La hora de Houellebecq, personaje cultural revulsivo
Houellebecq lo hizo de nuevo: el anuncio de Sumisión, su próxima novela que sale el miércoles tiene como tema a Francia gobernada por un régimen islámico, lo coloca nuevamente bajo los focos de la polémica. Claro que uno podría decir también que es un señor valiente. En momentos en que algunos defensores del islam quieren poner de moda la túnica naranja y la decapitación, meterse con ese tema da un poco de inquietud. Por mucho menos Salman Rushdie pasó años escondido con el nombre de "Joseph Anton".
Hace un par de meses tomaba un café con Julien Gosselin, que es un joven director de teatro francés y que este año fue muy ponderado por su magnifica versión teatral de Las partículas elementales. Nos preguntábamos por qué nos interesaba tanto Michel. Quizá se puede coincidir con Fernando Arrabal (dice que M.H. es el mejor escritor vivo), pero me inclino a creer que nos interesa tanto porque sus novelas son muy buenas. Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales, Plataforma, leídas de un tirón deparan múltiples sensaciones y describen con crudeza el lado b de nuestras sociedades. Es además un buen poeta, pero, inevitablemente, suma a su talento literario sus manifestaciones caracterizadas como "políticamente incorrectas". Por medio de sus personajes fue demoledor con algunos hechos que son la Biblia del intelectual progre promedio como el Mayo del 68. Cuando muchos mostraban bravura como defensores acríticos de revoluciones culturales chinas y demás populismos que practicaban el asesinato en masa, Houellebecq se situó por fuera de esas ideas. No pertenece a esos ambientes y quiere mostrarlo. Se expande también a otras disciplinas.
Tuve oportunidad de ver la fabulosa película El secuestro de Michel Houellebecqdirigida por Guillaume Nicloux en la que el escritor se representa a sí mismo y que parte de una anécdota muy divertida. Hace un tiempo desapareció unos días y se encendieron las alarmas: llegó a decirse que lo había secuestrado Al-Qaeda (recordemos que ya en una revista se había referido despectivamente al islam). El caso es que apareció y dijo que su teléfono no funcionaba. De ahí se disparó la idea del film en el que el escritor actúa y es secuestrado por unos secuestradores un poco bobos que hacen todo mal y donde él aparece como un actor fantástico que, además, habla de Lovecraft, Beethoven o música popular. Los secuestradores, mientras, intentan enseñarle kickboxing y fisicoculturismo. No hay violencia: los secuestradores son un poco fans de Houellebecq, y él está encantado mientras lo dejen fumar o le lleven una chica del barrio para tener sexo. La única discusión que tienen es sobre Tolkien. El resultado es surrealista y genial.
Como si todo esto fuera poco, el cantante Jean Louis Aubert grabó un disco con poemas de Michel. Vean el videoclip en YouTube del poema "Isolement". Houellebecq, además de autor, es actor en el videoclip. Teatro, cine, poesía, novelas, música. Es cada vez más un personaje cultural. Y le sale bien. Lo hace aislado y no pertenece a ninguna corriente de pensamiento dominante. Tiene mérito en un ambiente que, muchas veces, aburre por lo uniforme.
El autor es gestor cultural
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