La historia, con el sello de Félix Luna
Comenzará la entrega de la "Historia integral de la Argentina", que se entregará en fascículos los jueves y los sábados
"Importa no caer en dar a la historia causalidades superficiales, frívolas u oportunistas", dice Félix Luna, admitiendo que últimamente advierte un inusitado interés por lo llamativo, lo que sorprenda. "Pero la historia es compleja -apunta-; generalmente los acontecimientos no responden a un solo motivo y hay que estudiarlos en su contexto. Eso es lo que hemos tratado de hacer en esta obra."
Se refiere a la "Historia integral de la Argentina", su libro, un estudio documentado de la vida del país desde la prehistoria americana hasta la actualidad, que LA NACION comenzará a publicar pasado mañana, con la entrega de los dos primeros fascículos.
Con la edición de los jueves y los sábados, el lector recibirá un fascículo que le permitirá acercarse en profundidad a la historia argentina y disponer en su biblioteca de una obra de consulta permanente. Además de los dos primeros fascículos, pasado mañana se entregarán con el diario, como un regalo especial, las cubiertas, en cartoné y estampadas en oro, para ir coleccionando las sucesivas entregas.
También, gratuitamente, los lectores recibirán un cuadro desplegable que permitirá, de un vistazo, tener presentes fechas salientes de la historia argentina -la Revolución de Mayo, en 1810; la ley Sáenz Peña de voto secreto, en 1912; el "corralito", en 2001- y su correlato en el contexto internacional, desde la invención de la máquina de vapor, en 1768, hasta el tsunami de 2004.
La obra comprende 1248 páginas en colores en papel ilustración. Con más de 2000 ilustraciones, grabados y fotografías, que conforman una cuidada iconografía de la historia patria.
Una obra grande, completa
En el tranquilo despacho de la calle Reconquista donde desde hace años se dedica a su paciente tarea de investigación, Félix Luna no oculta su satisfacción por esta edición que acercará su "Historia integral" al gran público. "Poner en fascículos una obra voluminosa, grande, completa, como es la «Historia integral», que Planeta publicó por primera vez -comenta-, es una manera muy útil de poner el conocimiento histórico al alcance del lector de diarios, que excede en número al de libros y que muchas veces se preocupa sólo por enterarse de las noticias del día a día."
Entre cuadros de Alem, caricaturas de Mitre y de Sarmiento, una foto de Carlos Gardel y otra del padre Mario Pantaleo, diplomas de abogado, de la Academia Nacional de la Historia, de la Secretaría de Cultura de la ciudad, que ejerció, Félix Luna tiene el lugar ideal para concentrarse en un viejo edificio de departamentos, de techos altos, que construyeron los ingleses para los funcionarios del ferrocarril Pacífico, a una cuadra de donde hoy están las galerías del mismo nombre. El sol entra a raudales por la ventana, atravesando el verde de plantas y árboles de un pasillo largo, y ningún ruido turba la tranquilidad del lugar. Es pleno microcentro, pero nada haría sospecharlo.
"Es un lugar paradisíaco y muy raro -admite el historiador-. No es un edificio de oficinas." Pero allí tiene su biblioteca y su archivo gráfico, que ordena su hija Felicitas. Allí escribe -siempre en máquina de escribir, no se ha plegado a la computadora-, allí reflexiona y desde allí llama por teléfono a políticos o periodistas, para buscar datos y notas interesantes para su revista Todo es Historia.
"Si bien yo he escrito en su mayor parte esta obra -dice, por la que ahora saldrá en fascículos-, he tenido un número muy grande y relevante de colaboradores. Algunos de ellos me informaron sobre puntos en los cuales yo me sentía más flojo, o no conocía a fondo; sobre todo, aspectos económicos, sociales. Fueron una ayuda invalorable."
-Cuánto tiempo le llevó escribirla?
-Unos tres años.
-¿Encuentra interés en los jóvenes por conocer la historia?
-Hay gente interesada; a veces con respuestas confusas, o con inquietudes no demasiado definidas. Pero el interés está. Después, poco a poco, van a ir aclarando conceptos. Siempre pasa un poco lo mismo. Supongo que el 25 de mayo de 1810 buena parte de los vecinos de Buenos Aires no supusieron lo que estaba pasando. Pero todo eso después se completa, se compagina, se hace mucho más comprensible.
-Siendo abogado, ¿cómo surgió su interés por la historia?
-Soy de origen riojano, de una familia muy vieja, que tiene atesorados en su memoria desde asesinatos y revoluciones hasta éxitos y avances. Mi interés por la historia surgió por las ganas de comprobar si lo que había escuchado en mi familia tenía relación con hechos ciertos.
-¿Esta historia se centra en los grandes personajes?
-Es una historia narrativa, donde juegan un papel el contexto cultural, la economía, las creencias. Hay un capítulo, sobre los fines del siglo XVIII, que se titula "La Argentina temprana". Es un título que me gusta mucho. Es un país borroso, muy en boceto, indefinido todavía. Es temprano, todavía no ha madurado, pero ya se lo va viendo y se lo va mostrando. Se trata de mostrar cómo se fue haciendo un país.
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