicos aprenden haciendo, tocando, oliendo, sintiendo. Experimentan todo", explicó Valerie Cavallo, una de sus dueñas.
Esta tradicional escuela de Olivos es una de las tres del país que utilizan la pedagogía Montessori, un método no convencional de enseñanza creado por la médica italiana María Montessori hace 100 años, cuyo objetivo es inculcar en los chicos la autonomía, la independencia para elegir qué hacer y cómo aprender, la iniciativa y la curiosidad, el amor por el orden, la concentración, la autodisciplina y el autoconocimiento.
Llegar a todos
La pedagogía Montessori está ampliamente difundida por el mundo, con más de 20.000 colegios en 110 países. Pero su desarrollo en la Argentina aún es incipiente. Existen sólo tres jardines de infantes que imparten esta pedagogía: el de Olivos, el Jardín Montessori de Luján y la escuela rural N° 711 Manuel Alberti, en Santa Fe.
El desafío de sus impulsores es llevar esta experiencia a las escuelas estatales para que no quede limitada a la enseñanza privada o a poblaciones de elite.
"Hubo algunas otras escuelas en el norte del Gran Buenos Aires que no funcionaron porque no fueron fieles a la filosofía de su fundadora", comentó a LA NACION Marisa Canova, presidenta de la Fundación Argentina María Montessori, una de las dos entidades argentinas que divulgan la filosofía de la médica italiana.
Durante este año, en el que el movimiento celebra su centenario, la fundación prepara la creación de un centro de entrenamiento de guías Montessori en la Argentina, en sintonía con la Asociación Montessori Internacional (AMI).
Para María Becerra, apoderada de la Asociación Montessori Argentina, la otra entidad que trabaja en Buenos Aires, el movimiento montessoriano no se afianzó en la Argentina por el peso de la educación tradicional. "Nunca nos caracterizamos por ser una sociedad independiente y libre, principios que están en la base de esta filosofía", dijo.
Explicó que el movimiento penetró en el país entre 1911 y 1926, con la acción de las hermanas Olga y Leticia Cossettini, referentes de la llamada Escuela Activa. El Consejo Nacional de Educación y algunas provincias intentaron extenderla, pero todo se frenó durante el gobierno de Perón, en 1950. "Luego, con los regímenes dictatoriales, fue imposible educar con este espíritu", agregó.
La pedagogía Montessori se basa en ciertos presupuestos. Sostiene que el niño tiene al nacer una motivación innata de aprender y las cualidades para hacerlo por sí solo. Por lo tanto, lo mejor que los adultos podemos hacer por él es darle las oportunidades y un adecuado ambiente para que despliegue su potencial natural.
Según un estudio realizado por la revista Science en septiembre de 2006 en EE.UU. (donde existen 5000 establecimientos que imparten esta enseñanza), los pequeños que asisten a estos jardines de infantes demostraron mejores habilidades en lectoescritura y matemática que aquellos que estudian en colegios tradicionales. También obtuvieron mejor desempeño cuando se midió su capacidad de adaptación a los cambios y la capacidad de resolución de complejos problemas.
"El niño es su propio maestro. Elige qué hacer en clase y cuánto tiempo dedicarle a cada actividad. Fomentamos su autonomía e independencia. Esta actitud lo ayudará en el futuro a saber cómo resolver problemas y vencer obstáculos. Es una educación para la vida", comentó Marisa Canova. Los adultos son sólo guías. El protagonismo y la responsabilidad en el aprendizaje son del chico.
Mente absorbente
La pedagogía nació para la etapa de jardín de infantes. La doctora Montessori observó a los niños de 0 a 6 años y concluyó que durante este período el niño es una esponja con un potencial de crecimiento que no volverá a tener en toda su vida.
"Por eso es vital darle las mejores oportunidades de aprendizaje. En los tres primeros años el bebe tiene una mente absorbente; chupa todo como una esponja. Las experiencias de esta etapa lo marcarán el resto de su vida. Es central que absorba el agua limpia y transparente y no turbia. Este es el momento crucial donde mejor y más naturalmente internaliza las normas sociales, morales, culturales, aprende el lenguaje y el movimiento", explicó Zarin Malva, directora del centro de entrenamiento docente Montessori en Mumbai, India.
Malva estuvo esta semana en la Argentina invitada por la Fundación Argentina María Montessori, para dictar conferencias en la Universidad Austral y la Universidad Católica Argentina sobre este enfoque alternativo de desarrollo.
En diálogo con LA NACION, explicó que "lo maravilloso de este método es que es simple y alegra la vida a los chicos y a los docentes, a quienes no se los recarga con trabajo inútil".
El abordaje es holístico (toma en cuenta todas las dimensiones de la persona y su ubicación en el universo como un todo único), humanista (respeta la individualidad de cada niño, su propio camino de aprendizaje, sus elecciones, sus intereses, sus tiempos personales y ritmos), práctico (el proceso es activo y no pasivo) y sensorial (promueve el aprendizaje a través de todos los sentidos).
Con la consigna learning by doing (aprender haciendo), el niño en clase mete mano a todo. "Si oigo, olvido. Si oigo y veo, recuerdo. Si oigo, veo y hago, aprendo", explicó la fundadora del movimiento.
"No tenemos duda de los beneficios. Si al chico se le dan las oportunidades, en el momento preciso, con la ayuda de materiales adecuados, el resultado será un excelente aprendizaje", insistió Malva, convencida de que la metodología es resistida porque "a nadie le gusta escuchar que lo que viene haciendo por años no es lo mejor".
"Hoy -advierte- existe una mecanización en la forma de enseñar en los colegios, mucha repetición y poca observación directa del niño", dijo.
Qué es la filosofía Montessori
Origen
- Esta pedagogía fue creada por la educadora María Montessori, la primera médica italiana.
Características
- Promueve el desarrollo de la autonomía e independencia del niño, el aprendizaje a través de la experiencia, la autodisciplina y el autoconocimiento.
Alcance mundial
- Expandida en 22.000 escuelas en todo el mundo, en la Argentina hay sólo tres jardines de infantes.