La Justicia intervino la Fundación Molina Campos: el peregrinaje de más de 120 obras del artista más popular de la Argentina
Un nuevo capítulo de la polémica por los cuadros del pintor argentino que es símbolo de la tradición
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Como los personajes gauchescos que retrató a caballo, más de 120 cuadros de Florencio Molina Campos (1891-1959) han avanzado tierra adentro desde el municipio de Moreno, pasando por la ciudad de Buenos Aires, hasta San Antonio de Areco en el marco de una polémica que suma un nuevo capítulo: la intervención por parte de la Inspección General de Justicia de la Fundación que lleva el nombre del artista y una investigación por el supuesto faltante de algunas de sus pinturas.
La Sala A de la Cámara Civil del Poder Judicial de la Nación dispuso intervenir la Fundación “con desplazamiento de autoridades” a través de una resolución dictada por el ministro de Justicia y Derechos Humanos el 16 de agosto de este año. La Fundación apeló sin éxito el dictamen, que fue reconfirmado por la Cámara Federal de Apelaciones el pasado 10 de noviembre. Denis Damián Turnes fue designado interventor.
La Fundación Molina Campos fue creada en 1969, diez años después de la muerte del pintor, con la finalidad de custodiar, conservar y difundir parte de su legado. Una década después y también por iniciativa de su viuda, Elvira Ponce, se creó un museo dedicado al artista en la localidad de Moreno, donde éste pasó algunas temporadas en el rancho Los Estribos. El último consejo asesor encargado de la dirección del museo asumió sus funciones en 2019, con Adolfo Güiraldes como presidente. La entidad venía denunciando “precariedad edilicia” y falta de seguridad en el inmueble evidenciando la necesidad de poner en guarda en otra ubicación las obras del artista, que hoy se encuentran, al menos en gran parte, en el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes de San Antonio de Areco.
En cuanto a los motivos que condujeron a la intervención de la Fundación, la Justicia fundamentó su resolución “teniendo en cuenta que de los últimos veinte años, el Museo [de Moreno] permaneció cerrado dieciocho de ellos” e indicó inicialmente una “falta de inventario, aseguramiento y valuación económica de las obras, desconocimiento sobre el lugar donde se hallan albergadas, extravío de los libros de la Fundación, irregularidades advertidas sobre los libros y documentación social y el supuesto faltante de 37 obras”. Además, la resolución señala una “falta de consecución del objeto social [de la Fundación], pudiendo afirmarse que se ha desnaturalizado en gran medida, toda vez que no existen acciones tendientes a reunir la mayor cantidad de obras pictóricas del autor, preservarla y difundirla, tal como lo estipula el negocio jurídico fundacional y que las autoridades de la Fundación se han mostrado reticentes a dilucidar tales cuestiones”. A continuación, la Fundación intentó “tardíamente y luego de decretada la intervención de la entidad, incorporar la información que otrora le fuera requerida por la IGJ.”, se señala en el dictamen de la Cámara de Apelaciones.
Al ser consultados por la actual situación de la Fundación Molina Campos tras su intervención, ni el presidente desplazado de la entidad, Adolfo Güiraldes, ni el letrado encargado de la representación legal de la misma, hicieron declaraciones.
Tres museos y 126 obras en juego
En agosto, ingresaron en el Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes de San Antonio de Areco “126 obras” junto con objetos personales de Molina Campos como sus pinceles, pomos de pintura o piezas de vestir como ponchos procedentes de la colección del Museo de Moreno, tutelada por la Fundación desplazada. Así lo confirman el director del primero de estos museos, Patricio Santos Ortega, y el jefe de gabinete de la Intendencia de Areco, Miguel Amadeo.
El traslado de las obras a la reserva del Museo Güiraldes se produjo gracias a “la firma de un convenio entre la Municipalidad de Areco, de la cual depende el Museo Güiraldes”, y la Fundación hasta entonces dirigida por Adolfo Güiraldes, señalan.
“Se firmó un convenio con la Fundación Molina Campos para la guarda de los cuadros. Son 126 obras más otros elementos de tres dimensiones que están inventariados en el documento”, especifica el jefe de gabinete. Y explica: “Se eligió ese museo justamente por la seguridad y garantía que tiene. Con posterioridad a ese convenio, se dispuso la intervención de la Fundación y hoy estamos tomando contacto con el interventor, con quien en breve vamos a generar una reunión para analizar las alternativas y ver si se quiere mantener la validez y vigencia de ese convenio o se quiere dejarlo sin efecto y retirar las obras. El convenio prevé que cualquiera de las partes lo puede dejar sin efecto sin invocación de causa cuando lo considere necesario”, apuntó.
Además, Amadeo consideró que, “independientemente de las cuestiones jurídicas, hay que dar una discusión institucional sobre el tema”. Y profundizó: “Para nosotros es un motivo de orgullo que semejante obra esté en guarda en nuestro museo. Lo importante es que los cuadros estén en las mejores condiciones. Si el interventor considera que hay otro lugar en mejores condiciones, no nos vamos a entrometer, porque los cuadros, en definitiva, son propiedad de la Fundación que él está a cargo de conducir. Nuestra intención es mantener una conversación en el transcurso de la semana con el interventor, si es posible”.
En nombre del Museo Güiraldes, su director expresó que el convenio fue firmado “a pedido de la Fundación” y por indicación de la Municipalidad. Tras ello, aclaró que la institución que representa “recibió en el mes de agosto un patrimonio responsabilidad de la Fundación, un total de 126 obras del artista en diferentes técnicas, la mayoría acuarelas, en buen estado, y algunos objetos como pinceles, pomos de pintura, cuadernitos con borradores, croquis de dibujos y algunas fotos”.
Patricio Santos explicó, además, que el personal del Museo realizó un inventario de los bienes con “un registro fotográfico de todas las obras que ingresaron” y añadió que el Museo Güiraldes es una institución que tiene “una reserva, un tesoro, con normas de seguridad actualizadas, con sistemas de cámaras, alarmas y cerrojos, con un protocolo de seguridad muy estricto. Allí está siendo custodiada esta colección de piezas, de las cuales hay una veintena que están en exposición en las salas Adelina del Carril 1 y Adelina del Carril 2 del Museo como parte del convenio que se firmó entre la Municipalidad y la Fundación. Así se dispone no solamente la guarda, sino tener la posibilidad de que el visitante pueda apreciar esas obras”.
La directiva desplazada de la Fundación -siendo parte de sus integrantes vecinos de Areco- tenía previsto el traslado del Museo de Moreno (cuyo inmueble se puso en venta) a una nueva ubicación en Areco, municipio donde ya hay un espacio dedicado a Molina Campos, el Museo Las Lilas, que conserva las obras que ilustraron los famosos almanaques de Alpargatas.
Cómo sigue la polémica
Gonzalo Giménez Molina, único descendiente vivo del artista y cotitular mayoritario de los derechos de reproducción sobre la obra de su abuelo, considera que “Areco no tiene legitimidad” para retener la obra del pintor.
Quien es su nieto señala que inicialmente existió “una reticencia de las autoridades municipales de Areco a poner a disposición del interventor las 130 o 140 obras originales que componen la colección (en la que se habría detectado un faltante de más de 30 piezas), en lo que constituiría una clara obstrucción a la justicia y un apropiamiento indebido de bienes”. Y agrega: “La colección de obras originales de la Fundación no se exhibe en forma completa y permanente desde hace más de 20 años. Nuestro único objetivo es que sea declarada prontamente patrimonio cultural y expuesta en salas de alcance nacional para disfrute público”.
Años antes de la pandemia, las obras habrían dejado de estar en Moreno para pasar a una baulera en Capital Federal, según indica su nieto en base a las informaciones recabadas. “De ahí las llevaron a un galpón en Areco y ahí estuvieron hasta que la IGJ dispuso la intervención”.
En diálogo con LA NACION, Giménez Molina calificó de “sinsentido” la retención de las obras en Areco y que se piense en dos museos dedicados a su abuelo en una misma localidad. “Las obras no le pertenecen ni a Areco ni a ningún miembro de Areco sino que son de una fundación que está registrada en Capital Federal”, resaltó.
El nieto del artista aboga por la pronta disposición de un espacio, de acceso masivo, donde se pueda exhibir y difundir el legado del autor. “Molina Campos es el artista más popular de la Argentina, el más nombrado, el más falsificado, el más difundido. Cuanta institución hay en el país, cuando hay una festividad que tiene que ver con la tradición, pone un cuadro suyo. Hay un montón de instituciones mostrándose interesadas, con propuestas concretas, y en breve esperamos tener novedades sobre a dónde irán las obras y cómo se van a mostrar, en lugar de que solo tenga acceso un selecto público que se pueda pagar un viaje en combi hasta una localidad a ciento y pico de kilómetros de Buenos Aires”, valoró.
“El deseo es que la obra de mi abuelo se exponga, circule, que llegue a lugares donde la gente las pueda ver y no que quede todo en un gueto cultural”, continuó Giménez Molina. Y concluyó: “Me interesa que sus cuadros estén para disfrute del público. La familia de Molina Campos, mi madre puntualmente, declinó cualquier gestión para reclamar esas obras porque entendió que lo mejor que se podía hacer en memoria de su padre era que estuvieran exhibidas y preservadas por una institución como es una fundación y que no están sujetas a un embargo, un incendio” u otro posible incidente.
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