La feria como museo: con Art Basel, París recupera un lugar central en el mercado del arte
Ventas por más de 40 millones de dólares se concretaron en el primer día a puertas cerradas de esta nueva cita global impulsada por el grupo suizo; 156 galerías de 30 países ofrecen obras de la mejor calidad a la audiencia más exquisita, en el lugar ideal y el momento justo
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PARÍS.- Ayer abrió sus puertas al público la primera edición de Paris+ Art Basel y ya es un éxito. Un triunfo para París que recupera la centralidad de los negocios de arte, y un triunfo para Art Basel, que anota su cuarta feria planetaria en la capital cultural del mundo. Nada se compara a la oferta de exposiciones en paralelo que ofrece la capital francesa y nunca se dieron cita tantos coleccionistas internacionales: el lugar ideal en el momento justo.
Tres años de abstinencia aceleraron las compras y el primer día a puertas cerradas, cuando invierten los grandes jugadores como Patrizia Sandretto Re Rebaudengo, las galerías anotaron ventas más de 40 millones de dólares. David Zwirner, el nombre del momento, declaró ventas por 11 millones. Entre ellas una divina obra por 4,5 de Joan Mitchell, artista que tiene la muestra con Monet en la Fundación Louis Vuitton, de la que todo el mundo habla. Hauser & Wirth vendió un George Condo por 2,6 millones y están en la mira de dos coleccionistas competidores un retrato de Picasso de 45 millones y un Bacon de 22 (en Pace y Acquavella).
Siempre estuvo en el programa del fundador de Art Basel, el suizo Ernst Beyeler, capitalizar la audiencia más exquisita con obras calidad museo. Solo lo mejor. Esa premisa no es negociable. Giacometti, Richter, Soulages, Carl Andre, Fontana, Parmigiani, Alighiero Boetti, Munch, estupendos Calder… El que no compra, mira y practica la experiencia inmersiva.
Un día de sol espléndido, nadie diría que estamos en octubre. La gente circula por ese paseo mágico que va de la torre Eiffel al pabellón efímero del Grand Palais, una escena digna del Almuerzo sobre la hierba de Manet. El Grand Palais Éphémère es compacto y tiene la solidez de lo definitivo; los franceses saben cómo hacer de lo transitorio algo para siempre, según ensayaron en las Exposiciones Universales.
Pero se extraña la grandiosidad del Grand Palais de la avenida Winston Churchill. Esos techos de vidrio altísimos, el espacio y la belleza de cada detalle, resultan un marco único para el arte moderno y contemporáneo. Construido para la Exposición Universal del 1900, ese edificio formidable podría no existir más. En los años ‘60, André Malraux escuchó el consejo de Le Corbusier de tirarlo abajo para levantar un pabellón nuevo. La muerte del arquitecto suizo dejó sin efecto el plan, que hubiera dejado a París sin una de sus joyas más preciadas. Un marco imponente para el arte moderno y contemporáneo.
El cambio de locación de París+ Art Basel es parte del combo sellado con el grupo suizo, porque el Grand Palais está sometido a una transformación total y carísima. Hay quienes dicen que la concesión de la Fiac a Art Basel (por siete años) es también una cuestión de dinero, y muchos se preguntan si la puesta a punto del formidable palacio de exposiciones estará lista para las olimpiadas de 2024. No falta nada.
También se preguntan si el calor de octubre, más que una buena noticia, no es una alarma del calentamiento global. Por lo pronto, han bajado los precios de las propiedades en la Costa Azul: nadie quiere veranear con más de 40 grados, y se cotizan en alza Normandía y las playas del Norte.
En esta primera edición, la meta de los coleccionistas ha sido el arte africano, que ya estaba en la mira de tastemakers como François Pinault. Hay algo políticamente correcto en la enorme acogida de los artistas africanos, y también en la incorporación de galerías emergentes. Son las preferidas del director de la feria, el elegante Clement Delépine, que tiene el physique du rôle: parece un retrato de Balthus. Delépine cree que el arte contemporáneo es el nuevo esperanto, un idioma universal que puede modificar todos los paradigmas existentes.
Sin embargo, en la recorrida que compartí con el argentino Santiago Esses, director del Museo Jeu de Paume, fue obvio advertir el regreso de la pintura y de la figuración. Cierto retorno al orden. La ausencia casi total de video y la selección de fotografías, solo de alta gama: Paris Photo es el 10 de noviembre. Y el alza de galerías como Mor Charpentier (Bogotá), Clearing (Bruselas, New York, Los Ángeles) y la muy entrañable A Gentil Carioca (Rio de Janeiro), que tienen un lugar de privilegio y otra mirada.
El mundo post pandemia ha traído una audiencia más joven pero, también, ha renovado los nombres que cuentan. Como el de Mimosa Echard, ganadora del Premio Marcel Duchamp, que ha peleado cabeza a cabeza con el colombiano Iván Argote, buen amigo de los argentinos.
El reinado de la FIAC duró más de 40 años y cumplió un ciclo. Esta alianza con la marca suiza levanta la puntería, coloca nuevamente a París en un terreno competitivo, le desafía el lugar a Londres -con los Saatchi, Hirst y compañía-, y bate a duelo a Frieze con su cadena de ferias en Nueva York y Seúl… Pero la economía británica vive momentos difíciles, con la renuncia de la primera ministra y los efectos del Brexit.
De la Argentina, salvo la presencia de la galeria Rolf Art, de Florencia Giordana Braun, que dio su do de pecho con la intervención Bocanada de Graciela Sacco en las Tullerías, no hay señales presenciales. No hay galerías, ni coleccionistas, ni curadores.
Para el director Delépine, el ADN de de la feria es francés y ha respetado el porcentaje de un 30 por ciento de galerías francesas, además de conservar el comité ejecutivo. Es la cuarta feria del grupo Art Basel, que ya tiene Basilea (1970), Miami (2002) y Hong Kong (2013).
No se habla de tabla rasa respecto de la historia de la feria de París, pero sí de un nuevo management. Art Basel ganó por concurso el Grand Palais, y se supone que no solo apostaron a una marca; también hay experiencia logística e infraestructura, por algo el relojito suizo se está quedando con todo. Interesa que París recupere su aura, el sitio del arte contemporáneo, con la presencia hasta el domingo de 156 galerías, la apuesta de 30 países y un entorno descomunal.
En paralelo están Munch en el Museo de Orsay, Frida Kahlo en el Palais Galliera, Monet y Joan Mitchell en la Fundación Vuitton; Les choses, en el Louvre; el Prix Duchamp en el Pompidou, Ugo Rondinone en Petit Palais y Renverser ses yeux en Jeu de Paume. Un solo punto en contra: la entrada a Paris+ Art Basel cuesta 40 euros, y la queja es generalizada.
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