La historia detrás de la cámara que Graham Greene perdió en Paraguay
Cuando era chico, los padres del artista paraguayo Fredi Casco (Asunción, 1967) le contaron que habían conocido al escritor y viajero británico Graham Greene en la terraza del Hotel Guaraní, el único rascacielos de la ciudad en ese entonces. En un día de fiesta patria, sus padres escucharon las quejas del autor de El americano impasible, al que la policía paraguaya le había sacado la cámara de fotos mientras intentaba tomar imágenes de una marcha a favor del interminable régimen dictatorial de Alfredo Stroessner, que se extendió entre 1954 y 1989. Corrían los primeros meses de 1969. Tiempo después, ya en Londres, Greene publicaría su novela Viajes con mi tía, que incluye episodios basados en su travesía por capitales de América del Sur y, en especial, en su estada en Asunción. El director estadounidense George Cukor llevó al cine esa novela de Greene en 1972.
"Eran las ocho de la mañana de una día de julio. Por un desgarrón de las nubes sobre el Río de la Plata se filtraba un rayo de sol, proyectando la única estría plateada sobre las tristes aguas […]. Tenía por delante un viaje de cuatro días, por el río de la Plata, el Paraná y el Paraguay, antes de reunirme con mi tía", describe el narrador de la novela. Viajes con mi tía antecedió otra novela de Greene, El cónsul honorario, inspirada en un hecho que sucedió en la Argentina: el secuestro del cónsul Joaquín Waldemar Sánchez, en 1970. Augusta, la tía que invita a viajar a Henry, un empleado bancario de cincuenta años, es (a los setenta y cinco) una aventurera de espíritu inquieto. Greene también le hace decir al sobrino de Augusta frases duras e irónicas sobre la vida durante la dictadura de Stroessner: "Es muy fácil desaparecer en Paraguay… y ni siquiera se toman el trabajo de hacerlo desaparecer a uno. ¿Quién armaría escándalo por uno o dos cadáveres? El general mantiene la paz: eso es lo que la gente quiere, después de la guerra civil que tuvieron. Un muerto no alarma a nadie".
"Fredi Casco trabaja en los cruces entre el registro de la memoria y la política. En las series El retorno de los brujos (título del libro Louis Pauwels y Jacques Bergier sobre civilizaciones perdidas, extraterrestres y esoterismo nazi), con fotografías halladas en los mercados de Asunción, elabora un discurso sobre política, poder y cotidianidad mundana durante el régimen dictatorial de Stroessner", dice el investigador y docente Roberto Amigo, al cuidado de la muestra Asunción, que se puede visitar hasta fin de mes en la galería Herlitzka + Faria.
En el segundo conjunto de obras, el recurso visual elegido por Casco opera en el umbral entre imagen y texto. "El relato familiar sobre el encuentro con Greene en Asunción es el punto de partida para construir una ficción que juega tanto con la memoria familiar, el archivo policial y social como con las novelas de la Guerra Fría. La fuente oral, cargada de subjetividad, es objetivada por el artista mediante la pesquisa de archivo", agrega Amigo, que eligió a Casco, a Ricardo Migliorisi (artista que falleció el 14 de junio pasado, días antes de la inauguración de la muestra en Buenos Aires), al incomparable Osvaldo Salerno y a Claudia Casarino para ofrecer un panorama de lo mejor del arte contemporáneo paraguayo.
"Esa serie es la segunda parte de la saga El retorno de los brujos, y se denomina Bienvenido, hermano extranjero -cuenta Casco a LA NACION, desde París-. Toma el nombre de una canción folclórica muy popular en la época de la dictadura, en cuya letra se revela una exagerada hospitalidad paraguaya. Toda la saga está cruzada por documentos o testimonios reales con la ficción".
En la serie de imágenes halladas en mercados y "archivos del terror" (es decir, archivos de las fuerzas represivas paraguayas), las fotografías no están intervenidas; es el texto de Greene el que interviene e inyecta de nuevos significados las imágenes. "El episodio del encuentro de Greene con mis padres es verídico, ellos me lo contaron cuando era niño. Fue un encuentro informal; si bien no recuerdan cuánto duró, mi padre me había mencionado que el escritor se quejó porque le habían sacado la cámara cuando intentaba tomar unas fotos".
Un espía en apuros
"Años después, cuando le pregunté a mi padre si realmente se habían encontrado con Greene o si eso había sido producto de mi imaginación, me dijo que sí se habían conocido –sigue Casco–. Él recordaba ligeramente que alguien del cuerpo diplomático los había presentado, aparentemente porque mi padre era el único que hablaba inglés correctamente y podía entablar una conversación. También me comentó que juntos se tomaron una botella de ginebra mientras Greene le confesaba que, en la mañana anterior, un grupo de policías encubiertos le habían arrebatado su cámara al frente de la oficina del Partido Colorado, justo en el momento en que él se disponía a documentar un desfile". El diplomático paraguayo le había dicho a Greene que se olvidara de la cámara. "La embajada británica había desestimado cualquier intento para recuperar la cámara, a la vez que 'el señor Greene' insistía en evitar cualquier incidente diplomático". La prudencia era una virtud del espía escritor británico, que recorrió varios países, de Liberia a Cuba, en calidad de agente del MI6.
Cuando Casco le pidió más detalles del encuentro, su padre recordó que también habían conversado sobre el gobierno, las políticas extranjeras, unas fiestas exclusivas a las cuales había asistido Greene y los nazis que se habían refugiado en Paraguay. "Hace unos meses atrás, cuando revisaba archivos policiales relacionados con personas desaparecidas por la dictadura de Stroessner durante la Operación Cóndor, encontré un sobre con fotos incautadas de la Asociación Nacional Republicana", dice. En su interior, envuelto en papel de diario, había dos negativos fotográficos un poco deteriorados. "Cuando le pregunté a la persona encargada del archivo sobre el contenido de ese sobre, simplemente me dijo que encontraría miles de documentos similares sin identificar". De allí provienen las imágenes que se pueden ver en la muestra.
A esas imágenes en blanco y negro, que capturaron marchas de apoyo al régimen, conciertos populares, cócteles y una fiesta lujosa, Casco les añadió epígrafes en inglés de Travels with My Aunt. En la segunda parte de esa novela, traducida en la Argentina por Enrique Pezzoni, la historia se desarrolla completamente en la capital de Paraguay y termina en una fastuosa fiesta organizada por un criminal de guerra buscado por la CIA. Mediante un recurso tan sencillo como eficaz (yuxtaponer imágenes de archivo con citas cuidadosamente elegidas), el artista da a entender que una dictadura como la de Stroessner no pudo haber tenido lugar sin consenso social ni apoyo financiero internacional.
"Mi padre nunca leyó la novela de Greene –revela el artista–, pero se sorprendió cuando le mostré las extraordinarias coincidencias que existían entre su historia, las últimas escenas de la novela y las fotografías encontradas en el sobre". Cita ideal en la galería del barrio de Retiro, no solo para los admiradores de Greene sino también para los que buscan puntos de contacto entre el arte, la literatura y la historia.
Para agendar
Asunción. Obras de Ricardo Migliorisi, Osvaldo Salerno, Fredi Casco y Claudia Casarino
Herlitzka + Faria (Libertad 1630). Lunes a viernes de 11:30 a 19. Sábado, con cita previa.
Hasta el 31 de julio
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