La mirada crítica
El miércoles se cumplieron treinta años de Tucumán arde , la mayor manifestación de arte contestatario en una década prodigiosa para el movimiento artístico en la Argentina.
SE cumplieron treinta años de Tucumán arde , la mayor manifestación de arte contestatario de la década del sesenta. Casi todos los diagnósticos, en los años siguientes, anunciaron el abandono de los compromisos ideológicos explícitos por parte del arte. Sin embargo, las preocupaciones sociales, económicas y culturales continuaron como temas recurrentes en la obra de algunos creadores de generaciones diversas.
Se denomina "arte contestatario" a una modalidad artística nacida en los años sesenta, orientada hacia el juicio o análisis crítico de algunas situaciones sociales o políticas. La denominación proviene de la palabra francesa contestation (discusión o polémica). El arte contestatario puede manifestarse en el contexto de los lenguajes plásticos más o menos convencionales, pero es en el arte de concepto y en algún realismo contemporáneo donde tiene sus expresiones más destacadas.
En la Argentina, las figuras más representativas de esa corriente fueron Juan Pablo Renzi (1940-1992), León Ferrari (1920), Oscar Bony (1941) y Pablo Suárez (1937). Luego, en los años setenta, la denuncia política y social adquirió un tono más sutil y silencioso, especialmente en obras de carácter conceptual. Víctor Grippo (1936) y el platense Edgardo Antonio Vigo (1928-1997) fueron, desde fecha muy temprana, los creadores más reconocidos de esa vertiente humanista y crítica.
Acción colectiva
En Rosario y en Buenos Aires -en esta última ciudad, el 25 de noviembre de 1968- se presentó la más politizada experiencia de la vanguardia artística de los años sesenta: Tucumán arde . Esta compleja propuesta (en la que participaron artistas rosarinos, santafesinos y porteños) fue el punto final de una larga zaga de "acciones estético-políticas". Las más recordadas se realizaron entre 1965 y 1968 y tuvieron por escenario las salas del Instituto Di Tella. También en Rosario, se organizaron acciones-eventos de intención política. Una de ellas consistió en la interrupción, por parte de varios artistas, de una conferencia de Jorge Romero Brest, con consignas como "Mueran todas las instituciones, viva el arte de la revolución".
Tucumán arde se exhibió en la CGT de los Argentinos, al margen de los espacios tradicionales. No era una muestra convencional. No había en ella cuadros ni esculturas. Todo el edificio estaba cubierto por materiales muy diversos que denunciaban la situación de la provincia norteña, desmintiendo la información oficial. La exposición presentada en Buenos Aires fue clausurada poco después de su inauguración.
Conceptualismo crítico
Al desaparecer toda posibilidad de un arte ideológico y contestatario, en la década del setenta, el arte "crítico" se ligó, en gran parte, al conceptualismo (arte de ideas). Víctor Grippo es uno de los más prestigiosos artistas de esa orientación. Su conceptualismo puede considerarse como una vertiente local, diferenciada del movimiento internacional por su interés en los valores éticos, en la memoria ancestral y en los objetos sencillos utilizados por los hombres en las tareas más humildes. En sus trabajos abundan las papas, las herramientas de los oficios tradicionales, las viejas mesas manchadas y escritas.
Hacia 1970, Grippo comenzó a elaborar un ciclo de obras con las que denunciaba la tendencia a la aceptación no crítica, en América Latina, del mundo hipertecnológico. Analogía IV , pieza fundamental de ese grupo de trabajos, está compuesta por una mesa sobre la que se extiende un mantel, mitad blanco y mitad negro. En cada parcela del mantel está ubicada una papa sobre un plato flanqueado por cubiertos. Una de las papas, el plato y los cubiertos son auténticos; la otra papa, así como los enseres que la acompañan, son de acrílico. En un sector de la mesa está lo "rico", lo tecnológico y moderno, pero incomestible; en el otro, un humilde tubérculo y unos cubiertos viejos y deformados pero que sí pueden servir para la alimentación.
En 1978 Grippo realizó un trabajo paradigmático, Tabla . La obra está compuesta por una mesa humilde, desgastada y manchada. En su superficie, un texto escrito por el artista detalla los usos de la mesa con tono poético: "Sobre esta tabla, hermana de infinitas otras construidas por el hombre, lugar de unión, de reflexión, de trabajo, se partió el pan cuando lo hubo; los niños hicieron sus deberes, se lloró, se leyeron libros, se compartieron alegrías. Fue mesa de sastre, de planchadora, de carpintero".
La era del vacío
Los sesenta no son los noventa es el significativo título de una instalación de Rosana Fuertes (1962), artista de la denominada "generación de los noventa". En esa obra parece afirmarse que ya nada queda de la virtud provocativa de la década del sesenta, ni de su radicalismo cultural y político.
Sin embargo, las obras de Fuertes poseen una visión crítica, pero irónica. En ellas abundan los íconos populares de la sociedad contemporánea: las camisetas de fútbol, los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, el Che Guevara y Menem. Todo es igual en "la era del vacío" (Lipovetsky), parece decir la artista.
También Daniel Ontiveros (1963) se inclina por una obra con preocupaciones sociales y humanistas. En La casa es grande pero el corazón es chico (1994), se muestra un mapa de la República Argentina delineado con alambre de púas. Lo rodean varias pizarras escolares llenas de diseños y escrituras con los peores calificativos utilizados para identificar a los extranjeros provenientes de países limítrofes. Las pizarras muestran la imagen de un negro, el detalle de un cuadro de Berni, objetos típicos de Bolivia y una estampita de San Cayetano. Las expresiones "bolita" y "cabecita negra" recuerdan algunos epítetos propios de la xenofobia local.
Treinta años después de Tucumán arde , las luchas no van dirigidas hacia la igualdad de derechos, sino hacia el derecho a la diferencia de los estilos de vida. Persisten así, para algunos artistas, motivaciones e inquietudes que demandan una "mirada crítica".
Identidad
LA muestra organizada en forma conjunta por las Abuelas de Plaza de Mayo y el Centro Cultural Recoleta, es un intento por poner en imágenes el dolor de una generación. Los artistas invitados para esta instalación que tiene la fuerza de una obra colectiva fueron:Alonso, Aslan, Baglietto, Bianchedi, Dowek, Gorriarena, Fuertes, Nigro, Noé, Ontiveros, Romero y Schvartz. (Hasta el 8 de diciembre).