La inteligencia artificial ya pinta retratos y hace temblar al mundo con su aspiración de ser creativa
No es algo que ocurrirá en el futuro: está sucediendo en este momento. "¿Se convertirá la Inteligencia Artificial en el próximo medio del arte?", pregunta en su página la casa de subastas Christie’s, que ofrecerá esta semana por primera vez en un remate una pintura creada por un algoritmo. Hace dos años, una novela escrita en parte por una computadora quedó como finalista en un premio literario en Japón. Y mientras crece la aspiración de los robots por tener la inspiración de Shakespeare, ya hay marcas de moda que están produciendo colecciones diseñadas por sistemas operativos que reemplazaron a los equipos humanos.
"He perdido varios clientes por ese motivo. Estamos condenados si no hacemos algo respecto de la inteligencia artificial. Junto con el cambio climático, es una de las principales amenazas de la humanidad", advirtió días atrás en su primera visita a la Argentina la holandesa Lidewij Edelkoort, una de las pronosticadoras de tendencias más influyentes del mundo. "Todos vamos a perder nuestros trabajos", dijo sin rodeos ante un auditorio repleto la cofundadora de la consultora Trend Union en la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, donde ofreció una conferencia organizada por El Espartano.
El problema parece ser que la inteligencia artificial aprende muy rápido, como demuestra el documental AlphaGo que puede verse en Netflix. Filmado en 2016, revela cómo logró derrotar a Lee Sedol, el mejor jugador de la historia del Go, el juego de mesa más difícil del mundo. De todos modos, si bien demostró que puede revisar bases de datos y calcular probabilidades a una velocidad escalofriante sin la interferencia de las emociones, ¿podrá llegar al punto de ser creativa ? "Es posible, en el futuro lejano –responde Edelkoort–. Tiene que desarrollar la intuición."
Usar los cinco sentidos, mantener viva la curiosidad y "escuchar con atención" es lo que le permite a esta experta conectar con ideas que "no son propias, sino que están en el aire". Eso explica según ella por qué es común que varias personas desarrollen una misma idea al mismo tiempo en distintas partes del mundo, sin estar conectadas. Edelkoort lo comprobó cuando se enteró de que otros dos diseñadores de países lejanos estaban produciendo proyectos iguales al suyo: una gama de tonalidades de negro.
Captar esas ideas que circulan en el aire es lo que –por ahora– no logran hacer las máquinas. "La idea de que un robot tenga una experiencia abierta del mundo, y que la use para hacer algo nuevo, por ahora es pura ciencia ficción", reconoce Hugo Caselles-Dupré, delcolectivo Obvious, especializado en el cruce entre entre arte e inteligencia artificial. Integrado por tres expertos, este grupo es el creador del Retrato de Edmond Belamy ofrecido por Christie’s con una base de 7000 dólares. Ya vendió otra obra de la misma "familia" ficticia, El conde de Belamy, por 10.000 dólares.
En lugar de intuición, el algoritmo autor de estas obras usó un método mucho más pragmático: una Red Generativa Antagónica integrada por dos partes. La "generadora" analizó una base de datos de 15.000 retratos pintados entre los siglos XIV y XX, mientras que la "discriminadora" intentaba reconocer las diferencias entre las imágenes realizadas por humanos y las producidas por el generador. El propósito de Obvious es lograr que nadie logre distinguir cuál es cuál. "Los retratos proporcionaron la mejor forma de ilustrar nuestro punto –sostiene Caselles-Dupré–, que es que los algoritmos pueden emular la creatividad."
Mientras ese proyecto continúa perfeccionándose a ritmo vertiginoso, el arte creado por humanos no parece estar aportando alternativas creativas. "El arte está siguiendo el mismo ciclo enfermo que la moda, con mucho poder concentrado en pocas manos. Las galerías lucen como museos, tienen los mismos viejos artistas, mientras que los jóvenes son sobreexplotados. La tendencia de la próxima década serán las obras creadas por los outsiders en los márgenes del sistema. Todos podemos ser artistas", opina Edelkoort.
En ese sentido, recuerda con horror el ejemplo de las carteras diseñadas el año pasado por Jeff Koons para Louis Vuitton, con reproducciones de obras de grandes maestros, similares a las que suelen ofrecer los vendedores ambulantes a los turistas. Aunque con precios muy distintos, claro.
"Tenemos que diseñar la salida del desastre. Si no encontramos nuevas formas la máquina comienza a detenerse", insistió la autora del manifiesto Anti_Fashion, publicado en 2015, en el que declaró obsoleto el sistema de la moda actual como disciplina creativa.
Sus ideas apocalípticas sacudieron tanto la escena que la prestigiosa escuela de diseño neoyorquina Parsons la contrató como decana de "estudios híbridos", a cargo de un programa interdisciplinario que demuestra que todo está interconectado: otra tendencia adelantada por Edelkoort hace dos décadas. "La sociedad ya no es bicolor, blanco o negro –observó–. Todo se ha convertido en lo mismo, estamos pensando en una nueva dirección."
El problema es que la inteligencia artificial también está pensando... y lo hace muy rápido.
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