La campaña del "libro árbol" ya dio sus primeros frutos
A partir de una nota en LA NACION, un grupo de 9 de Julio se sumó al proyecto
El libro árbol ya dio sus frutos. El proyecto de promoción de la lectura y cuidado del medio ambiente del sello Pequeño Editor continúa extendiéndose por todo el país. Este mes llegó a 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires.
A partir de una nota publicada en LA NACION, un grupo de mujeres de esa ciudad se sumó a la campaña educativa impulsada por la editorial independiente. En un acto realizado la semana pasada en la biblioteca José Ingenieros con alumnos de escuelas primarias, maestras y jardineras plantaron un señalador de papel reciclado con semillas de jacarandá que trae el libro Mi papá estuvo en la selva. Escrito por el ilustrador argentino Gusti, es el título elegido por Pequeño Editor como símbolo del proyecto.
Esta curiosa historia comenzó en abril, cuando Diego Bianki, Raquel Franco y Ruth Kaufman, los impulsores de la iniciativa, editaron veinte libros con semillas incrustadas en las portadas. Realizados en forma artesanal con papeles libres de ácidos e impresos con tintas biodegradables, esos ejemplares no tienen valor comercial. Se imprimieron con el objetivo de donarlos a instituciones educativas.
Junto con la agencia de publicidad FCB Buenos Aires, difundieron la convocatoria en las redes sociales. La respuesta los sorprendió: recibieron pedidos de casi todas las provincias e, incluso, de otros países. Como los costos de producción artesanal y ecológica son altos, el sello editó para la última Feria del Libro Infantil una tirada especial, que trae un señalador de papel reciclado con semillas de jacarandá.
A mediados de julio, LA NACION publicó la nota "Libro árbol: devolverle a la tierra lo que la tierra da", donde los responsables de Pequeño Editor contaban los alcances de la campaña y cómo se les ocurrió la idea de imprimir un libro para leer y plantar.
"La enorme repercusión del proyecto fue una hermosa sorpresa. Además de hacer una acción concreta de concientización por el cuidado de la naturaleza, nos parece primordial destacar que buscamos la promoción de la lectura en todos los niveles", dijo Bianki. Por su parte, Raquel Franco resaltó: "Siempre pensamos que la metáfora de un libro que regresa a la naturaleza era poderosa, pero conmueve ver cuántas personas en todo el mundo le otorgan el mismo sentido. Estamos emocionados porque hay un aspecto esencial de este proyecto que sigue siendo estimular la lectura y el acercamiento a los libros en la infancia, con contenidos ricos, potentes. Que tantos adultos en el mundo quieran leerles esta historia a los chicos es un logro extraordinario".
A los pocos días de leer el artículo, las integrantes del Club de Jardinería Artesanas del Verde, de 9 de Julio, se contactaron con la editorial para sumarse a la campaña de lectura y siembra. Desde Buenos Aires les enviaron uno de los ejemplares que trae el señalador para plantar. Enseguida convocaron a docentes y alumnos de escuelas públicas de la ciudad para compartir la lectura de Mi papá estuvo en la selva en la biblioteca José Ingenieros. Después de leer la historia, las jardineras plantaron el señalador en un terrario transparente para que se pueda apreciar cómo crece el jacarandá.
Por estos días, quienes visiten la biblioteca podrán observar los primeros brotes del arbolito. Una vez que crezca, las jardineras lo plantarán en un parque público de la ciudad.
El proyecto ambiental y social continúa: Bianki y Kaufman presentarán el libro hoy a la tarde en la Feria del Libro de Santiago de Chile. Y dejarán un ejemplar en la Cámara del Libro local para que lo planten en algún lugar de la ciudad trasandina.
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