La magia de los libros unió a más de 3.800.000 personas
La 9a Maratón Nacional de Lectura atrajo a niños desde Misiones hasta Tierra del Fuego
Luisa, con los ojos enormes que sólo se tienen a los seis años, miraba y rogaba. Miraba a la artista y escritora Ana Padovani, que relataba una historia tan tierna como su gesto de sorpresa. Pero, sobre todo, rogaba al cielo -que a esa hora de la mañana se encontraba nublado- que nada rompiera el hechizo, ese que había hecho posible que los elefantes del zoológico porteño se acercaran a ella, oriunda del Tigre, mientras escuchaba la historia.
No muy lejos de ahí, Chiara, de ocho años y vecina de Villa Crespo, gritó de golpe: "¡Huy, miren! ¡Es igual a la «se»!", y Nik, que garabateaba un Gaturro disfrazado de princesa, festejó con risas la ocurrencia.
Brenda también rió, miró y festejó con los libros sobre su falda, pero un poco más tarde que las demás. Lo hizo cuando volvió corriendo a su escuela, a las 15, en la Base Esperanza de la Antártida Argentina, donde vive, para contar que por fin se había roto el hielo en la bahía y que había podido "pispear" una medusa, piedras... y el mar.
Ellas tres no se conocen, pero ayer estuvieron hermanadas en la 9a Maratón Nacional de Lectura, organizada por la Fundación Leer, que en la ciudad de Buenos Aires se hizo en el Zoológico, pero que se repitió en todo el país y unió a más de 3.800.000 alumnos, docentes y padres (200.000 más que en 2010) que por un rato se entregaron a la apasionante tarea de leer un libro. Participaron 13.000 instituciones, con un solo objetivo: destacar la importancia que tiene la lectura en el futuro desarrollo de los chicos.
Este año, el lema fue "Rutas, caminos y senderos de papel y tinta: un viaje a la Argentina de los libros", y asistieron todos los convocados, desde Canela, Ana María Shua hasta el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, el único que aludió a la política en una jornada puramente literaria. Es que los 1000 chicos que estuvieron en el zoológico querían más que nada ver a las suricatas, o a Nik para aprender cómo se hace un dibujo. Por eso, cuando el humorista comenzó con los trazos, Chiara vio en los contornos dibujados el rostro de la "se", su maestra. (Aclaración: antes se decía "señorita", luego "seño" y ahora sólo una sílaba.)
¿Cómo llamarán los chicos de la escuela wichi Indio Mataco a sus maestras? No lo sabemos, pero lo único que importa es que ayer ellos también se unieron a la maratón. El establecimiento está ubicado en la ruta nacional 34, en General Mosconi, Salta, adonde pocas cosas llegan pero no faltaron los libros: la Fundación Leer se encargó de que ayer los chicos leyeran textos seleccionados por ellos, y otros recomendados por los docentes y luego hicieron una ronda de comentarios entre todos.
Allá no tuvieron las 36 postas que se instalaron en el zoológico, sino las mismas ganas. Y lo mismo ocurrió en Jujuy, San Luis, Tucumán, Entre Ríos, Misiones; en fin, en todas las provincias que se unieron para leer un texto. Como en Villa Cañás, Santa Fe, donde la directora del colegio San José, parroquial y gratuito, Alejandra Pazzelli, describió el evento como "una experiencia maravillosa, fascinante". Y detalló: "A la mañana hicimos lectura silenciosa y después una ex docente, Patricia Carri, vino a leernos un cuento de Roberto Fontanarrosa. Los chicos estaban absortos, sonrientes, haciendo guiños entre ellos cuando se sentían identificados con los personajes".
En Resistencia, Chaco, el Centro Comunitario Villa Elisa preparó narraciones de cuentos con el plus de que fueron los chicos los que crearon el final de la historia y luego hicieron actividades plásticas sobre las narraciones: dicen los organizadores que hubo muchos duendes, hadas y brujitas dibujados.
La provincia de San Juan, donde nació Domingo Faustino Sarmiento, participó de la maratón a través de la Escuela Francisco Javier Muñiz, en cuyo patio los alumnos y docentes contaron leyendas de la zona. Al sur del mundo, en Río Grande, Tierra del Fuego, el Jardín de Infantes N° 16 Raíces y Alas presentó "Historia de un domingo 7", de María Elena Walsh.