¿La banana con cinta no fue su idea? Maurizio Cattelan, ante otro reclamo por derechos de autor
El artista italiano no logró frenar una demanda en Estados Unidos, mientras se desestimaba en Francia otra impulsada por un escultor que realizó varias piezas de sus obras más conocidas
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Una de cal y una de arena. El artista italiano Maurizio Cattelan no logró frenar la semana pasada una demanda por derechos de autor en Estados Unidos, que involucra a las famosas bananas vendidas por 120.000 dólares cada una en Arte Basel Miami, mientras la Justicia francesa desestimaba otra impulsada por un escultor que realizó varias piezas de sus obras más conocidas.
Por lo menos tres ediciones de Comediante fueron exhibidas en 2019 por la galería Perrotin; de inmediato se vendieron dos de ellas y una pasó a integrar al año siguiente a la colección del museo Guggenheim de Nueva York. Una vez pasado el impacto, el público se “apropió” de la obra de múltiples formas: desde un visitante de la feria que literalmente tomó la banana y se la comió, hasta con múltiples memes e intervenciones de street art que se viralizaron por todo el planeta.
En 2021 Joe Morford, un artista californiano, alegó que se trataba de una copia de Banana & Orange, que había registrado en la oficina de derechos de autor de Estados Unidos en el año 2000, y reclamó 390.000 dólares como compensación. Esa es la cantidad de dinero, señala , que Cattelan ganó con las ventas de la obra y las “pruebas de artista”. “La gente es libre de pegar todos los plátanos que quiera en la pared –dijo-, pero no se les permite infringir mi expresión, reclamándola como su propia obra de arte original.”
Según informó la agencia EFE, el juez federal Richard N. Scola, del distrito sur de Florida, determinó el 6 de julio último que debido a la “similitud sustancial” entre ambas obras en esta etapa del proceso -que tiene prevista su fase oral para mayo de 2023- hay motivos para rechazar un pedido de Cattelan de archivar la demanda.
Mientras que Comediante consiste en una banana pegada con cinta gris a una pared blanca, el díptico de Morford está integrado por una naranja pegada con una cinta adhesiva de color gris a un fondo de color verde y, debajo, una banana colocada de la misma manera.
Los abogados de Cattelan argumentaron en mayo que el demandante no podía demostrar que el artista italiano vio su obra antes de crear Comedian, alegaron que las leyes de derechos de autor no permiten reclamar la propiedad de cosas como frutas o cinta adhesiva, y pidieron que se desestimara el reclamo.
En su decisión, según publicó el diario El Nuevo Herald, Scola estimó que si bien Morford no puede ser dueño de la idea de un plátano pegado a una pared, “sí puede reclamar los derechos de autor de la expresión de esa idea”. “Aunque el uso de cinta adhesiva plateada para pegar una banana a una pared puede no presentar el más alto grado de creatividad –sostuvo-, su naturaleza absurda y farsante cumple el ‘grado mínimo de creatividad’ necesario para calificarlo como original”.
En otro frente judicial que tenía abierto Cattelan, que visitó Buenos Aires para inaugurar su obra Eternity en el marco de la semana de Art Basel Cities, la tercera cámara del Tribunal Judicial de París desestimó el viernes una demanda de Daniel Druet, el escultor que pedía cinco millones de euros por haber realizado varias de las figuras de cera que integraron las instalaciones hiperrealistas del artista italiano.
Si este último hubiera perdido, se habría marcado “el fin del arte conceptual en Francia” según alertó Perrotin. Coincidieron con él decenas de galeristas, directores de museos, curadores y coleccionistas, citados en una nota publicada por Le Monde en mayo. En este caso, la Justicia decidió que los derechos de una obra de arte son de quien tiene la idea, no de quien la materializa.
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