La anti-maratón, en San Telmo: un viaje místico en menos de cien metros
Hay estrellas, griales y cruces de topo tipo. El árbol de la vida, la provocadora manzana del pecado original, rituales de iniciación, oraciones de religiones afroamericanas. Todo eso se repite una y otra vez en las obras colgadas en un subsuelo del corazón de San Telmo, uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires. "Yo soy santo", dice la frase pintada sobre unas tablas, bajo una cúpula que invoca el clima introspectivo de las catedrales.
Se impone el silencio al recorrer esta sala dividida en cruz en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, donde abrirá el jueves al público la primera muestra panorámica de Alfredo Londaibere (1955-2017). Un ánimo similar al que provoca en la misma cuadra, en el vecino Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Macba), la exposición que pone en diálogo por primera vez el legado de otros dos grandes artistas argentinos: Luis Tomasello (1915-2014) y Manuel Espinosa (1912-2006).
Allí llegaremos más tarde en este viaje místico, días después de que más de 10.000 atletas de todo el mundo corrieran a toda velocidad por Buenos Aires hasta ubicarla en el Top Five de las maratones más rápidas del planeta.
Es radicalmente opuesto el espíritu que transmite más de un centenar de obras realizadas con distintas técnicas y elementos de las tradiciones herméticas por Londaibere, artista que contribuyó a marcar una era en el arte contemporáneo argentino. Participó de la primera edición de la Beca Kuitca, fue becado para formarse con Luis Fernando Benedit y Pablo Suárez en el Taller de Barracas y llegó a curar la galería del Centro Cultural Ricardo Rojas, donde se presentará el 1 de octubre un documental en su homenaje.
"El arte es un misterio que los artistas desafían profesando nuevos credos . Es un acto de fe y una invocación a la fuerza transformadora de los magos, los chamanes, los médiums, y de todos aquellos que tienen la sustancia de la alquimia y la adivinación. Un acto devocional –un devenir, un Tao– en el que la obra encuentra su real significación, alcanza su zenit", recuerda en el catálogo de 280 páginas Jimena Ferreiro, curadora de Yo soy santo, que este año tuvo a su cargo otra muestra dedicada a Londaibere en la galería Nora Fisch.
El hombre que inspiró a las siguientes generaciones, como docente y desde el mítico espacio Belleza y Felicidad, fue según ella "un artista del método y del retiro, del trabajo laborioso y del compromiso con el hacer, estudioso e intuitivo, secreto y de culto. Un artista que quiso conquistar el cielo mediante una práctica meditativa que se hizo palabra, oración, ícono."
Puro sentimiento
El estado meditativo que se logra en esa sala sin ventanas puede alcanzar la iluminación en otro subsuelo ubicado a pocos metros de distancia. La luz natural que llega de forma indirecta hasta las salas del museo Macba es perfecta para contemplar las obras de Tomasello y Espinosa, que nunca se habían exhibido juntas y ahora conviven en la muestra En torno al cuadrado.
El clima que generan esas obras abstractas, colgadas sobre paredes de concreto, es muy similar al de la Capilla Rothko, en Houston. Catorce grandes lienzos oscuros de Mark Rothko cuelgan en aquel espacio octogonal, concebido hace medio siglo por los mecenas John y Dominique de Menil como un santuario y un foro interreligioso.
Quienes no puedan viajar hasta Texas para experimentar ese oasis espiritual tienen ahora la oportunidad de encontrar otro similar a pocos minutos delmicrocentro porteño. No hay que dejar de detenerse frente a una de las "Atmósferas cromoplásticas" de Tomasello, realizada en 1982: consiste en un cuadrado tridimensional, ahuecado en el centro de otro plano cuadrado negro.
Esta pintura evoca aquel Cuadrado negro sobre fondo blanco de Kazimir Malévich, que abriría en 1915 la puerta a una nueva etapa de la historia del arte. Ese año integró la muestra 0.10 Última exposición futurista, en Petrogrado, en un rincón del techo donde las familias ortodoxas solían colocar íconos religiosos. Con ese gesto se anunció el nacimiento del suprematismo, movimiento artístico que apeló a la abstracción geométrica para evitar referencias de imitación de la naturaleza y expresar de esa manera "la supremacía del puro sentimiento".
"No se disfruta tanto de noche como de día", observa Alejandro Cappelletti, director del museo, mientras señala los reflejos que provoca la luz natural al iluminar planos de colores pintados en el reverso de algunos cuadrados. Un fenómeno tan sutil que exige detenerse y observar, para ver hacia dónde nos lleva ese viaje silencioso e interno.
Para agendar:
-Alfredo Londaibere. Yo soy santo, desde el jueves 26 de septiembre a las 18.30 hasta marzo en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Avenida San Juan 350)
-Presentación del documental Londaibere en el Centro Cultural Ricardo Rojas (Av. Corrientes 2038), el martes 1 de octubre a las 18.30
-Tomasello-Espinosa. En torno al cuadrado, en Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (Av. San Juan 328), hasta el 10 de noviembre