La bolsa, inspiración artística
Un espaldarazo para el arte contemporáneo fueron las ventas de la semana última en Londres, con más de 450 millones de dólares vendidos en dos días entre Sotheby s y Christie s. Los números echan chispas si se piensa que una obra de Jeff Koons (Pensilvania, 1955) se vendió en 24 millones de dólares. Koons -padre de Ludwig, nacido de su unión con Cicciolina- es un autor zumbón que hizo del kitsch su Norte y conquistó la fama cuando instaló un perrito hecho con flores bautizado "Puppy" en las puertas del Guggenheim de Bilbao.
Fue el primer artista en contratar a una agencia de publicidad para promover su obra y, antes de abrir un atelier con 30 operarios que interpretaban su inspiración, trabajó como agente de bolsa. En todos los casos, ha sido un visionario. Hoy es moneda corriente que un artista tenga un agente de prensa y que las consultoras de imagen busquen asociar marcas y productos al arte, al usar pinturas para sus páginas Web o imaginar alianzas estratégicas que derramen su onda benéfica sobre su marca.
Agentes de bolsa como Jeff Koons fueron Manuel Ramón y Augusto Mengelle, que luego abrieron Arroyo, una galería de arte y rematadora que el mes próximo celebrará la subasta número 100. Esta tarde, Ramón y Mengelle, que tienen el mundo bursátil en su ADN, pondrán a prueba el mercado porteño al rematar un conjunto destacado, con varias perlitas muy en línea con la tendencia hacia la geometría y la abstracción que triunfa entre el coleccionismo de arte latinoamericano. Para comenzar hay un acrílico de Polesello de los 70 y dos dibujos de Mac Entyre, que confirman el ojo del crítico Rafael Squirru que siempre vio en Mac Entyre un grande con todas las letras.
Dos obras de Juan Mele, estallidos de color en el marco contenido de la línea; un retrato soberbio de Antonio Berni, firmado por Carlos Alonso, y los de Cortázar y Sabato, por Andrés Cascioli, integran la selección en la que sobresale un paisaje de la pampa firmado por Policastro. Esa llanura infinita del país inmenso, tierra pródiga en tiempos de cólera, es la que ha puesto en jaque al poder en los últimos cien días.