La ciudad convertida en seductora ficción
El próximo viernes, la nueva Biblioteca La Nación presentará Misteriosa Buenos Aires, de Manuel Mujica Lainez
Cuatro obras de Manuel Mujica Lainez (1910-1984) llevan en el título el nombre de su ciudad natal. Su novela primera, publicada en 1938, se denomina Don Galaz de Buenos Aires y remonta su acción a la polvorosa aldea del siglo XVII, apenas fundada. "Villa quijotesca" la llama el autor. Cinco años más tarde, el Canto a Buenos Aires , su único libro en verso, mostró al lector un "retrato jocoso" de la ciudad querida, con ecos, en tono familiar, de augustos poemas renacentistas. En 1946, las Estampas de Buenos Aires combinaron paisajes urbanos con recuerdos familiares que los tornan más entrañables. En ambas, el pasado, que atesora, para el escritor, lo genuino y lo puro, aviva la nostalgia.
Finalmente, en 1950, Misteriosa Buenos Aires trazó una historia de la ciudad convertida en seductora ficción. Un año antes, el autor había reunido en Aquí vivieron una serie de cuentos cuyo escenario es una quinta de San Isidro y cuyas fábulas se desarrollan entre 1583 y 1924. Con cierta cohesión novelesca, a través de ellas es dado reconstruir la vida de sus moradores.
La misma arquitectura armoniza los cuentos de Misteriosa Buenos Aires . Los hechos transcurren en el ámbito de la ciudad entre 1536, data de la primera fundación (o, mejor, asentamiento), y 1904. Cada relato lleva la cifra del año en que se sitúan los hechos. Sus protagonistas no son próceres sino gente común. Siguiendo sus vicisitudes, la historia de cuatro siglos va revelándose vivamente.
Mujica Lainez se propuso restituir al pasado su dimensión humana. "Quienes pretenden que los seres que poblaron nuestro territorio desde la fundación de las ciudades, lo mismo en la zona de San Isidro que en cualquier lugar de la patria, no fueron hombres y mujeres de carne y hueso, se equivocan. De carne y hueso fueron y como tales actuaron, con flaquezas, con miserias, con vanidades" ( La Nación , 5 de julio de 1949. Palabras pronunciadas en una comida en su homenaje).
Enraizado en el pasado criollo, Mujica Lainez prefirió para sus invenciones la Buenos Aires pretérita, la que se formó lenta y esforzadamente y se convirtió en la orgullosa urbe que hasta la década de 1940 fue la más pujante de las capitales sudamericanas, la más culta, la más civil.
La pobre, casi miserable aldea de los comienzos, de vida sobria y sencilla, oculta pasiones malsanas pero también ímpetus idealistas. En sus casas anidan la codicia, la lujuria, la crueldad, la locura, la hechicería; por sus calles rondan la delincuencia, el vicio, la enfermedad; pero asciende asimismo y se espiritualiza en el impulso de grandes empresas, en el heroísmo, en la santidad. Lo sobrenatural impregna también su atmósfera. Buenos Aires se llena de misterio.
Misteriosa Buenos Aires exhibe temas que siempre preocuparon a Mujica Lainez: el menoscabo provocado por el tiempo, la decadencia, la vitalidad y la amenaza de los objetos, la pasión adolescente, la prioridad del amor, la relación equívoca entre hermanos y entre personas del mismo sexo, la tiranía de los prejuicios sociales, la gravitación de otra dimensión de la realidad, la manifestación de la magia y el milagro, la presencia de espectros. Todo ello tejido con potente fantasía, en un lenguaje de gran plasticidad, característico del gran escritor.