La obra de Ulpiano Checa llegó al Museo de Bellas Artes
Se la podrá ver hasta el 19 de marzo
Murmullos españoles y voces argentinas se mezclaron ayer, a las siete de la tarde, en el Museo Nacional de Bellas Artes, con motivo de la inauguración de la muestra itinerante del pintor Ulpiano Checa (1860-1916), nacido en España y vinculado con la Argentina, afectiva y artísticamente.
La apertura de la exposición reunió a más de cuatrocientas personas que recorrieron impacientes las suntuosas "cajas negras", denominación que el organizador de la muestra y presidente de la Fundación Koek Koek, Alejandro Val, utiliza para describir las dos salas que contienen las 40 obras del pintor oriundo de Colmenar de Oreja, pueblo cercano a Madrid.
A dar la bienvenida a la exposición en Buenos Aires, tras su escala previa en Córdoba y en Mar del Plata, asistieron el secretario de Cultura de la Nación, José Nun; el vicejefe de gobierno porteño a cargo del Ejecutivo, Jorge Telerman; el secretario de Cultura porteño, Gustavo López, entre otras personalidades de la cultura.
También estuvieron presentes, como parte de la delegación española, la alcaldesa de Colmenar de Oreja (España), Pilar Algovia Aparicio; el consejero madrileño de Cultura, Santiago Fisas y el director del museo Ulpiano Checa, Angel Benito García.
"La figura de Checa no tuvo la difusión que merece y que esperamos que va a reconquistar tras la exposición", dijo Nun. La Alcaldesa de Colmenar de Ojeda también destacó la necesidad de homenajear a un artista "imaginativo, versátil e inteligente que dejó verdaderos estudios de movimiento en sus obras".
Jinetes romanos, briosos caballos árabes y soldados de la batalla de Waterloo protagonizan los cuadros de la primera sala, en la que Alejandro Val concentró la obra del Checa histórico y orientalista. "En la sala contigua, se reparten las obras del Checa dibujante, retratista y costumbrista", explica Val a LA NACION. De ese modo, quedan reflejadas las diferentes facetas del artista, definido como un "español universal".
Huellas en la Argentina
Checa, que fue contemporáneo de Sorolla, Pissarro y Moreno Carbonero, está considerado uno de los pintores más destacados de su tiempo.
Tras una estada en París, donde contrajo matrimonio con una argentina, Matilde Chaye Courtez, hizo varios viajes a nuestro país que marcaron su trayectoria. En el último de ellos, realizado en 1906, pintó un monumental retrato ecuestre del general Bartolomé Mitre (1821-1906), que recientemente fue restaurado.
"Tuvimos que hacerle una limpieza y reparar varias roturas y perforaciones", comenta Isabel Contreras, miembro del equipo de restauración que se encargó de devolver a la tela su esplendor original. "También tuvimos que cambiarle el marco", añade, Bibiana D´Osvaldo, otra de las especialistas.
El enorme retrato pertenece al Museo Mitre y forma parte de las nuevas incorporaciones a la muestra en su paso por el Museo Nacional de Bellas Artes, junto con un cuadro traído del Círculo Militar y otro del Regimiento de Granaderos. En total son seis las obras que se exhiben actualmente en la exposición y que pertenecen al patrimonio de museos e instituciones argentinas.
En Madrid, Checa cursó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela de Bellas Artes. Entre 1884 y 1888 vivió en Roma, donde recreó escenas de la vida durante el imperio, con sus circos, carreras de cuadrigas y batallas.
Su visión realista de la Roma de los Césares hizo que sus imágenes sirvieran de inspiración para las grandes producciones de Hollywood, como "Ben-Hur", "Espartaco" y "Gladiador".
"Adoro los caballos, y los suyos son magníficos", dijo Marta Minujin, una de las visitantes, mientras recorría la muestra, que permanecerá abierta hasta el 19 de marzo, con entrada libre y gratuita.