La experiencia de dormir, leer y soñar en la casa de Victoria Ocampo
Salman Rushdie iba a ser el primero. Pero no. Aunque en su despedida del país y de la Biblioteca NacionalAlberto Manguel había confirmado que su alejamiento no ponía en jaque la visita del escritor indio, el autor de Los versos satánicos no vendrá a Buenos Aires el mes próximo "por problemas de agenda". De modo que serán otros cuatro autores, todos ellos participantes de la edición 10° aniversario del Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires (Filba), los que estrenen la casa Victoria Ocampo como residencia para artistas. Dormirán, leerán y soñarán durante cinco días y sus noches en los mismos cuartos y alrededor del piano de la sala con vista al verde, sobre la calle Rufino de Elizalde 2831, donde en los años '30 se creó la revista Sur.
Tiene mucho de magia y algo de fantasmagoria la propuesta de abrir las puertas de ese emblemático lugar con nombre de mujer. Dicen que fue un escándalo cuando la dama de las letras irrumpió con una planta racionalista en medio del Barrio Parque tan francés. "Temían que semejante adefesio les estropeara el naciente Palermo Chico. Yo estaba enamorada de la casa", recordó Victoria años después. Pero en 1928 las críticas no la intimidaron y contrató al arquitecto Alejandro Bustillo para llevar adelante el proyecto. Cuando Le Corbusier visitó la ciudad, la conoció y halagó su forma y su espíritu. "La Señora Ocampo –opinó– ha dado el paso decisivo construyendo una casa que causa escándalo. Pues bien, en Buenos Aires, es así. Sus dos millones de habitantes emigrantes emotivamente académicos chocan con esta mujer sola que sabe lo que quiere. En su casa se encuentran Picasso y Léger en un ambiente que aún hoy rara vez he encontrado".
La idea de esta otra irrupción, alojar temporariamente allí a mentes inquietas, lleva meses de maceración –de hecho, en 2017 se había barajado que el visitante ilustre fuera el ganador del Premio Nobel Orhan Pamuk – y Carolina Biquard se entusiasma en estos días al ver que, finalmente sí, se pondrá en marcha el plan para "revivir" esta casa eternamente moderna.
Según cuenta la presidenta del Fondo Nacional de las Artes –organismo que adquirió el edificio en 2004 y que desde entonces se ocupa de su conservación y programación– ella misma, en persona, salió a recorrer mercados de pulgas porteños junto con la máxima autoridad de la Comisión de Patrimonio, Teresa Anchorena, en la búsqueda de las piezas necesarias para completar el mobiliario. Una colorida postal en sí misma esa excursión, que por supuesto incluyó escenas de regateo.
Ajustadas las instalaciones hasta el último minuto para que, además de simbólica, sea "vivible" (lo cual implica desde la puesta a punto de la presión del agua caliente en las duchas hasta la adquisición de una mesa estilo Breuer para el cuarto de Victoria, por $ 700, en un remate), hoy cuatro "artistas amigos" probarán las instalaciones antes de que lleguen los primeros huéspedes reales. "A la casa la tenés que vivir para que funcione; es muy hospitalaria, pero no es un hotel cinco estrellas", aclara Biquard, segura de que no es eso lo que se busca y enfocada en resaltar que "el objetivo de las residencias es darle a los artistas la posibilidad de generar redes y compartir con ellos los contactos que el FNA tiene aceitados para que prosperen sus proyectos".
Así, desde Barcelona, el miércoles próximo volverá al país a solo un año de su última vez Rodrigo Fresán para hablar el jueves 11, en el Centro Cultural de la Ciencia, sobre "La bioteca del escritor" (por la cruza entre biografía y biblioteca); de Colombia vendrá Carolina Sanín; y del mediterráneo argentino, la escritora y actriz transgénero cordobesa Camila Sosa Villada con su compañero de performance, el músico Marcos Bueno. Esa dupla, el domingo 14, a las 21, presentará en el auditorio del Malba "La Conferencia del duende", una suma de expresiones que es, más bien, un "des-concierto" de palabras en un territorio de lo indefinido.
Todos ellos se alojarán en el segundo piso, donde están los cuartos. Dos tienen nombre propio, el de Victoria, por supuesto, y el Ortega y Gasset, que ocuparán Fresán y Sanín, quienes tendrán además la responsabilidad de escribir la Bitácora del Filba: una sección ya clásica en la década que cumple el festival y que estará sin dudas impregnada de esta experiencia. En el mismo nivel se ubican los otros dormitorios: uno fue originalmente el vestidor de la coqueta Victoria, que de tan grande alcanzó para que en una remozada le sumaran un baño modelo siglo XXI.
Cuenta Gabriela Adamo, directora del Filba, que "todos se sintieron felices con la oportunidad especialísima de alojarse allí, por lo que esa casa implica". Fresán ya imagina con alguna insistencia su paseo de arriba para abajo y de abajo para arriba por los blancos escalones que comunican el salón principal con los pisos superiores. "Lo que más me atrae de 'vivir' allí por unos días es, por supuesto, esa escalera. LA escalera –confiesa a LA NACION, todavía en España–. La escalera de esa foto con el Grupo Sur escalonado. La voy a subir y bajar todas las veces que haga falta hasta que algo ocurra y algo se me ocurra. En lo que hace al concepto "residencia de artistas" es –en dosis homeopáticas y por un tiempo limitado– siempre atractiva: salir de la propia (o alquilada) residencia de artista cotidiana y doméstica para dejar un poco de ADN en una casa ajena pero invitadora –una casa tomada o una casa que te tomará–, donde se irán sumando, como esos círculos concéntricos en el interior de los troncos de los árboles, no sólo los nombres de los que por allí pasaron sino lo que allí hicieron, pensaron, escribieron y leyeron. Lo más parecido, sí, a una casa embrujada verosímil y en la que se puede creer y crear".
"Es un lujo esta oportunidad. No había en Buenos Aires hasta ahora un lugar lindo, rico y culto para hacer residencias", remata Adamo. Aunque no es un hotel, les servirán el desayuno; para el resto, tendrán a disposición las cocinas (hay una en el primer piso y otra en el segundo), cuyos hornos el fin de semana pasado ya probó la hija del Gato Dumas. Ojalá, por el ánimo de la convivencia, haya entre ellos alguien que además de la pluma le saque lustre a habilidades gastronómicas. Por las dudas que la revelación culinaria brille por su ausencia, ya está prevista la cena de despedida: empanadas, vino y queso y dulce.
Tras la experiencia este otoño de la edición de Filba Nacional en La Cumbre, la alianza entre el festival y el FNA vuelve a estrecharse en primavera. Más aún: en pocos días se anunciará que Filba producirá todos los años un encuentro de literatura en El Paraíso, la casa de Mujica Lainez en en Cruz Chica que es un tesoro recuperado. Mientras tanto, el cumpleaños de diez comenzará en Buenos Aires el miércoles próximo –casualmente, el día 10 del mes– y la programación ya es una invitación abierta a todos.
PARA AGENDAR
- FILBA. El festival de literatura se realizará del 10 al 14 de octubre.
- SEDES. El Malba y el C3 (Centro Cultural de la Ciencia) se repartirán el tiempo como escenarios principales de las actividades programadas. Por las noches, también Eterna Cadencia y Niceto se anotarán en la ruta. Algunas actividades se desarrollarán en el CCK y en El Sexto, un galpón en Chacarita para experiencias de cruce.
- INVITADOS. La lista de invitados internacionales y locales es muy extensa; la francesa Catherine Millet tendrá a cargo la conferencia inaugural; vendrán, entre otros, Irvine Welsh, Anne Carson, Horacio Castellanos Moya, David Leavitt, Fernando Savater, Raúl Zurita y Samanta Schweblin.
- Fiebre de sábado por la noche. Toda una ocasión, el escocés Irvine Welsh, autor de Trainspotting, será el DJ oficial de la fiesta de cumpleaños el sábado 13, en Niceto.
- Bajas de último momento. Eduard Limonov y James Rhodes, anunciados en el cartel de la edición aniversario, por razones diferentes no serán finalmente de la partida.
- INSCRIPCIONES. Varias actividades requieren registrarse anticipadamente. Toda la información en www.filba.org.ar