La incertidumbre económica y la suba del dólar golpean la industria editorial
La nueva crisis económica, en esta ocasión desatada luego de las elecciones primarias, vuelve a golpear la industria editorial local. A causa de la descontrolada suba del dólar, que del viernes pasado a esta tarde subió un 25% en promedio, las distribuidoras gráficas decidieron dejar de entregar papel a las editoriales porque alegan que no se tiene un precio de referencia. "Solo lo hacen si el pago es contra entrega", dice Daniel Schiro, gerente de Producción de Grupo Editorial Planeta Argentina. Algo similar ocurre con la venta de papeles ilustrados de origen importado: la venta de ese material, que suele emplearse en libros para niños, de cocina y coffee table books, se ha suspendido.
Aunque el servicio de novedades de septiembre de muchas editoriales consultadas por LA NACION está asegurado, no pasa lo mismo con los servicios de octubre y noviembre. Los editores esperarán hasta la semana siguiente para tomar decisiones respecto de recortes en planes de publicación y cancelación de reimpresiones de títulos. Si la crisis perdura, habrá menos libros (y seguramente menos compradores) en los puntos de venta.
"No hay precios de insumos, ni de papel ni de imprentas", dice Juan Manuel Pampín, gerente comercial de Corregidor. Ese sello, que en 2020 cumplirá cincuenta años, tiene previsto publicar tres novedades en septiembre. "Vamos a esperar para decidir el porcentaje de aumento de los libros, que podrá alcanzar el 15 o el 20% -agrega-. Hace seis meses que no aumentamos pero esta vez no quedará otra". Por ahora, están en suspenso los planes editoriales de octubre (cuando se celebra el Día de la Madre, fecha para la que se suele vender gran cantidad de ejemplares) y también los de noviembre.
Otro gran motivo de preocupación para editores y libreros es el precio de los libros. "Una novedad que hoy cuesta $700 deberá venderse a $850 o a $900 -estima Schiro-. El libro se volverá aún más inaccesible". En tiempos de incertidumbre, como los que se viven hoy en la Argentina, el rubro de entretenimientos es uno de los primeros en que los consumidores hacen recortes. El libro deja de ser una prioridad.
"Siempre que hay una disparada del dólar pasa lo mismo -dice con resignación Carlos Díaz, director editorial de Siglo XXI-. Nuestra papelera nos dijo que no tiene precio y que solo podemos comprar en dólares, lo cual es una locura. Hace cuatro años que arrastramos una crisis tras otra y ya no sabemos quién va a comprar libros". Hasta hoy, Siglo XXI nunca había interrumpido su plan editorial, pero este año Díaz decidió repartir las ocho novedades y tres reimpresiones previstas para septiembre en lo que queda del año. Se cancelaron del plan editorial veinte títulos, que se publicarán en 2020.
Para empresas medianas y pequeñas, con menores recursos que los de los grandes grupos para enfrentarla, la dimensión de la crisis tras las PASO es, según los editores, "catastrófica". Las devaluaciones se acumulan y el mercado editorial se achica año a año. Los importadores de libros suspendieron las ventas hasta la semana siguiente.
"Hay preocupación porque no existen precios de referencia y el papel es un commodity que está atado al valor del dólar", señala Diana Segovia, gerenta de la Cámara Argentina del Libro (CAL). "Por ahora se está en un compás de espera, aunque la producción en ejemplares sigue en caída", agrega. Desde la CAL indicaron que la coyuntura actual agrava los problemas en el sector y que, si el peso se devalúa entre el 20 y el 30%, las editoriales deberán fijar y remarcar precios según esos porcentajes. Por otro lado, advirtieron que la situación financiera de varias editoriales y librerías es muy delicada.
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