La organización de la rabia
Por Jorge Consiglio
Deseo de ser punk
Por Belén Gopegui
En literatura, siempre ha habido temas que son abordados y explorados por autores de cualquier época y lugar. Uno de ellos es el del personaje que reacciona frente a un mundo que considera absurdo por su injusticia, por su falta de autenticidad o por su estrechez. En ocasiones, se trata de novelas de iniciación, pero también es frecuente que el hilo narrativo se focalice en las estrategias de los protagonistas para resistir o combatir esa sociedad que consideran enemiga. En Deseo de ser punk , Belén Gopegui (Madrid, 1963) se adentra en ese territorio narrativo por medio del punto de vista de Martina, una joven de dieciséis años que vive con sus padres, que tiene un hermano mayor y una amiga, Vera, con la que comparte sus angustias y sus alegrías. Como personaje, responde al estereotipo del adolescente; sin embargo, la autora logra, mediante una narración zigzagueante en la que se intercalan relatos y flashbacks , darle la profundidad psicológica suficiente para que el conflicto que funciona como motor del texto empuje la intriga.
Martina es dueña de todas las dudas, pero también de una certeza. Conoce la fecha exacta en la que cruzó lo que ella denomina el "punto de no retorno": el 4 de diciembre. A partir de ese momento, las cosas comenzaron a complicarse para ella, desarrolló hacia su contexto una mirada mucho más mordaz que la que tenía hasta entonces y fue amasando un fuerte rechazo por el mundo, que se traduciría en acción. En adelante, su preocupación sería encontrar la manera adecuada de cumplir con las palabras que alguien había escrito en una pared de su escuela y que funcionarían como emblema de su sentimiento: "Organiza tu rabia".
El 4 de diciembre fue una fecha decisiva para la protagonista porque asistió al funeral de Lucas, el padre de Vera. Este personaje resulta clave para la novela porque condensa la moral que desafía el chaleco ideológico que oprime a Martina. En él se nuclean la confusión, la solidaridad, la dificultad para distinguir prioridades, posición que implica un rechazo hacia la comparación, germen de la competencia en una sociedad determinada por la productividad. En otras palabras, el padre de Vera "tenía un código", ingrediente indispensable para establecer un nuevo orden con el que golpear con fuerza al vigente. En este punto, aparece la música como una forma de identidad y un lugar de amparo, como una actitud, una declaración de intenciones frente al statu quo que impone el modelo de vida domesticado. Pero no cualquier música sirve, sólo aquella que transmite la electricidad genuina de la rebeldía, por ejemplo, algunas baladas de Iggy Pop y ciertos temas de Johnny Cash.
La escritora española elabora con destreza la evolución emotiva de la protagonista de Deseo de ser punk ; hay un crescendo gradual en el ánimo de Martina, que la llevará a una reacción acorde con su búsqueda. La muchacha permanece siempre lúcida y sutil en la interpretación de sus vivencias, incluso llega a advertir que el funeral del padre de Vera no tiene relación con el cruce del punto de no retorno, sino que ese hito es el resultado de todo el camino que ella ha recorrido hasta entonces. La novela está escrita en segunda persona: son las impresiones que Martina anota en un cuaderno y que están dirigidas a un personaje que permanece bastante velado para la trama. El tono del texto es certero y la voz desolada de la protagonista es decisiva para la verosimilitud de la narración que, a pesar de sus virtudes, muestra cierta liviandad en el tratamiento del conflicto.
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