La familia Robirosa desafía a la crisis con un café-galería de arte en Palermo

No son ni "Los locos Adams" ni "Los excéntricos Tenenbaum", y aun así también dan tela para cortar. Los 11 integrantes de la familia de la reconocida artista plástica Josefina Robirosa se unieron en un emprendimiento que verá la luz en dos meses: un café-restaurante-galería de arte. Es una muestra del poder de la creatividad en tiempos de crisis.

Tanto es así que hasta conjuraron el terremoto institucional del país que comenzó en la noche del 19 de diciembre de 2001, con la construcción de Café Arte -el proyecto familiar-, el 20 de diciembre, en Palermo Viejo. La familia prefirió no dar a conocer aún la dirección exacta.

Hay en los 11 audaces accionistas un sentido del humor envidiable. Se han tomado las cosas tan en serio que hasta labran actas de las reuniones en las que discuten en qué casa de remate comprarán las mesas y las sillas, qué diseño tendrá la vajilla, qué nombres ilustres le darán a los platos y hasta qué frecuencia seguirán las exposiciones plásticas en Café Arte.

Todo en familia

En el local habrá obras de la pintora para su exhibición y venta. "La idea es que la gente, si lo desea, se lleve todo lo que ve. Hasta los individuales y la vajilla de las mesas, que serán artesanales y pintados a mano", dice Robirosa, la reconocida artista plástica.

Su nieta, María, es escultora y pinta unas zapatillas que lucen simpáticas. Su hijo, el arquitecto de la obra, José Ignacio Miguens, dice con humor contagioso: "Yo espero que me dejen mostrar mis dibujos. Voy a estar encargado del personal y, si alguien vuelca un café, no vuelve". Sus tres hijos menores serán los mozos, además de mostrar su talento en la música y el diseño.

El mordaz director norteamericano Wes Anderson ("Los excéntricos Tenenbaum") dice que "la manera en que la familia impacta en nosotros es la que nos hace adultos". La familia Robirosa-Miguens-Torcello-Mazzucchelli-Roca-Insúa parece sintonizar con esa idea.

Durante el bullicioso encuentro que LA NACION tuvo con los gestores de la propuesta, con la abuela Josefina a la cabeza, la pintora dijo: "La buena onda es tan poderosa como la violencia. A veces uno tiene pudor de compartir una idea positiva por miedo a la reacción de los otros. Es hora de empezar".

Dice Josefina Robirosa que la idea de abrir un espacio para la familia la sedujo cuando conoció el proyecto: "El grave problema de este país es la plata virtual, que no ves ni podés disponer. Por eso yo decidí poner mis ahorros en este emprendimiento familiar".

Sus cinco nietos -María, de 23 años, y Máximo Torcello (21), Juan (17), Joaquín (14) y Santiago Miguens (11)- tomaron la valiente idea de aportar al proyecto los fondos de estudio que su abuelo, el filósofo José Enrique Miguens, les donó.

María Torcello dice: "Todos tenemos algo para dar. En medio de la crisis te jugás por un proyecto con onda, o sobrevivís sometido". Su madre, María Miguens, agrega: "Esto es también un ejercicio de tolerancia y de responsabilidad familiar". Será la coordinadora del espacio.

El nutricionista Cristian Mazzucchelli, novio de María Torcello, es responsable de darle forma al menú (ya creó las picadas "Modigliani" y "Molina Campos"). Su cuñado, Máximo Torcello, deportista, sumará a figuras del deporte para que exhiban su arte.

En el primer piso habrá un espacio abierto a la danza, talleres y conferencias, a cargo de Clara Insúa, nuera de Robirosa. La propuesta cuenta con el asesoramiento de Eduardo Roca, yerno de la artista.

Un casi hijo adoptivo de la familia, Eduardo Fernández, está instruyendo a la familia en el arte de llevar la bandeja sin romper la vajilla.

Ya lo decía Karl Jaspers: "El futuro, en cuanto entorno lleno de posibilidades, es el espacio de nuestra libertad".

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