La colección de Vuitton
El acervo exhibido en el flamante museo parisino incluye una instalación site-specific del argentino Adrián Villar Rojas
Los catorce cuadros de la estrella del arte alemán Gerhard Richter parecen pequeños en la inmensidad de la sala dedicada a sus obras. El conjunto de pinturas fue colgado bajo la supervisión del artista de 82 años. En el espacio contiguo, cinco obras de 2008 y 2009 del estadounidense Ellsworth Kelly, en las que superpone un panel monocromático (rojo, verde, violeta) sobre otro blanco. Tras pasar por la escultura luminosa de Bertrand Lavier, se llega a una sala oscura con una instalación de video del francés Christian Boltanski.
Estas son sólo algunas de las obras que pueden verse en la fundación Louis Vuitton, el nuevo refugio parisino del arte contemporáneo que abrió al público a fines de octubre en los bosques de Boulogne, al oeste de París. La inauguración está prevista en tres tiempos (octubre-diciembre-marzo), cada uno alrededor de una selección de la colección. Esta primera fase está en su mayoría consagrada a la arquitectura. Un gran acierto: es lo que más impresiona. Las escaleras mecánicas, los ascensores y las puertas blindadas de tamaños atípicos para París, además de las vistas panorámicas de la ciudad que ofrecen las numerosas terrazas, hacen que esta especie de observatorio de vidrio y acero construido por el arquitecto Frank Gehry logre imponerse como protagonista durante todo el recorrido.
A lo largo de cinco plantas se destacan la figura humana monumental en yeso blanco, de más de ocho metros de altura, del alemán Thomas Schütte; la escultura viviente del argentino Adrián Villar Rojas (tierra, pigmentos, verduras, plantas, piedras, corales, frutas, caracoles, ropa y zapatillas), instalada en una de las terrazas, que evoca una cisterna de agua compuesta de distintos estratos de materiales orgánicos e inorgánicos del mundo entero, y el caleidoscopio gigante del danés Olafur Eliasson: 43 columnas triangulares de espejo y vidrio amarillo, iluminadas desde adentro, que generan la ilusión de estar caminando hacia el infinito.
Las instalaciones de Eliasson y de Villar Rojas fueron algunas de las obras hechas a pedido de la fundación. La idea era que tuvieran alguna relación con la arquitectura, en sintonía con la exposición principal de esta inauguración. En diciembre, la segunda etapa estará enfocada en aspectos más expresionistas y contemplativos, y en marzo, la tercera parte se centrará en una línea pop y musical.
La directora de la fundación LV, Suzanne Pagé, se encarga desde 2006 de enriquecer la colección. El dueño y presidente del grupo de marcas de lujo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), Bernard Arnault, opina sobre las adquisiciones. "Intercambiamos ideas contantemente. Ella compra, pero yo doy mi opinión sobre todas las obras. Intervengo con mis elecciones personales", explicó Arnault al diario Le Monde. Su intervención llega a tal punto que en marzo próximo podrá verse una muestra curada por él, Las llaves de una pasión, para la cual cedieron obras museos del mundo entero.
La tan esperada inauguración permitirá también descubrir de a poco parte del abundante acervo personal de Arnault, el hombre más rico de Francia, que en 2005 todavía no figuraba en la lista de los 200 coleccionistas más importantes del mundo publicada por la reconocida revista ARTnews y que hoy forma parte del top ten. A la exhibición de obras adquiridas para la fundación se sumarán, en forma ocasional, obras de la colección privada de Arnault.
Inicialmente admirador de los impresionistas, la primera compra de Arnault fue la pintura El puente de Charing Cross, de Monet, durante una subasta en Sotheby's en 1982, por la cual pagó 200 mil euros. En la misma época empezó a adquirir obras de Basquiat y hoy reúne una de las colecciones privadas más importantes. Pasaron veinte años antes de que comenzara a interesarse en el arte contemporáneo. En 2001 adquirió su primera obra abstracta, una pintura geométrica azul, blanca y roja de Ellsworth Kelly.
Según los diarios franceses, es imposible contar la cantidad de pinturas de arte moderno y contemporáneo que posee Arnault. Además de tener la décima fortuna mundial -en 2013, según Forbes-, reúne a los grandes nombres del siglo XX: Matisse, Yves Klein, Mark Rothko, Jeff Koons, Damien Hirst y Richard Serra.
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