La historia de las Hermanas Mirabal y un legado clave del Caribe para el mundo
El brutal asesinato de Minerva, Patria y María Teresa, que se opusieron al régimen del dictador Trujillo en República Dominicana, es tema de una exposición en Buenos Aires y una serie que se acaba de estrenar en Star+
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¿Cuán expansivo pudo ser el mensaje de una mujer a mediados del siglo XX, en contextos de opresión, para que un dictador viera en su accionar una amenaza? La historia de la dominicana Minerva Mirabal, convertida en símbolo mundial del activismo político y feminista junto a sus hermanas Patria y María Teresa, ha viajado desde el Caribe a la Argentina en una muestra que narra el legado de estas mujeres.
El brutal asesinato de estas hermanas el 25 de noviembre de 1960 por parte del régimen de Rafael Trujillo dio origen a la declaración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instaurado por la ONU en 1999. A través de retratos de época, testimonios de archivo y una línea de tiempo, la exposición en el Museo Evita propone un abordaje histórico y un recorrido por sus biografías.
La exhibición es un recorte procedente de la Casa Museo Hermanas Mirabal de la República Dominicana. “Para la familia Mirabal es un honor esta exposición titulada Hermanas, dado que dos instituciones se unen en el ejercicio activo de sororidad para expandir la insumisión e idearios por la democracia, la justicia social y la igualdad”, señala en diálogo con LA NACION Talía Tavárez Vásquez, nieta de Minerva Mirabal presente para la ocasión en Buenos Aires.
“En Argentina, a las Mirabal había que narrarlas, mostrar sus caras y recuperar esos rostros para que queden presentes. Por eso en la sala se trabaja con sus retratos”, destaca la dramaturga y directora Jimena Coppolino, a cargo de la curaduría museográfica y autora de la obra de teatro 25 de noviembre o el comportamiento de las mariposas, apodo este último con el que se conocía a las protagonistas en su quehacer clandestino.
Los rostros de las hermanas, que son también retratadas en la serie El grito de las mariposas, producción de trece episodios que estrenó Star+ este mes, en el Día de la Mujer, interpelan desde imágenes en sepia en el ingreso a la sala. Junto a las tres heroínas se encuentra la foto a color de una cuarta hermana, Bélgica Adela “Dedé” Mirabal, fallecida en 2014 y sobreviviente más alejada de la militancia que se encargó de reconstruir la memoria de sus hermanas. “Si hoy las conocemos es por la tenacidad de esta mujer que siempre buscó la manera de contar sus historias”, menciona la curadora.
En palabras de Talía Tavárez, hija de Manuel Tavárez, nacido de Minerva Mirabal, el principal legado de las mujeres de su familia en la historia dominicana reside en el ejemplo de “su militancia” en una época en la que no era concebible que las mujeres participaran de la vida política.
Minerva fue condenada, encarcelada y luego liberada en 1960 junto a su hermana María Teresa y los esposos de ambas “por atentar contra la seguridad del Estado dominicano”. Ese mismo año, una carta del Episcopado de la República denunciaba la violación a los derechos humanos del régimen trujillista, que se prolongó de 1930 a 1961.
“Una de las principales causas que movilizaron a mi abuela Minerva fue la lucha por la libertad de su país y la defensa de los derechos humanos y de la expresión del pensamiento individual de las personas. Militó contra la opresión y fue una mujer que se preparó, que estudió Derecho y que tenía una determinación que hizo que hasta el propio dictador le tuviera miedo”, resalta su nieta. Y agrega: “Esa militancia reflejó la intención de que sus hijas pudieran vivir en un país mejor. Su determinación fue tan grande que en varias ocasiones pudo salir de la cárcel y llegó a decir que si la mataban, la patria libre criaría a sus hijos si ella no podía hacerlo”.
El 25 de noviembre de 1960, las hermanas recibieron un permiso para visitar a sus parejas en la prisión, lo cual despertó la sospecha de una emboscada. Sin embargo, Patria, Minerva y María Teresa viajaron. Lo hicieron en un vehículo conducido por un cuarto acompañante, Rufino de la Cruz, también del Movimiento Revolucionario 14 de junio, que fue interceptado en el camino de regreso. Los cuatro fueron brutalmente asesinados y arrojados por un barranco.
“Tres hermanas mueren al precipitarse jeep a un abismo”, “Tres madres de familia y un conductor mueren en fatal accidente”, rezan los titulares de la época, momento en que la sociedad dominicana ya desconfiaba del relato oficial y se respiraba el comienzo del fin de la dictadura. Tras el asesinato de las Mirabal, en mayo de 1961 Trujillo es asesinado cuando iba al encuentro de una joven amante.
Los roles de las hermanas
Nacidas en la pequeña localidad de Salcedo, en un entorno rural de familia acomodada, las hermanas Mirabal ejercieron la militancia política durante una década mientras cursaban estudios. “Minerva usaba pantalones y su padre le regala un auto, rarezas para las mujeres de los años 40. Ella ingresa a la universidad, se gradúa con honores en abogacía en Santo Domingo y es la verdadera inspiradora de la revolución en esa familia”, señala la curadora.
Las hermanas también se casaron y se convirtieron en madres. “Tras su muerte, fue conmovedor el rol de Dedé al asumir la crianza de sus seis sobrinos, además de sus tres hijos, por lo que fue apodada en el país como ‘mamá Dedé’ en lo que podría ser un paralelismo con Madres o Abuelas de Plaza de Mayo”, agrega Coppolino.
“No podemos dejar que nuestros hijos crezcan en este régimen corrupto y tiránico”, se leen las palabras de Patria. ”Seguiremos luchando por la Justicia”, llegó a expresar María Teresa, consciente de su posible destino de muerte. “Pero esa idea no me amedrenta”, decía, a lo que se unía la voz de su hermana Minerva: “Si me matan, yo sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”.
María Teresa asistía a Minerva dentro del movimiento mientras que Patria, aficionada a la jardinería, acogía en su casa reuniones clandestinas. Aquel inmueble, tomado y luego derrumbado por el jefe del Servicio de Inteligencia Militar Alicino Peña Rivera -quien dirigió el asesinato de las hermanas-, es hoy un Jardín Memoria en Salcedo. Allí también se conserva la Casa Museo Hermanas Mirabal, refugio de la familia en la última etapa en la vida de las activistas.
“Me emociona escuchar que todavía las ideas de estas mujeres siguen vigentes y son reconocidas en tierras lejanas, que su lucha sigue cosechando frutos por una Latinoamérica más justa”, señala Talía Tavárez en Argentina. “Ellas son un símbolo para las luchas de las mujeres contra uno de los principales males que afectan a las sociedades: la violencia hacia la mujer en el ámbito familiar, político y profesional”.
Para agendar
Hermanas. Hasta el 18 de junio en el Museo Evita (Lafinur 2988), de martes a domingos, de 11 a 19.
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