La “pasión” de Amélie Nothomb: “Es una novela sobre una persona que acepta un dolor infame”
En “Sed” (Anagrama), la autora belga recrea ficcionalmente la crucifixión de Cristo; la reacción de su familia católica y las discusiones públicas
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Repite varias veces que Sed (Anagrama) no es un libro religioso ni blasfemo. Amélie Nothomb (Kobe, 1967) recuerda en una rueda de prensa la primera vez que escuchó hablar sobre Jesucristo. Tenía 3 años y supo de inmediato que aquel personaje se convertiría en un “superhéroe” que la acompañaría toda la vida. Su padre, quien acaba de fallecer, quien leyó, y a quien le gustó mucho la novela, fue el primero en hablarle sobre él. La novela ha tenido también críticas y reacciones adversas: “Los Nothomb son la familia más católica de Bélgica”, destacó la autora desde Barcelona, en la rueda de prensa de presentación para medios de Hispanoamérica, una conferencia presencial y virtual donde analizó varios aspectos sobre su nueva novela que llegará a las librerías argentinas en marzo. “Ya había recibido cartas con insultos, pero esta es la primera vez donde quienes me insultan son sacerdotes. Son cartas admirables”, recalcó.
Nothomb tiene una obra literaria muy extensa y su ritmo de publicación es vertiginoso. A menudo trabaja en simultáneo en varios proyectos hasta que decide cuál de ellos presentará finalmente a sus editores. En 2019 se publicó en la Argentina Golpéate el corazón y en 2020, Los nombres epicenos, ambos en Anagrama. “Este es el proyecto más antiguo y más importante de mi vida”, destaca para referirse a un libro de difícil categorización. Sed es una novela sobre la Pasión de Cristo que comienza con el juicio de Poncio Pilatos. En las horas previas a su crucifixión, recuerda sus milagros, pero también padece terror y logra cierto consuelo en la memoria del placer que obtuvo con su amante, María Magdalena. Narrada en primera persona, esta ficción se inspira en los Evangelios, textos sagrados a los que se acercó con respeto, textos “admirables”, donde detectó “algunas lagunas”, entre ellas, la ausencia de aquello que Nothomb denomina “cuerpo”: “La Crucifixión es el cuerpo y por eso quise escribir el Evangelio del cuerpo. La sed era el único título posible porque es la unión entre el cuerpo y el espíritu”, explicó. Esta lenta agonía (“No me quedan fuerzas para sacar la lengua y alcanzar la lluvia”), el dolor atroz y la ingratitud de las personas están puestos en relieve en esta novela.
Nothomb, hija de un diplomático belga, vivió en China, Japón, Estados Unidos, Francia y Bélgica. No tuvo una vocación temprana en la escritura, pero admite que cuando advirtió que su camino sería literatura, de inmediato quiso escribir sobre Jesucristo. “Supe que necesitaba adquirir musculo, escribir muchas novelas antes de escribir sobre Jesucristo, por eso fui practicando durante muchos años. Pensé en 2018: «Mirá tu edad. Vas a envejecer. Sé que no estás lista para escribir este libro, pero tiráte a la pileta, porque luego será muy tarde». Y así lo hice”. Nothomb admite que quería escribir la historia de la Cruz y no de Jesús. Es aquí donde está puesto el foco de la novela. “La crucifixión se reserva a los crímenes más vergonzosos. No me esperaba semejante humillación. Así que eso era lo que le habían pedido a Pilatos. Inútil perder el tiempo en conjeturas: Pilatos no se había opuesto. Tenía que condenarme a muerte, pero podría haber elegido la decapitación, por ejemplo. ¿En qué momento se le acabó la paciencia conmigo? Sin duda al no negar los milagros”, imagina Nothomb en Sed el pensamiento de Jesucristo en esta novela breve de 123 páginas.
La novela no llega exenta de polémicas. Admite que recibió críticas tanto de lectores creyentes, como de no creyentes: los primeros, consideraron en Francia y en Bélgica que se trata de un libro blasfematorio; los segundos, religioso. “Ambos se equivocan. Esta es una novela sobre una persona que acepta un dolor infame. Mi reto era explicar este misterio”. Nothomb opinó que el Vaticano fue “muy tibio” con su reacción a este libro, y destacó a los sacerdotes jóvenes cuya reacción fue, en cambio, de agradecimiento. Además, si bien a los padres de Nothomb les gustó la novela, al resto de la familia [los Nothomb impulsaron la creación del Partido Católico Belga] le fue difícil “digerir” la novela, admitió.
“En Sed lo que señalo son las paradojas de la versión canónica de los Evangelios. Allí dice. En los Evangelios dice: «Amaros los unos a los otros» y «Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo». Pero Jesús acepta ser crucificado y este es el mayor sufrimiento que puede padecer alguien, por lo que quien acepta esto, es alguien que no se quiere. Para mí, entonces, no tiene sentido lo que hace”, argumentó y luego agregó: “Yo me pregunto por qué el sufrimiento se glorifica”.
En ningún momento dudó la autora, célebre por sus novelas biográficas, en utilizar la primera persona del singular. Una de las más reconocidas de la escritora belga es Biografía del hambre (2006), donde Nothomb narra el abuso sexual que sufrió cuando era una niña de 12 años, mientras nadaba en el mar. Estupor y temblores (2000), también de corte autobiográfico, la hizo cosechar una gran cantidad de lectores y por este texto recibió el Gran Premio de la Novela de la Academia Francesa. Sed implicó un gran esfuerzo físico y emocional para la escritora: “Pensaba que para aceptar la crucifixión, tenía que vivir esta historia en un primer grado. Este proceso fue muy duro, el más duro que viví en comparación a todas las novelas anteriores. Cada mañana, cuando me levantaba, pensaba: «Tienes que subir a la cruz». Esto me permitió vivir algo comparable durante 4 años a lo que Jesús vivió aquella noche”.
Poncio Pilatos, San Juan, Simón, María Magdalena y también Judas también aparecen en la novela. Nothomb se inspiró en una persona que conoce, quiere y está muy cerca de ella para crear este personaje, pero esta persona –evitó dar más precisiones– no se sintió identificada cuando leyó Sed: “Todos tenemos un Judas cerca. No en el sentido de que nos traicionará, sino en el sentido de que nadie comprende por qué aquella persona es nuestro amigo: molesta a todo el mundo, no es feliz, todo le pesa”.
Nothomb leyó La última tentación de Cristo, de Nikos Kazantzakis, y vio la adaptación de Martin Scorsese, dos “obras de arte”, consideró la autora. Sin embargo, la obra que destacó fue El evangelio según Jesucristo, de José Saramago, porque “quita la posibilidad de respirar”. Nothomb consideró que, en comparación con el texto del premio Nobel de Literatura, su versión sobre la Pasión resulta “adorable”.
Tras Sed, en breve volverá Nothomb a presentar otro libro. Esta vez, no habrá polémicas, sino que su trabajo está impulsado por el reconocimiento. Premier Sang obtuvo el prestigioso premio Renaudot. Nothomb se refiere a menudo al proceso de escritura de sus libros con la metáfora del embarazo. “Sed ha sido una experiencia mística, como toda mi escritura, pero este libro me ha ayudado, ahora lo entiendo, a atravesar el duelo de mi padre”.