La Iglesia pone en duda las apariciones
El arzobispo Cargnello pidió un psicodiagnóstico de la mujer que dice recibir los mensajes de la Virgen
SALTA.- Se asume como "el malo de la película" por su dureza con las supuestas apariciones de la Virgen a una mujer salteña, María Livia Galeano de Obeid, y con el rito religioso que se practica en un cerro de esta ciudad, con gran afluencia de fieles.
Desde que explotó el fenómeno -se estima que cada sábado concurren unas 3000 personas- el arzobispo de Salta, monseñor Mario Cargnello, prohibió la imposición de manos a los fieles de parte de algún laico y, en directa alusión a la señora de Obeid, recordó que en Salta no hay ningún laico autorizado a bendecir a los enfermos. Impidió, además, la difusión de los mensajes que Obeid dice recibir de la Virgen.
Por registrarse el caso en su jurisdicción, el arzobispo Cargnello es en la Argentina la autoridad máxima de la Iglesia en torno a lo relacionado con la "cuestión del cerro", como se conoce este tema en ámbitos eclesiásticos y de lo que LA NACION informó ayer.
El arzobispo prohibió la difusión de los mensajes en dos declaraciones consensuadas con los casi 70 sacerdotes de la arquidiócesis en 2003 y en 2006, fruto de las investigaciones de una comisión creada por él e integrada por cinco sacerdotes y dos laicos especialistas en biblia, dogmas y derecho canónico.
Cargnello, de 55 años y arzobispo de Salta desde 1999, recibió a LA NACION en su despacho, a pocos metros de la Catedral, de la que constantemente entran y salen fieles que rezan a la patrona de esta provincia, Nuestra Señora de los Milagros, y al Cristo del Milagro.
-En junio de 2006 usted dijo que las actividades en el cerro no están incluidas en la pastoral de esta arquidiócesis. ¿Por qué?
-Fue una decisión que tomamos con los casi 70 sacerdotes que hay en la diócesis. Constatamos que es un fenómeno conducido por una organización privada del que no podemos estar ajeno. Lo respetamos en lo que tiene de religioso y acompañamos a los fieles que van al cerro y vuelven a las parroquias, sea que les haya impactado positivamente como negativamente, porque hay de las dos experiencias. En el estudio del núcleo poco hemos avanzado porque la oferta de la mano tendida no siempre es correspondida; cuesta esa dimensión de comunión y en esto tenemos que ir trabajando.
-¿Qué dificultades tienen?
-Los miembros de la comisión que estudia estos hechos y ellos -la organización civil que lleva adelante las actividades en el cerro- no se llevan del todo como uno quisiera. Nuestro pedido es que para que aparezca el protagonismo de la Virgen debe disminuir el protagonismo de quien hace de mediadora. De esto no logramos convencerlos. En los avances en los estudios de psicología también estamos trabajando.
-En 2003 la comisión pidió a la señora María Livia que se hiciera estudios psicológicos. ¿Se los hizo?
-Sí, pero no llegó al arzobispado el psicodiagnóstico.
-Quienes impulsan las actividades en el cerro afirman que entregaron los estudios psicológicos y que, como el arzobispado decía que no los tenía, los volvieron a entregar dos veces más, ante un escribano.
-No. El psicodiagnóstico nunca fue entregado. El estudio fue hecho. La señora María Livia me hizo el relato de lo que se hizo, pero no me lo entregó. El dueño del psicodiagnóstico es la parte interesada, pero yo no lo tengo. Sin esto no podemos avanzar.
-¿Por qué no se puede avanzar?
-Porque la Iglesia, frente a estos fenómenos, pide que hagamos un estudio de la credibilidad de la persona, que tiene que ver con la psicología y el estudio de la veracidad de lo que dice, que se relaciona con la teología.
-¿Qué indican los estudios teológicos sobre los mensajes que ella transmite?
-No hay problemas, porque todos los mensajes tienen que ver con el estilo que se ve en las de mil supuestas revelaciones que hay en este momento en el mundo. No hay errores graves. Lo que yo he leído son todos llamados a la oración, a la conversión, a la devoción a la Eucaristía, que son buenos.
-¿Si es así por qué no se pueden difundir?
-Se dijo que no para evitar la reiteración de cosas. Ahora lo dejé para que lo analice la comisión.
-¿Cómo se explica la cantidad de gente que concurre?
-Hay una doble conjunción. Una es el fenómeno religioso. Hay gente seria y que se compromete, pero convengamos que también hay propaganda.
-Algunos sospechan que hay detrás un negocio turístico.
-Sobre eso yo nunca hablé, porque no me corresponde. Nosotros no tenemos nada que ver con lo administrativo. Lo que se hace es bajo la responsabilidad de la organización civil privada.
-¿Es cierto que usted pidió a los obispos que no fomenten las peregrinaciones al cerro?
-Después que se difundió la carta de junio algunos obispos me preguntaron por qué obrábamos así y les mandé otra carta explicando las razones de lo que estamos haciendo. Les pedí que solicitaran a los sacerdotes que no organicen las peregrinaciones y que si vienen, se pongan al servicio del clero local.
-En el cerro se dan hechos extraños -la gente cae a veces como desvanecida o rompe en llanto- y se habla de milagros físicos y muchas conversiones.
-Sobre los hechos extraños no opinamos porque no son necesariamente testimonio de la presencia de Dios. Reconocemos, sí, el fenómeno de las confesiones. Sobre las conversiones lo dirá el tiempo. Hay testimonios de gracias recibidas. Esto lo evaluará la Iglesia. Yo conocí el caso de un chico con síndrome de Down que tenía un problema y se recuperó. La madre lo atribuye a la oración en el cerro. Me alegro por los padres.
-¿Si eso no es Dios qué puede ser?
-Una creación humana. De hecho, son muchos los fenómenos de apariciones en el mundo. Quien determine lo que es será la Iglesia. Nosotros damos el pasito que nos corresponde. Mientras tanto se está haciendo el bien: la gente viene y reza.
Resistencia
- SALTA.- A los miembros que integran la comisión creada por el arzobispo Mario Cargnello para analizar los hechos que ocurren en la zona de Tres Cerritos, les asombra la resistencia inicial que opuso la presunta vidente cuando le pidieron que, mientras se reza el Rosario, ella no ocupara un lugar central en la explanada, como lo hacía habitualmente, sino que allí se colocara una imagen de la Virgen.
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