La originalidad le valió a Piglia el Premio Formentor
El jurado halagó "el talento, el ingenio y la audacia" del autor argentino
Como en 1961, cuando Jorge Luis Borges fue reconocido por Ficciones -y a criterio del jurado tuvo que compartir aquella distinción con el irlandés Samuel Beckett-, el Premio Formentor de las Letras 2015 recayó ayer, más de medio siglo después, en otro argentino: Ricardo Piglia. Recibirá 50.000 euros, pero para una figura de su talla, mayor será, sin duda, el prestigio de ser considerado "autor de una obra narrativa que se desenvuelve armónicamente entre la originalidad y la cultura popular y la tradición más exigente", según se pronunció el jurado presidido por Basilio Baltasar e integrado por el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, y los escritores Félix de Azúa, José Ángel González y Marta Sanz.
La de Piglia es una obra que está "por encima del proceso de desliteraturización que padece la novelística actual", se lee en el fallo, que destacó "el talento, el ingenio y la audacia" con que el argentino supo sostener ese "universo paralelo de lo literario".
El Premio Formentor le llega a Ricardo Piglia en un momento muy particular: es posible que, a pesar de la enfermedad que padece hace tiempo (una esclerosis lateral amiotrófica, ELA), nunca haya publicado tantos libros en un lapso tan breve como sucedió en los últimos dos años: una antología personal, novelas (El camino de Ida), clases y conversaciones (La forma inicial) y, para septiembre, sus diarios, la obra de una vida que toma el nombre de su personaje más emblemático: Los diarios de Emilio Renzi.
Es éste, además, un premio a su medida por dos motivos: por un lado fue ganado anteriormente por dos de los escritores de los que Piglia más se ocupó: Borges y Witold Gombrowicz. Y, por otra parte, porque el Formentor tiene en su trayectoria la característica de distinguir una obra que persiguiera la originalidad y buscara ampliar el horizonte de las estrategias narrativas. En el caso de Piglia, el jurado también hizo notar que la literatura del autor "orquesta como pocas un homenaje a la diversidad y traducibilidad de los relatos del mundo, y ha elevado a rango estético de primera magnitud el hablar de literatura y departir de escritores, reficcionalizando obras, autores, anécdotas o azares con rara maestría y refinado espíritu". Así, este galardón reconoce con justicia que la marca más original de Piglia consistió en hacer literatura con la literatura misma, en una continuidad que confunden realidad, crítica, autobiografía y ficción pura.
Al conocer la noticia, el escritor declaró que recibe esta distinción literaria con "alegría" y agradecimiento, y comentó que la literatura persiste en la época actual porque "uno de sus horizontes es, justamente, contar cómo sobreviven los hombres en esta intemperie que no tiene fin". Y continuó: "Malos tiempos para la lírica, dijo el poeta en un poema donde exaltaba el coraje y la ironía de los que perseveran sin transigir. El reconocimiento de los colegas es el mejor halago al que podemos aspirar".
La entrega de este premio que los últimos tres años quedó en manos de escritores españoles, Juan Goytisolo, Javier Marías y Enrique Vila-Matas, está prevista para el 25 septiembre, en Mallorca. Casualmente, la fecha coincidirá con la publicación del primero de los tres tomos de los Los diarios de Emilio Renzi, Los años de formación, esperado proyecto que, de forma simultánea, lanzará Anagrama en España y la Argentina.
Piglia nació en Adrogué, Buenos Aires, en 1941. En 1967 apareció su primer libro de relatos, La invasión, Premio Casa de las Américas. En 1980 se publicó Respiración artificial, de gran repercusión en el ambiente literario. La ciudad ausente fue llevada a la ópera por el compositor Gerardo Gandini y Plata quemada tuvo una exitosa versión cinematográfica. Junto a su obra de ficción desarrolló una importante tarea como crítico y ensayista.
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