La fotografía argentina conquista el mundo, pero la ley local la ignora
Una de cal y una de arena. Las buenas noticias suelen llegar acompañadas por las malas en la Argentina, un país de fuertes contrastes. En estos días, por ejemplo, la galerista Florencia Giordana Braun celebra haber vendido más de cuarenta fotografías de Facundo de Zuviría a dos de los principales museos del mundo, el Metropolitano (Met) y el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Sin embargo, la directora de Rolf Art está indignada porque la ley local, recientemente modificada, aún no reconoce a la fotografía como obra de arte, lo que dificulta y encarece los trámites de exportación.
"A semanas de celebrar la próxima edición de la feria Buenos Aires Photo, en el marco de Art Basel Cities, es increíble que las recientes iniciativas anunciadas por el Gobierno de nuestro país no contemplen este medio", dijo a LA NACION la galerista en referencia a la reciente modificación de la ley 24.633 de "Circulación internacional de obras de arte", que simplificó en los últimos meses los trámites de exportación para artistas, galeristas y coleccionistas.
"Es una aberración, obviamente", reconoció por su parte a LA NACION Marcelo Panozzo, secretario de Patrimonio Cultural. "Hay que apostar a una nueva ley –agregó–, que ya tenemos redactada y esperamos impulsar apenas haya tiempos un poco menos turbulentos."
Directora de la principal galería argentina especializada en fotografía, Giordana Braun se levantó de su asiento y abandonó el auditorio de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes a fines de enero último. Acababa de anunciarse ante la prensa y los galeristas que la inclusión de la fotografía no estaba prevista en la modificación de la ley vigente desde marzo de 1996, realizada mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia. "El DNU tiene una limitación crucial, que es la de no tocar ninguna situación impositiva –explicó Panozzo–. Y como la foto está gravada, no hubo modo."
El resultado es una situación ambigua, que favorece la exportación informal. Si bien es posible sacar fotografías del país de manera libre y gratuita, ya que no son consideradas obras de arte, esto impide la venta a una institución o un coleccionista extranjero que necesite demostrar legalmente cómo ingresaron a su país.
En ese caso quedan atrapadas en un corralito burocrático, como ocurría con todas las obras de arte hasta hace pocos meses. El galerista se ve obligado a recurrir a un despachante de aduanas para realizar un trámite que demora más de un mes y es muy costoso. Para enviar las obras a Nueva York, Giordana Braun y De Zuviría invirtieron más de diez mil dólares en contratar a la empresa de logística y transporte Delmiro Méndez e Hijo, la única según la galerista que "cumple con los requisitos de calidad que exigen instituciones como el MoMA y el Met".
"Los museos se pusieron más exigentes con ese tema en los últimos años", reconoce Marina Pellegrini, codirectora de la galería Vasari, que vendió a varios museos de Estados Unidos –entre ellos el MoMA y el Met– fotografías de grandes artistas como Grete Stern, Annemarie Heinrich y Anatole Saderman.
Pellegrini señala que la fotografía no fue incluida en la ley de 1996 porque aún no se había ganado un lugar en el mercado local. "Cuando hice la primera muestra de fotografía en el año 2000, me miraban como si fuera un marciano –recuerda–. Mostrar fotografía era raro. En 2003 empezó a entrar en el radar y en 2005 se realizó la primera edición de BA Photo."
Mucho cambió desde entonces. "Es una barbaridad no considerar la fotografía como arte. En los últimos años, la fotografía argentina se ha hecho muy famosa en el mundo", opina Jorge Mara, que participó junto con Rolf Art y Vasari de la prestigiosa feria París Photo y dedicó un espacio especial en Art Basel Miami a Horacio Coppola y Grete Stern, cuyas obras también integran la colección del MoMA.
"En los años noventa todavía no había conciencia de que una fotografía era arte", coincide la galerista Orly Benzacar, hija de la mítica Ruth, quien según ella colaboró en la redacción de la ley original. Y si bien reconoce la necesidad de impulsar una nueva ley que contemple a la fotografía, aclara que por ahora saldar esa "deuda" no es una prioridad de Meridiano, la Cámara Argentina de Galerías de Arte Contemporáneo que ella preside. "Hay temas más urgentes", explica, como la organización del Gallery Weekend que se realizará del 7 al 9 de septiembre en paralelo con BA Photo y Art Basel Cities: Buenos Aires.
Mientras tanto, pese a los contratiempos, las fotografías de De Zuviría llegaron a destino. El Met compró siete obras vintage de la serie Siesta argentina (2001-2003), por un total de 50.000 dólares. Y el MoMA sumó a su colección 24 piezas de la misma serie, junto con diez copias actuales de Estampas porteñas, valuadas en un total de 85.000 dólares.
Discípulo de Coppola, ávido viajero y amante de Buenos Aires, De Zuviría fotografió durante décadas los barrios, calles y tiendas de la ciudad. Con su Siesta argentina, una selección de pequeñas impresiones blanco y negro de vidrieras cerradas, inauguró en 2013 la sede de la calle Posadas de Rolf Art –hoy ubicada en Esmeralda 1353–, y ese mismo año la presentó en La Fundacion Cartier, en París. Desde entonces, la galería vendió varias de sus obras a instituciones y coleccionistas de distintos países.
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