La belleza de Annemarie Heinrich, multiplicada
En BAphoto, la galería Vasari y la casa Victoria Ocampo del Fondo Nacional de las Artes se pueden ver diferentes facetas del trabajo de esta extraordinaria artista que fue mucho más que la fotógrafa de las estrellas
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Multiplicada. Así se ve por estos días la obra de la genial Annemarie Heinrich, que simultáneamente puede encontrarse exhibida en BAphoto, en la Casa de la Cultura Victoria Ocampo, en la galería Vasari y hasta en una gran exposición colectiva que el CCK inauguró la semana pasada, Simbiología. Es una suerte: en vida, la fotógrafa alemana -nacionalizada argentina- no pudo mostrar todas las facetas de su voluminosa obra. Encasillada como una excelente retratista de estrellas -calificativo que por supuesto se aprecia en su importante trabajo con bailarines, estrellas de cine y del mundo de la cultura en general-, sus otras miradas no despertaban entonces tanto interés. La revancha del tiempo deja apreciar ahora a gran escala una variedad de estas imágenes que consagraron a la pionera de la fotografía a la par de su tarea en estudio, en la calle, desnudos, instantáneas de su entorno más cercano.
“Desde el vamos Annemarie fue reconocida como la fotógrafa del ambiente artístico, de los bailarines, del teatro, pero tenía una inmensa faceta trabajando en lo que amaba -dice su hija, también gran fotógrafa, Alicia Sanguinetti-. En su primer momento no mostraba todas esas otras imágenes, como las de Mar del Plata que recién salieron a la luz con la idea de la exposición de Andrés Duprat, pero la verdad es que ella siempre iba por la calle con la cámara colgada. Estas otras miradas recién se empiezan a ver cuando ella muere y con mi hermano Ricardo nos hacemos cargo de su inmenso archivo y nos ponemos a investigar y dar a conocer la otra faceta Annemarie”, cuenta Alicia, que habitualmente se refiere a su madre por el nombre de pila. “Nosotros desde chicos le decimos a Annemarie, pero en casa era Ma”.
El trabajo creativo que Heinrich (1912-2005) guardaba para sí no llamaba la atención ni el interés de las salas de exhibición y las revistas de entonces. “La fotografía no formaba parte de los museos. Entre las décadas del 40 y el 70 no tenía el lugar que adquirió después”, señala Sanguinetti y destaca el aporte que en esta dirección hizo Sara Facio con la creación de la Fotogalería del Teatro San Martín en la primavera alfonsinista. “Ahí empieza a tomar un impulso”.
Rescatar y conservar sus archivos -también los de Alicia D’Amico (1933-2001)- es una tarea que con mucho esfuerzo y dedicación sus hijos encaran desde el Estudio Heinrich-Sanguinetti para seguir dando a conocer su legado, a un nivel internacional.
Para BAphoto, la galería Vasari hizo una selección del material de Heinrich, que está a la venta entre US$ 8000 y 30.000. Además, la exposición Annemarie Heinrich, la luz entre los cuerpos, en la galería de la calle Esmeralda, integra obras preciadas por los amantes de la danza, como un retrato de Serge Lifar o aquella foto de Renate Schottelius multiplicada -una técnica muy usada por la autora- junto con desnudos, fotomontajes como Savia y cuadros de su serie Manos.
La estación porteña de la muestra itinerante Tres miradas sobre Mar del Plata, que se puede visitar de jueves a domingos, de 14 a 19, en la Casa de la Cultura Victoria Ocampo del Fondo Nacional de las Artes, recorre épocas distintas del balneario argentino por excelencia según la lente de Annemarie Heinrich, Ataúlfo Pérez Aznar y Alberto Goldenstein. Curada por Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes, y Diana Saiegh, presidenta del FNA, fue montada inicialmente en el Museo MAR, trasladada a Buenos Aires y continuará luego su periplo por museos nacionales del país. Escribe Saiegh en el texto que recibe a los visitantes de esta exposición que, en su excursión marplatense, la fotógrafa “inmortalizó la ciudad con sus agudos contrastes de luz en imágenes cercanas al surrealismo”. Y en una sencilla comparación, mide su estatura artística: el aporte que hizo a la fotografía “solo puede compararse al que Borges hizo a la literatura”.
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