La mirada de los otros
En la galería Ruth Benzacar, el artista Mariano Sardón y el neurocientífico Mariano Sigman aportan un nuevo punto de vista sobre la percepción
En el principio, el arte y la ciencia fueron uno. En la Antigua China, gráficos y dibujos acompañaban el pensamiento científico, dice Antonio Rabazas en Estrategias del dibujo en el arte contemporáneo . Los filósofos griegos se planteaban problemas matemáticos tanto como estéticos. Leonardo no hacía distinción entre su actividad como pintor, anatomista e inventor. El matemático suizo Leonhard Euler usaba diagramas geométricos para resolver problemas lógicos. Cajal, el gran neurocientífico que descubrió la neurona, era un excelente dibujante. Ya es un lugar común decir que tanto el impresionismo como el cubismo surgieron bajo la influjo de las ideas científicas de su época, y no hace mucho Hawking propuso un modelo del universo basado en un dibujo de Escher. Pero a pesar de la intensa e íntima relación que los vincula, hoy el arte y la ciencia se presentan como el yin y el yang: hasta hay escuelas "con orientación científica" y otras "con orientación artística", como si ambos procesos de producción de conocimiento pertenecieran a universos diferentes.
La muestra de Mariano Sardón Morfologías de la mirada , que se exhibe en la galería Ruth Benzacar y en la que participa el neurocientífico Mariano Sigman, plantea otro punto de vista. Fruto de un proyecto de investigación de la carrera de Artes Electrónicas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y del Laboratorio de Neurociencia Integrativa de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, conjuga en una única argamasa la sutileza de la pintura con la plasticidad del video, la percepción de la ciencia con la intuición y la inmediatez del arte.
Hace dos años, a partir de un encuentro fortuito, Sigman y Sardón decidieron lanzarse al desafío de expresar plásticamente algunas de las preguntas y respuestas que se plantean el arte y las neurociencias sobre nuestros modos de construcción de la realidad. Con un pasado común en la física (Sigman obtuvo su licenciatura en la UBA y luego se doctoró en París en neurociencias, y Sardón cursó casi toda la carrera mientras se dedicaba a la pintura), los dos sintieron el impulso de asomarse al mundo del otro.
"Yo quería explorar mis ideas no a través de palabras -dice Sigman-, que es como los científicos nos expresamos en artículos y conferencias, sino a través de objetos visuales."
Sardón, por su parte, encontró una especial resonancia en los trabajos que Sigman realiza en su laboratorio: "Cuando me explicaba esas experiencias, a pesar de que muchas de sus frases tenían un contenido técnico, para mí tenían un sentido fuertemente poético".
El proceso de producción se desarrolló, casi inadvertidamente, durante varios meses de encuentros de café. Una de las líneas de investigación de Sigman en el Laboratorio de Neurociencia Integrativa intenta cartografiar qué es lo que miramos cuando estamos frente a una imagen. Algo así como trazar una "gramática" de la mirada. Se sabe, por ejemplo, que todo lector registra palabra por palabra, pero se detiene más en las que le resultan relevantes, las que lo sorprenden o guarda en su memoria. "Hay una especie de trama con la que de algún modo es posible reconstruir la subjetividad a partir de una secuencia de miradas", explica.
Aunque durante mucho tiempo se pensó que percibíamos el mundo a través de un retrato casi fotográfico de la realidad, hoy se sabe que la percepción es un proceso constructivo. "Se creía que nuestro cerebro sacaba una ?foto' de lo que veía, y que el arte tomaba esas imágenes y las mutaba [para elaborar una obra] -continúa-. Pero desde los estudios de la mente se podría decir que percibir el mundo es una forma de arte: es quedarse con algunas cosas y no con otras. Es exagerar o minimizar ciertos elementos."
El primer abordaje por el que optaron fue el de despojar al observador de su certeza sobre lo que mira: poner en evidencia, sometiéndose a las reglas de la experimentación plástica, un proceso inconsciente. Una realidad "invisible a los ojos".
Con la ayuda de los becarios Laila Kazimierski, Germán Ito e Iván Lengyel, y la asistencia tecnológica de Germán Magnaghi, más un dispositivo (el eye tracker ) que permitió registrar con mucha precisión hacia dónde se dirigía la vista de quienes observaban diversas fotos, desarrollaron una serie de pantallas de pequeño formato que invitan a desandar el proceso de construcción de la imagen. En ellas, aparecen ante nuestros ojos retratos que se arman a partir de la mirada de cientos de personas.
"Nos preguntamos cuál es la imagen que resulta de la mirada de los otros", dice Sardón. Lo que ve el espectador, entonces, es cómo los otros construyen la imagen que tiene frente a él. "Es como si hubiera un cuarto en el que yo no puedo entrar, pero vos sí y al volver me contás lo que viste. Yo voy a ver ese cuarto a través de tu relato -propone Sigman-. La gente elige qué mirar o no mirar, en qué secuencia, durante cuánto tiempo. Y uno ve las caras a través del relato implícito de personas que, sin saberlo, están siendo algo así como directores de cámara de sí mismos."
En otro momento de la exposición, Sardón "destripa" una pantallita de LCD para evidenciar la intangibilidad de los dispositivos sobre los que nos basamos para construir la realidad.
"La pantalla nos parece una ventana transparente. Lo que hago es desarmarla por completo, a tal punto que no ves nada, porque lo que hay en realidad es electricidad -explica Sardón-. Está tan desarmada que para poder ver la imagen hay que acercarse a una lámina, que es el polarizador. Y la condición de que ese algo sea visible es este juego óptico."
Del mismo modo, la muestra "desarma" la idea de la ciencia como actividad excluyentemente racional y del arte como puramente intuitivo. "Aunque en general los científicos nos jactamos de que estudiamos elementos objetivos -apunta Sigman-, nuestras investigaciones tienen que ver con la subjetividad. Estas miradas aluden a eso: a la deconstrucción subjetiva, a esa visión fragmentada por unos tijeretazos de los que no tenemos conciencia. En definitiva, es lo que hace el arte. La intersección donde nos encontramos."
Ficha. Morfologías de la mirada en Ruth Benzacar (Florida 1000), hasta hoy
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