La estación Independencia de la línea E lucirá un mural de Seguí
Hecho sobre una obra del pintor cordobés, tendrá 12 metros de largo y dos de alto
Pasan muchas cosas debajo del asfalto y las baldosas de Buenos Aires. Y algunas son bellísimas. Como el mural Saliendo , de Antonio Seguí, que a partir del próximo 24 se podrá ver en la estación Independencia de la línea E de subterráneos.
Se trata de una obra del artista cordobés reproducida en cerámica en los talleres de Metrovías, en el barrio de Once, y mide "12 metros de longitud por dos de altura", según dijo a LA NACION el autor, en diálogo telefónico desde París, donde vive.
En la elaboración del mural, que llevó tres meses, trabajaron los ceramistas Eugenia Castillo, Stella Maris Laboret, Graciela González, Carlos Jordán, María Garriga y Teodolina García Cabo, quienes se encargaron de la transcripción al lenguaje específico de la cerámica horneada con esmaltes y pigmentos, y así copiaron en 600 cuadrados de 20 x 20 exactamente la obra elegida por Seguí, un paisaje del subterráneo.
"Lo mío fue muy simple -señaló Seguí a LA NACION-: me propusieron hacer este mural y me explicaron el largo del corredor donde iba a estar. Entonces, busqué la serie sobre subterráneos que hice en 1990 y elegí uno que me gustó mucho, porque era como un espejo de la gente que pasaba por ahí. Ya hice un mural así para una estación de Lisboa, que es mucho más grande, pero se sabe que los portugueses tienen una gran tradición ceramista."
El original, que sigue en manos de Seguí y que fue comprado por Metrovías, tiene 50 cm x 1,50 m. Se trata de la primera obra de ese tipo que el artista va a tener en Buenos Aires, según contó. "Voy a ir a verlo pronto porque viajo muy seguido a la Argentina -dijo- y me encanta que se siga manteniendo esa forma de arte. Acá, en París, ahora se utiliza más la fotografía en los subterráneos, que son de una perfección tremenda." Seguí, de 77 años, confiesa sin embargo que rara vez utiliza el subte: "Prefiero andar por arriba, porque nunca estoy excesivamente apurado".
"La realización de cada mural -dijo la ceramista Eugenia Castillo- nos presenta siempre un nuevo desafío, porque tenemos que interpretar el lenguaje particular de cada uno y trasladarlo a la técnica cerámica. Tuvimos que entender cómo Seguí comprende la figura humana, la gestualidad de cada una de ellas, para volcarla a la cerámica."
Los expertos dijeron que a partir de la imagen que reciben y el análisis del espacio donde va a ser emplazada la obra se hace un cálculo de la cantidad de baldosas.
"Se hacen los primeros dibujos y se va dividiendo en áreas. Dividimos la obra en cuadrículas. En este caso fueron seis áreas de 100 cerámicas rotuladas, para poder ir trabajando más ordenadamente en cada etapa del mural, en el armado y en la colocación final. Pasa a ser un rompecabezas", afirmó Graciela Jordán.
Una de las etapas más importantes para la elaboración del mural es cuando se hacen las pruebas de color para definir qué técnica de tratamiento de superficie se va a elegir. "Tratamos -dijo Castillo- de respetar la cuerda seca, que es una técnica tradicional que se utilizó en los años 30. Después se fue dibujando, esmaltando y horneando por partes hasta llegar a ver la obra terminada."
En cuanto a su producción, Seguí dijo que está trabajando en un mural que va a adornar la entrada de la Universidad Nacional de Córdoba, una obra en blanco y negro, "con pocas notas de color y que va a tener que ver con la historia" de esa casa de altos estudios, una de las más antiguas del país. La novedad es que lo va a hacer en forma de "tira, como un cómic, y va a medir 60 metros de largo por tres de alto".
El nuevo mural de Antonio Seguí es la obra número 26 que se incorpora a los subtes, que ya posee murales de Florencio Molina Campos, Fernando Allievi, Andrés Compagnucci, Carlos Páez Vilaró, Hermenegildo Sábat, Luis F. Benedit, Santiago García Sáenz, Horacio Altuna, Josefina Robirosa, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello, Quino, Pablo Siquier y Carlos Nine.