La ciudad premia a sus vecinos más destacados
Las medallas del Bicentenario reconocen a personas e instituciones
"Tenemos 200 años. Ya va siendo hora de demostrar que somos mejores que la vida que estamos llevando", dice Carlos Ares en su despacho con vista al Cabildo. Las mismas palabras que pronunció cuando les entregó la medalla del Bicentenario, diseñada por el artista Antonio Pujía, a Quino, a María Elena Walsh y a la Casa Cuna.
Periodista de extensa trayectoria, Ares se muestra entusiasta con esta nueva experiencia, que por primera vez lo une a la política, como coordinador del Programa Punto de Encuentro, que reúne las distintas iniciativas del gobierno porteño para celebrar el Bicentenario.
Lo que Ares se propuso con las 200 medallas del Bicentenario es sencillo: destacar lo bueno que tenemos con distinciones que ya empezaron a entregarse, y que no sólo destacan a personalidades famosas, sino que reconocen también a quienes día a día hacen su aporte para lograr una sociedad mejor. El proceso de selección es sencilla: se toma nota de los nombres que se sugieren, muchas veces a través de la página web del gobierno de la ciudad, y luego se consulta a los conocedores de cada área.
¿Cuáles son los requisitos para recibir la medalla? Aquí Ares se encarga de aclarar que no se trata sólo de reconocer una carrera: "Parecemos adictos a la autodestrucción. Cada día encontramos nuevos motivos para convencernos de que nuestros problemas no tienen arreglo; nos denigramos mutuamente y participamos de fracasos colectivos. La intención de estas distinciones es señalar que no es verdad que somos sólo eso. Somos mejores: esta sociedad produjo a Quino y a María Elena Walsh, a la Casa Cuna".
Entre quienes recibirán próximamente la medalla están Horacio Salgán, Antonio Carrizo, el padre Pepe (coordinador del equipo de sacerdotes para las villas de emergencia), la doctora Christiane Dosne de Pasqualini, el biólogo molecular Alberto Kornblihtt, los doctores Josefa Rodríguez y Miguel Larguía, Mariano Mores, Hermenegildo Sábat, Marta Minujín, Clorindo Testa, Jorge Luz, Julio Bocca y Miriam Coronel (colaboradora del comedor de Margarita Barrientos).
Ideales en bronce
Por su parte, el artista Antonio Pujía cuenta que en la medalla quiso "representar los ideales de quienes hicieron la Revolución de Mayo". La distinción de bronce, de 8 centímetros de ancho, tiene tallado un rostro "que trae el grito de libertad de los fundadores de la patria, y en el reverso dos manos, una masculina y otra femenina, que expresan la unión y la libertad".
El programa también se propone llevar el arte a la calle con los murales del Bicentenario, en los que trabajan varios artistas. Hace unos días se inauguró el de Milo Lockett en la Casa Cuna; el viernes 11 fue el turno de la obra de Lucrecia Orloff en el Teatro Alvear, y ayer, del mural de Ana Eckell en el Centro Cultural Recoleta. Faltan, entre otros, los de Pablo Siquier, Eduardo Stupía y Miguel Rep.
"Me parece que no tiene que ser el Bicentenario de un gobierno, sino de toda la sociedad -dice Ares-. Reducirlo a un festejo político no tiene sentido. Todas nuestras acciones tienen un mensaje contra ese convencimiento de que nunca se puede hacer nada."
"La idea es demostrarnos que esta sociedad también genera gente honesta, creativa y coherente. Que no sólo tenemos malas noticias para dar", concluye Ares.