La Bienal de Venecia canta una oda biempensante al poder del arte
Con el lema Viva Arte Viva, la cita, que empieza mañana y está copada por turistas y yates de lujo, ofrece una cara menos política; mucha variedad en los pabellones nacionales
VENECIA.- "En este mundo nuestro, tan lleno de conflictos, el arte sirve de testigo de aquello que nos hace humanos. Es el lugar definitivo para la reflexión, la expresión individual, la libertad y la formulación de las preguntas fundamentales." ¿Suena un tanto naíf? Es el texto que recibe a los visitantes de Viva Arte Viva, la exposición general de la 57» Bienal de Venecia, que se reparte entre el pabellón central de I Giardini y el antiguo Arsenal de la ciudad. Lo ha escrito su comisaria, la francesa Christine Macel. Conservadora del Pompidou, ha escogido a 120 artistas de, literalmente, todas partes del mundo, y los ha dividido en nueve pabellones transnacionales para distinguirlos de los espacios que gestionan los países como verdaderas embajadas artísticas en dura competencia por ofrecer la mejor imagen posible y, de paso, llevarse alguno de los premios.
Viva Arte Viva se divide así en el pabellón de los libros y los artistas, en el de los chamanes, el del tiempo y el infinito, los dolores y los gozos, el de los colores, el de las tradiciones y hasta el de la tierra. Macel ha pretendido una celebración del papel de los creadores en la sociedad y le ha salido una defensa de lo que algunos llamarían "buenismo" y otros, pensamiento positivo.
Macel ha intervenido en la selección con mano dura y sin demasiadas concesiones: la mayor parte de los convocados son autores jóvenes, de fuera del circuito establecido. Hay polacos, sirios, chilenos, noruegos, argentinos, españoles, japoneses, eslovenos e incluso inuit. Hay vivos y muertos, mucho trabajo en equipo y abundantes descubrimientos. Y también alguna que otra estrella, como Philippe Parreno, Franz West u Olafur Eliasson.
Si es cierto que el trabajo de un comisario en la bienal debe consistir en ofrecer una foto fija del arte en el tiempo preciso (los años impares) en que se celebra, entonces Macel lee un presente más esperanzado y menos político que su predecesor, Okwui Enwezor, que echó mano en 2015 de la dialéctica marxista con resultados algo sombríos. Y tal vez tenga la comisaria razones para el optimismo. En un primer paseo por la bienal, se pudo comprobar que en algunos temas coinciden la exposición general y un programa de los pabellones nacionales en el que, como es lógico, hay de todo.
El de Canadá, por ejemplo, es una ruina a la que, mientras espera ser remodelada, antes de 2018, le ha salido una fuga de agua con forma de géiser con la firma del artista Geoffrey Farmer. En el de Alemania, la joven Anne Imhof eleva el suelo del edificio, igual que sucede en el de Brasil, para albergar sus performances. Y si el suizo fantasea con la eterna renuncia de Giacometti a representar a su país en estas olimpíadas del arte, Francia ha convertido el suyo en un estudio de grabación obra de Xabier Veilhan por el que desfilará una impresionante lista de músicos experimentales escogidos por el artista Christian Marclay (León de Oro en la bienal de 2013 por su obra The Clock).
Por lo demás, Venecia luce estos días como acostumbra en tales ocasiones: tomada por los turistas, con yates multimillonarios atracados frente a las exposiciones, la inabarcable cantidad de actos paralelos a la bienal que se celebran en palazzos y fundaciones y su ración de famosos en busca, tal vez, de todo eso que decíamos que la comisaria Macel espera del arte.
El caballo argentino
Hoy se inaugura la impactante instalación de la artista Claudia Fontes, representante del envío argentino a Venecia. El conjunto escultural El problema del caballo está integrado por un animal de cinco metros de alto, que corcovea contra el cielorraso mientras una mujer le toca el hocico, y se enfrenta a una cantidad de piedras suspendidas del techo. Gracias a esta obra, en la prensa extranjera ya señalan a la sección nacional como una de los diez mejores de la Bienal. Con la presencia de Susana Malcorra y el director de Cultura Mauricio Wainrot, esta tarde el Pabellón Argentino quedará oficialmente inaugurado.
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