"La cultura no tiene prioridad para el Gobierno ni para mí"
Puso como justificativo "todos los problemas por los que atraviesa el país" En un año de gestión prescindió de Amalia Fortabat, Horacio Salas y Jorge Glusberg Le molestó el levantamiento de los ciclos culturales por TV Conflicto en el Museo Histórico Nacional
Son las siete de la tarde y el secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, se acomoda en el sofá de su biblioteca personal. Está tranquilo. Quizá demasiado, para un funcionario que en los últimos seis meses prescindió de la titular del Fondo Nacional de la Artes, Amalia Lacroze de Fortabat; del director de la Biblioteca Nacional, Horacio Salas, y del director del Museo Nacional de Bellas Artes, Jorge Glusberg.
Esos cambios abruptos marcaron el estilo de conducción de su área y generó duros cuestionamientos en un amplio sector del arte y la cultura del país. "Algunos me quieren serruchar el piso. No puedo decir quiénes son. Soy como Cafiero, que asegura que existen actos ilícitos, pero no los puedo demostrar", dice.
A un año de asumir, Di Tella recibió a LA NACION en su departamento de la Avenida del Libertador al 3100 y confesó que para el gobierno de Néstor Kirchner la cultura es como un gallinero.
"La verdad, dentro de todos los problemas por los que atraviesa el país, la Cultura, con C mayúscula, no tiene prioridad. No tiene prioridad para el Gobierno y tampoco la tiene para mí. Con respecto a otros temas, la cultura es el gallinero de una casa que se quema", indicó.
-Pero, entonces, ¿qué secretario de Cultura tenemos?
-A mí me interesa la cultura, pero hay cosas que me interesan más. No puedo decir que no me importa. Pero no es una de mis prioridades. El Gobierno le destina a nuestra área el mismo presupuesto que las anteriores gestiones, pero hemos decidido apostar a la descentralización y a revalorizar las formas populares de cultura.
-¿Cree que el presidente Kirchner está interesado en promover la cultura? Hasta ahora no ha designado a nadie al frente del Fondo de las Artes y de la Biblioteca Nacional. Además, su gobierno retiró del aire y, posteriormente, repuso los tres programas culturales que tenía Canal 7.
-Creo que el Presidente tiene otras prioridades. Por eso, en un gobierno con tantos temas por solucionar, el país se convierte en una casa que se quema y la cultura es el gallinero del fondo. Quizá se haya demorado un poco en definir el nuevo titular del Fondo Nacional de la Artes, pero no se puede decir lo mismo de la Biblioteca Nacional, porque es algo reciente. Allí me hice cargo en forma interina de la dirección.
-¿Cuál es su función en la Biblioteca?
- Bueno, yo firmo cosas. Me encargo de tomar medidas que el veedor no puede realizar. La semana pasada, por ejemplo, encontré un cajón lleno de ganzúas.
-¿Cuál es su candidato para la Biblioteca Nacional?
-Propuse a Patricio Lóizaga, actual director del Palais de Glace. El funcionario me dijo que con todo gusto aceptaría el cargo. Pero ahora también estoy tomando en cuenta las propuestas que me hacen desde el Congreso y desde distintos gremios. Sin ir más lejos, también estoy pensando en el filósofo Alberto Buena, que fue propuesto por la CGT disidente (la de Hugo Moyano). El Gobierno le propuso el cargo a José Nun, pero él no aceptó.
-Algunas versiones indican que usted quiere despedir al director del Museo Histórico Nacional, Juan José Cresto, que obtuvo el cargo por concurso. ¿Es cierto?
-No. Hay gente en el museo que se queja de cómo Cresto maneja al personal. Los representantes de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) lo condenan, pero yo tengo un buen concepto de Cresto. Hace tres años, en la gestión de Darío Lopérfido, se lo destituyó, pero él recurrió a la Justicia y lo repusieron en la dirección del museo, que por cierto había alcanzado por concurso. Ahora le quedan un año y pico de gestión.
-¿Pero lo va a echar?
-No sé lo que vamos hacer. También en la Secretaría de Cultura hay funcionarios que lo quieren echar. Dicen que el museo está mal conducido y que Cresto es un dinosaurio. Yo, concretamente, no sé lo que voy hacer porque no conozco suficientemente la situación del Museo Histórico Nacional. Pero creo que el director es una persona muy influida por sus propias ideas.
-¿Cómo recibió la noticia de que el Gobierno levantaría los únicos tres programas de cultura que se emitían por Canal 7?
-La decisión de levantar mi programa y los otros dos sobre cultura (de Cristina Mucci y Osvaldo Quiroga) me preocupó mucho, pues a mí me enviaron una carta documento diciendo que suspendían el ciclo. No recibí ninguna llamada telefónica, ni nada. No digo que mi programa sea fantástico, pero recibió un buen comentario de LA NACION. Es una lástima que Canal 7 se esté manejando de esa forma, porque los argumentos fueron que se levantaban por el poco rating. No obstante, ahora todo quedó en la nada y los tres ciclos continuarán como antes.
-¿Quién está a cargo hoy del Fondo Nacional de las Artes?
-Por ahora está bajo la órbita del vicepresidente Carlos Paz, que fue designado por el Banco Central. El nombramiento del presidente de esta institución lo resolverá el propio Kirchner.
- ¿Por qué fue rechazada la candidatura de Ignacio Smith?
- Supongo que porque el Presidente consideró que Smith estuvo en un banco que terminó con una quiebra.
-¿Durante este año cuál fue el mayor aporte que hizo el Gobierno a la cultura?
-Creo que le ha dado una cosa muy importante y es que nombró al frente de la Secretaría de Cultura al señor Torcuato Di Tella.
Un rompecabezas de 50 dependencias
A un año de gestión, el secretario de Cultura, Torcuato Di Tella, dijo a LA NACION que dará prioridad a la descentralización de la cultura y la revalorización del arte y la cultura popular. Además, aseguró que en los próximos meses se encargará de organizar las casi 50 dependencias que su área tiene distribuidas en todo el país.
"Hay muchas cosas que tenemos que hacer. Primero, organizar los museos, las bibliotecas y otros organismos que dependen de esta Secretaría de Cultura. Hacerlas funcionar bien es una cosa muy importante. Como política general hay dos desafíos: la descentralización de la cultura, que está siendo acompañada por un conjunto de actividades, y la valoración de las formas populares de cultura, sin despreciar las otras", indicó.
Según el funcionario, la gente realmente culta es el 3% de la población; es decir, algo así como 1.200.000 personas. "Si sacamos a los menores de edad tenemos un núcleo duro de personas que se interesan por la cultura, que suman un total de 800.000 personas. Todas ellas asisten a conciertos y a obras de teatro. Visitan museos y se preocupan por el patrimonio cultural. Pero frente a los 36.200.000 habitantes que tiene el país, nosotros debemos hacer algo.
-¿Y qué se va a hacer?
- Promover formas de arte y cultura distintas. Por ejemplo, este mes, en el Palais de Glace se hizo una muestra de arte cartonero y piquetero. Creo que hay que valorar lo que se está haciendo por la cultura en zonas marginales. Por ejemplo, con el Ministerio de Acción Social estamos trabajando con orquestas juveniles integradas por chicos que viven en lugares muy carenciados y un profesor les enseña a tocar. Primero, de oído, y luego, con el pentagrama.
Di Tella destacó que entre otros organismos bajo su jurisdicción "tenemos descentralizada la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, que agrupa a unas 1500 instituciones. Estas bibliotecas son templitos griegos a los que se los ayuda a pagar la luz y el gas, y que, de alguna manera, contribuyen a difundir la cultura".
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