La explosión cultural de los años 80, en Proa
Se inaugura hoy, en la sede que tiene la fundación en La Boca
Se trata de un rescate de la memoria que conmoverá, incluso, a quienes por capricho de la cronología no fueron testigos de esa década. Junto con el 20° cumpleaños de la democracia, la Fundación Proa inaugura hoy, a la una de la tarde, la muestra "Escenas de los 80".
Es una exposición multidisciplinaria de pintura, fotografía, documentos, medios, teatro y música, que refleja el período comprendido entre la agonía de la dictadura militar y el agitado amanecer democrático de 1983.
La cultura de aquellos años -que ya tiene su expresión televisiva con "Costumbres argentinas" (Telefé)- estuvo signada, según los artistas consultados por LA NACION, por el despertar de un tiempo de experimentación artística sustentado en el trabajo en colaboración.
Aislados y atemorizados, los artistas y creadores comenzaron a unirse. Así nacieron, entre otros, el Café Einstein, el Parakultural y Cemento. Los artistas plásticos se conectaban con el teatro y había intervenciones en lugares públicos. Guillermo Kuitca pintaba junto con Rafael Bueno y otros plásticos; Vivi Tellas actuaba, mientras Juan José Cambre pintaba en escena.
Precisamente, la muestra -que se presenta en Pedro de Mendoza 1929, de La Boca, y se extenderá hasta mediados de 2004- evoca el cruce de disciplinas que caracterizó a la cultura de los 80. Había una "conquista del espacio público -dice a LA NACION Adriana Rosemberg, directora de Proa-, donde se realizaban tanto performances y representaciones con títeres como marchas por los derechos humanos".
Se podrá visitar de martes a domingos, de 11 a 19. La entrada cuesta tres pesos. Los estudiantes pagan dos y los jubilados, un peso.
La unión hizo la fuerza
De aquella unión de artistas plásticos, poetas, actores y teatristas surgieron obras conjuntas. Batato Barea irrumpió como uno de los íconos de esos años.
Y en los medios, la gráfica movilizaba multitudes. Las revistas El Porteño, El Periodista y la mítica Humor se consumían más que el pan. Un dato elocuente de aquella efervescencia fueron los 330.000 ejemplares que Humor, dirigida por Andrés Cascioli, agotó en marzo de 1983, luego de que el gobierno militar secuestrara la edición del número anterior.
Cascioli recordó: "Cuando Palito Ortega presentó a Sinatra en el Luna Park, nosotros organizamos un recital con todos los artistas prohibidos y llenamos durante tres días Obras Sanitarias. Ortega dijo que el fracaso de Sinatra fue por lo de Obras".
Para Vivi Tellas, "en el teatro, la resistencia estuvo caracterizada por la parodia. Después de la tortura, los desaparecidos, la censura, teníamos una imposibilidad de seguir modelos y creamos nuestro propio mundo. Era como tener una doble vida".
Según Lalo Mir, un exponente de la radio de los 80 en la Rock & Pop, "el quiebre entre la cultura del Proceso y la democrática fue la Guerra de Malvinas. Fue una explosión cultural.Un presente continuo proponiendo cosas todo el tiempo, casi sin límites. Divertido, profundo y a la vez liviano, bizarro y muchas veces pelotudo. La presión era tanta que casi todo valía".
El poeta Arturo Carrera comentó que fue "un tiempo de mucho cruzamiento de disciplinas. Era conflictivo salir del horror porque no estábamos capacitados para elaborarlo. Eso fue un motivo para unirse y producir juntos. Teníamos una cierta virginidad en materia de premios, lo que nos permitía crear al margen de ese mercado. Eso también fue una marca de ese tiempo".
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