La Embajada Británica, copada por fans de Harry Potter: un clásico del verano porteño
"La magia puede estar en todas partes". En inmersiones de realidad virtual en las que a golpe de varita cambia de color un pajarito, en los relatos fantásticos de un libro o en el propio hecho de que en la era de la imagen cientos de jóvenes celebren la literatura. Todo ello se dio cita esta tarde en la Harry Potter Book Night, esperada cita del verano que volvió a reunir a dos mil personas en los jardines de la residencia del embajador británico.
"Las historias de J.K. Rowling nos hablan de la magia tradicional, con hechizos y escobas voladoras, pero también es mágico poder juntar a tanta gente celebrando la lectura y apostando por la creatividad y la imaginación", expresó a LA NACIÓN el embajador Mark Kent, sonriente y desafiando al calor de la tarde con su bufanda de Hogwarts alrededor del cuello.
"Estamos muy contentos de poder recibir a tantos fans de Harry Potter en nuestra casa. Es un ícono de la cultura británica que le ha abierto a niños y jóvenes una puerta al mundo de la literatura. Nos encanta ver a padres, madres, hijos e hijas compartiendo su pasión por esta historia y con tantas ganas de leer", agregó el anfitrión.
En la tarjeta de invitación a este encuentro, que incluyó juegos y desafíos de quidditch (el deporte de los magos), trivias y cosplay, solo se indicaba un requisito: asistir con varita o escoba voladora, aunque la apuesta de los disfraces fue más allá y por los jardines desfilaron dobles de los más conocidos estudiantes de hechicería, profesores, seres sobrenaturales y animales fantásticos. No faltaron a la celebración cruciales personajes como Ron Weasley, Hermione Granger, o el mago más poderoso de la saga, Albus Dumbledore.
El evento organizado por la Embajada Británica y FanCon, cita anual de cada primer jueves de febrero en todo el mundo, centró su temática de esta edición en el Torneo de los Tres Magos, la competencia que se desarrolla en el cuarto libro, Harry Potter y el Cáliz de Fuego. En esta disputa participan los tres colegios de magia más importantes del relato: Hogwarts -internado cuya ubicación en las montañas de Escocia permanece oculta por los más poderosos encantamientos-, la Academia Beauxbatons -escuela del Pirineo francés donde los estudiantes visten túnicas de seda y son transportados en carruajes- y el Instituto Durmstrang -escuela de Escandinavia notoria en la enseñanza de las artes oscuras y cuyos aprendices usan túnicas rojas y capas y sombreros de piel.
En la recreación de este mundo mágico en la residencia británica, convivieron varias actividades. Mientras el escritor y narrador de literatura fantástica Máximo Morales daba lectura a un capítulo del cuarto libro, varios lo escuchaban atentos, como Agustina, una joven que se sabe de memoria los diálogos de la saga. "Tiene toda la colección y se ve las películas desde que tiene seis años. Este año cumple 11, edad en la que -como indica el relato- es hora de ir a Hogwarts", contó su mamá, también lectura del universo Potter.
Por su parte, Esme León, de nueve años y quien se mudó con su familia de Inglaterra a Argentina hace uno, comenzó a leer los libros en noviembre. Se los está "devorando", es fanática de las trivias y "muere por Hermione", personaje que eligió para su disfraz, junto a sus hermanos, Juan Cruz, vestido de Harry, y Santos, que se puso en la piel de Ron dando un color rojizo a su cabello. Tras superar la "casa de tests" -en la que Esme respondió asertiva a diversas preguntas-, llegó el veredicto: los tres hermanos fueron designados a la Casa de Gryffindor.
En la celebración, los libros también hicieron acto de presencia en stands como el de Kel Ediciones, que presentó novedades y cuidadas publicaciones ilustradas, con transparencias para proyectar y de relatos tallados en creaciones de papercut.
Antes de dar paso al concurso de cosplay, dos bailarinas con atuendos de las escuelas de Beauxbatons y Durmstrang protagonizaron una representación del baile que en el libro se celebra en la gala de Navidad. Danzaron los valses de Neville y Potter mientras varios jugadores de quidditch se ejercitaban en los verdes jardines y otros se preparaban para las trivias de El Cáliz de Fuego, en las que resultó ganadora una pequeña "experta" en los relatos de J.K.Rowling. "Creo que podré responder a las preguntas porque soy fanático, aunque no me creo tan inteligente como los personajes de los libros. Me encanta todo lo que ellos son capaces de hacer en sus aventuras", comentaba Matías, uno de los concursantes, mientras esperaba su turno.
Entre los muchos adolescentes que ayer se sintieron en Hogwarts estuvo Giuliana Casciaro, de dieciséis y fan de la saga desde los ocho. En una de las terminales de realidad virtual, la joven disfrutó de la posibilidad de poder moverse "sin caminar" dentro de la escuela ficticia y sentirse hechicera por un rato. En la sala a la que accedió a través de unas gafas especiales de experiencia inmersiva, contempló lupas -con la opción de amplificar la visualización de objetos-, candelabros, tazas y libros de magia. "Sin darme cuenta, tiré una calabaza, y veía los libros de hechizos, Lumos y Nox", contó luego.
Hacia el final de la fiesta, se dio paso a uno de los momentos más esperados: el desfile de cosplay. Un duendecillo azul de Cornaulles -cuyo disfraz obtendría el segundo premio- lanzó burbujas, un joven Cedric Diggory interpretó la heroica muerte de este campeón del Torneo de los Tres Magos ante la curiosa mirada de los asistentes, varias niñas se llevaron los aplausos en el papel de Dobby, la profesora Sprout vio la muerte a través de una bola mágica y un logrado Sirius Black de traje a rayas -ganador de una mención- advirtió: "Sé qué hay muchos ‘Harrys’ por ahí, les pido que algún día podamos vivir juntos como familia", pronunció evocando los profundos deseos del padrino del joven mago.
Luego de conocerse la pareja premiada con el segundo galardón -Newt Scamander junto a un estudiante con criaturas fantásticas-, el embajador, que integró el jurado, puso su infaltable cuota de humor al anunciar al gran ganador de la noche. "Hubo excelentes disfraces pero hay algo muy importante en la vida que yo no tengo: ¡pelo!", dijo revelando el nombre de Benicio Grimaldi, el niño de once que escogió al entrañable personaje de Hagrid, el semigigante guardián de Hogwarts, para presentarse a la competición. "Con el disfraz me ayudó mi mamá, que es maquilladora profesional, para parecer más viejo y ponerme la barba postiza. La ropa que llevo -suelta y cubierta por un largo abrigo marrón- es toda de casa", contó al recibir el trofeo. "Era la primera vez que venía y estoy muy contento porque soy fan de los libros de Harry Potter desde muy chico", remató el ganador de este entretenido encuentro con la literatura fantástica.
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