La nueva estrella
Imprescindible en museos, centros culturales y galerías, el responsable de una exposición logró ubicarse en el centro de la escena, desplazando en algunos casos incluso a los artistas. Varios curadores consultados por adncultura opinan sobre un rol que, junto con su rápido crecimiento, desató debates sobre su función y relevancia
Pocas cosas han cambiado tanto en los últimos tiempos como el lugar que ocupa la figura del curador. Constructor de tendencias, de fenómenos y narrativas, hoy tiene un poder que jamás hubiera imaginado años atrás, pero también responsabilidades y una visibilidad que lo colocan en el centro de la escena. De pronto se convirtió en la nueva estrella, imprescindible en museos, centros culturales y galerías, muchas veces con un estatus superior al del artista.
Esta moda desató unos cuantos debates. El principal, probablemente, gira en torno a la importancia que ha alcanzado este rol. Hasta la década del 90 el curador ocupaba un lugar bastante secundario, más vinculado con aspectos logísticos que expresivos. El final del milenio, la proliferación de espacios de exhibición en las grandes urbes y las crecientes necesidades de la industria global del arte le dieron un lugar mucho más activo.
En trazos gruesos, el término curador define a la persona que está a cargo de una exposición: quien la piensa, imagina, coordina y vela por ella. Puede ser un estudioso o un investigador, un periodista especializado o tal vez un minucioso observador que sabe transformar ideas, pensamientos y hasta sentimientos en exhibiciones y experiencias artísticas. En un ámbito más íntimo, muchas veces actúa como un aliado ideal del creador introspectivo, al que ayuda e impulsa para mostrar su producción.
En la Argentina, los curadores comenzaron a ganar protagonismo desde el año 2000, luego de que expertos de la Fundación Guggenheim dictaran en Buenos Aires el "Seminario internacional de museología, diseño, gestión y planificación de eventos en arte contemporáneo", organizado por el Fondo Nacional de las Artes y Fundación Proa.
La ampliación de esta última institución, la apertura de Malba y de varios museos y centros de arte en otras provincias (Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén, Macro de Rosario y Museo Provincial de Bellas Artes de San Juan, entre otros) expandieron la infraestructura cultural del país y la demanda de gestores profesionalizados. En este contexto, el rol del curador se agigantó y llegó hasta universidades e institutos, que comenzaron a dotarse de corpus teóricos para formar a las nuevas generaciones de esta nueva profesión.
Para definir el estado actual de la actividad,adncultura conversó con varios curadores relevantes -argentinos y extranjeros, emergentes y consagrados- que respondieron la misma pregunta:¿cuál es el rol de la curaduría hoy?
Adn
José Roca(Barranquilla, Colombia, 1962)
Curador adjunto de Arte Latinoamericano Estrellita B. Brodsky en la Tate Gallery en Londres y director artístico de Flora ars+natura, espacio de creación contemporánea en Bogotá. En 2011 fue curador general de la 8a Bienal del Mercosur en Porto Alegre, Brasil.
Ejercicio creativo
La curaduría en el campo artístico es una disciplina relativamente reciente, en especial como la entendemos hoy: como un acto de creación. Mucho se ha discutido sobre si el curador es un artista o si quiere suplantarlo. La verdad es que esta discusión surge más de las angustias de los artistas que de las intenciones de los curadores, que nunca se han planteado su labor como una creación de carácter artístico sino como un ejercicio creativo a partir del trabajo de los artistas. No he conocido un sólo caso de un curador que se autoproclame artista. Lo primero que debe entender un curador es que su trabajo sólo es posible gracias a los artistas y no al revés. Un artista puede existir sin curadores; lo contrario es imposible.
Adn
Rodrigo Alonso(Buenos Aires, Argentina, 1965)
Licenciado en Artes, especializado en arte contemporáneo y nuevos medios. Profesor y curador independiente. En 2011 fue el curador del envío argentino a la 54a Bienal de Venecia.
Seleccionar, intervenir, crear
La curaduría posee diferentes roles. Uno de ellos es intermediar entre los artistas, las instituciones y el público, a través de la organización de exposiciones. Otro es la selección de artistas, obras o proyectos que brinden una mirada sobre la contemporaneidad o sobre sus producciones relevantes. Otro es la creación de contextos para esas producciones, e incluso la construcción de relatos históricos o estéticos. También, a través de la comisión de obras, el curador puede intervenir en la producción artística misma.
Adn
Adriano Pedrosa (Río de Janeiro, Brasil, 1965)
Escritor y editor. Fue cocurador de la XXVII Bienal de San Pablo en 2006 y cocurador de la XII Bienal de Estambul en 2011.
Un término contaminado
La curaduría es una actividad amplia, altamente especializada, diversa, idiosincrásica y fragmentada; es un trabajo privilegiado y mal remunerado. Como actividad profesional, la curaduría desafía la categorización. En el campo del arte hay innumerables maneras de hacer curaduría: en instituciones o en forma independiente, con colecciones privadas o públicas, con artistas contemporáneos o de otras épocas, con objetos, performances, otras "disciplinas", bienales, festivales, conferencias, y ferias, en docencia y escritura, edición o publicación. También existen curadores de dinosaurios, textiles y otros objetos, además de vinos, hoteles y carteras. En los últimos años, la curaduría ha sido integrada al marketing y a campos comerciales, muchos relacionados con los connoisseurs y conocimientos de la exclusividad y el privilegio, en áreas que tienen un impacto más fuerte (pero más superficial) en la cultura en general que nuestro pequeño (pero significativo) arte contemporáneo. Quizá tengamos que encontrar una denominación menos contaminada que el término "curador."
Adn
Philip Larratt-Smith(Toronto, Canadá, 1979)
Escritor. Vicecurador jefe de Malba. Graduado en Lenguas Clásicas en la Universidad de Harvard (2003), trabajó como archivista literario en el estudio de Louise Bourgeois.
Un rol híbrido
El curador puede cumplir varios roles: es un espejo de los diversos modos de producción artística de una época, un organizador de exposiciones, un educador o una clase de académico extendido, una suerte de artista cuyos recortes y recombinaciones funcionan como una obra en sí misma; un escritor que reflexiona sobre el significado de la experiencia del arte, un montajista que articula los objetos en el espacio, un historiador que posiciona a un artista en el contexto de sus tiempos. Es un rol híbrido. Diría que en los últimos treinta años el rol del curador cambió mucho más que el del artista.
Adn
Andrés Labaké(San Juan, Argentina, 1960)
Artista. Curador. Integrante del directorio del Fondo Nacional de las Artes y coordinador de Artes Visuales del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.
Construcción de sentido y poesía
Desde hace años, en pos de dar valor y lugar al rol profesional del curador, venimos enunciando y escuchando tanto sobre su importancia y necesidad que probablemente estemos atravesando un momento de saturación. Los términos comienzan a vaciarse de sentido y nos convocan a repensar y resignificar la práctica curatorial. Me interesa pensar esta práctica como una actividad constructora de sentido y poesía en las aproximaciones, recortes y ensayos conceptuales o poéticos que el curador hace sobre las producciones artísticas. Tanto en los trabajos curatoriales realizados en el plano de la investigación histórica como en los elaborados en procesos en plena experimentación y desarrollo, me convocan más aquellos que proponen una nueva significación o construcción de sentido sobre el campo, las obras o los artistas abordados.
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Adriana Lauria (Buenos Aires, Argentina)
Curadora y crítica de arte. Docente e investigadora de Historia del Arte Argentino Moderno y Contemporáneo de la UBA. Es corresponsable del Centro Virtual de Arte Argentino (CVAA), página web de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Perspectiva de autor
Desde que empecé a realizar muestras, el rol del curador sigue siendo el mismo: organizar una exposición en la que el curador le imprima un sello, una perspectiva de autor, una mirada. La tarea principal es que las obras de los artistas y el pensamiento estético que sostienen tengan un papel protagónico. Pero si hay un curador, tiene que percibirse una lectura desde un punto de vista particular, propio. El término curador ha sufrido un abuso en su empleo. Está de moda, es muy cool ser llamado así. Pero la curaduría requiere de una participación activa y profesional, con competencias que no me parece que estén dadas en todos aquellos que se autotitulan como tales. Todos en el ambiente del arte notamos cuándo una exposición está verdaderamente "curada".
Adn
Mariana Rodríguez Iglesias(Buenos Aires, Argentina, 1982)
Licenciada en Artes (UBA) y adscripta a la cátedra de Historia del Arte Latinoamericano Contemporáneo (profesora titular, doctora Andrea Giunta). Curadora independiente.
Exhibiciones como ensayos
No creo que haya un rol estandarizable para el curador, o que buscarlo sea sano, así como tampoco creo en la posibilidad de una currícula que forme profesionales de la práctica. Si hubiera que percibir un perfil hoy, lo entiendo como un agente que usa sus saberes y tecnologías en la construcción de exhibiciones que funcionen como ensayos: como un procedimiento para probar una idea, así como también la prosa en la que se analiza un tema en profundidad y se lo expone de manera atractiva y paulatina. Otro aspecto vital es tender puentes entre la creciente masa de público que se acerca al arte contemporáneo y la aparente dificultad de interpretación o disfrute que ofrece. ¿Qué sería de los museos hoy sin la apoyatura didáctica de la curaduría?