La intimidad de los artistas: de la bici fija de Marta Minujín a los óleos y las performances en TikTok
Los artistas afrontan la cuarentena con distintos niveles de inspiración: unos muy productivos, otros más revisionistas o contemplativos, pero todos con altos grados de creatividad para pasar los días de encierro por la pandemia de la mejor manera posible. Disfrutan de obras de teatro remoto, de la cocina o hacen ejercicio, con el taller en casa a todo vapor o sin posibilidad de trabajar. Todo esto se puede ver en el ciclo de visitas virtuales "Artistas de entrecasa", una excursión a la intimidad de gente con talento para inventar mundos, que hoy, a las 16, por ejemplo, visitará a Luis Felipe Yuyo Noé en su casa taller.
El proyecto surgió hace una semana de la necesidad de estar en contacto con el arte: ante la imposibilidad de visitar museos y galerías, por qué no golpear la puerta y abrir una ventana –la de YouTube– por el puro deseo de compañía que la virtualidad más o menos subsana. Así, desde sus casas, los artistas dan ideas y revelan obras nacidas del confinamiento.
Marta Minujín hace todo sentada en su bicicleta fija, pedaleando: "Mientras miro televisión o hablo por teléfono ando en bicicleta. Ya bajé como cuatro o cinco kilos". Las treinta cuadras de distancia a su taller se le hacen infinitas y no ve la hora de volver a trabajar. "El artista está siempre en aislamiento y el único aire que recibe son sus propias ideas y su propio accionar. En el ambiente doméstico, te desfragmentás. Yo necesito ir a mi taller", explica. En su casa, se dedica a revisar y ordenar el archivo.
Delia Cancela, en cambio, está en su salsa. "Yo tengo mi taller en mi casa. Tengo todo. Soy un subibaja, a veces soy un avión despegando, otras soy una babosa que me arrastro lento. Paso por todos los estados en un día. Hay días geniales. Estoy acostumbrada estar encerrada, no me asusta, me gusta. Lo que más extraño es caminar y a los amigos", cuenta. Valora su patio y sus plantas, y ordena papeles, sacó a relucir dibujos de los 70. Las pinturas en proceso la rodean, pero sobre todo los dibujos que hace en la cama de mujeres en la naturaleza. Ideó un proyecto de dibujos virtuales que se envían entre mujeres artistas. "Quizá más adelante sea una muestra", dice.
Carlos Gómez Centurión sigue con su vida normal en su casa taller en San Juan, pintando la Cordillera que ve desde su jardín. "Yo estoy chocho con la cuarentena. Estoy trabajando con muchísima intensidad sin nadie que me interfiera. Me hice una rutina y estoy trabajando con todo a la mañana, camino un poco a la tarde, estoy leyendo mucho, no vemos casi televisión y me sumé a la propuesta del MET de Nueva York que transmite óperas todos los días. El primer día nos vestimos de gala, con corbata y lo proyectamos grande. Es como una salida", cuenta. Tenía acopiada una buena provisión de óleos, pinceles, escobillones y lampazos para la producción actual, la serie 36 vistas del Cerro Blanco, un guiño a la serie que Hokusai le dedicó al monte Fuji. También, realiza una serie de monocopias con betún de judea en papel de naipe. "Estoy con la hipótesis de que algo se está diluyendo", dice.
Otro artista que disfruta su oasis personal es Sergio Roggerone, que vive y trabaja en una casa en Mendoza que es destino turístico, vecino a una famosa bodega. Su taller es un prodigio de orden y cantidad de pinceles, colores, libros, música y arte. "Estoy muy cómodo acá, trabajando, encerrado pero feliz. Me di cuenta de que toda mi vida viví en cuarentena, encerrado en el taller. Me favoreció no tener eventos sociales, que te distraen. Como sano, hago gimnasia y me dedico a mí y a mi obra", cuenta.
Excursión internacional
El arte sigue en exposición. Ana Gallardo está en México e inauguró una exhibición en la sala virtual del MUAC, y participa en la también virtual Bienal de Mercosur. "Yo pensaba que era más tiempo de pensar y no de mostrar. Pero me sumé con ganas a un pedido de materiales", cuenta. Vive el encierro como algo placentero y se dedica a la escritura: la palabra es central en su obra, se siente poeta y se apropia de textos que le dan voz. Por ejemplo, de las cartas de su madre a su padre, que lee en el video que se ve en el MUAC: "Mi tío era el artista de la familia, pero mi madre no podía serlo. Ella admiraba a esos hombres que hacían lo que ella hubiera querido. Vivía en un encierro".
Hernán Salamanco dejó montada una muestra en Smart Gallery tres días antes de que se declarase la cuarentena. Ahora se visita de forma virtual, con videos en las redes. "No hubo inauguración. Quedamos en el aire. No hacía una muestra individual en Buenos Aires desde 2015". Su taller quedó lejos, y no puede trabajar como acostumbra en pinturas murales sobre chapa en medio de su hogar. Igual, después de un montaje suele sobrevenir un tiempo de vacío. "Me dedico a cocinar, arreglar cosas del hogar y estar un poco entre todos", cuenta.
Natacha Voliakovsky en cuarentena hizo una performances por streaming y tres eventos privados por Zoom organizados desde Nueva York. Claro que en estos días, todos se ponen performáticos frente a la cámara de los celulares para TikTok y Lives y balcones: "Me molesta el abuso del término. Todo puede ser performance, sí. Pero no todo es una obra de performance art. Son lenguajes epocales, como antes pasó con la fotografía. Tiene que tener un discurso, una particularidad. Me gusta muchísimo ver TikTok: es muy interesante como gente de todas las edades tiene una relación con una cámara y una futura audiencia y pone el cuerpo. Hay una interpelación social y global a hacerlo".
Hay artistas también lejos de sus casas, que viajaron por residencias y aún no pueden regresar, como Solange Baques, en Finlandia, y Desireé de Ridder en Roma. Baques aprovecha el sauna y las caminatas por el bosque mientras trabaja en un libro de artistas varados por el mundo que se editará en Australia. De Ridder, inspirada en el arte etrusco pero también en el aire que asoló especialmente a Italia, trabajó en máscaras mortuorias.
El arte de la cocina es uno de los tantos que domina Andrés Waissman, que se detiene en cada ñoqui que amasa como si se tratara de una de sus esculturas. En su casa de Tigre tiene además un espacio de trabajo, donde pinta en rollos de papel las Tintas de la Pandemia, una serie de muchedumbres donde no hay distanciamiento social. "Estoy extrañando poder abrazarnos", dice.
Desde Rosario, Lila Siegrist se rodea de una colección de arte 99% local y de sus hijos, cocina y produce para diferentes frentes: avanza en la escritura de un poemario que editará Mansalva y obras de arte en proceso; edita una serie de compilaciones de escritos sobre la cuarentena, Bitácoras; trabaja en políticas públicas para el gobierno nacional, y teje redes en la comunidad artística. Su obra participará en otraferia.com, una feria virtual organizada por la artista Virginia Negri."Me preocupa mucho que va a pasar el día después con estos contenidos. El tiempo editará esta profusión loca en lo que estamos", analiza.
La agenda de Artistas de entrecasa
El ciclo de cuarentena se puede seguir en el canal de YouTube https://youtube.com/user/mpzacha
Hoy, a las 16: Luis Felipe Noé en su casa taller.
Martes 5 de mayo, a las 11: Julieta Hanono en su taller y recorrido por París hasta el Sena.
Miércoles 6 de mayo a las 11: Elian Chali, muralista cordobés reflexiona sobre su arte, el encierro y la discapacidad.
Jueves 7 de mayo, a las 14: Chiachio&Gianonne y un taller de bordado que no para.
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